lunes, 30 de marzo de 2020

NUEVOS TEXTOS DRAMÁTICOS DE ANDREA JULIÁ EN DOS PUBLICACIONES.

La actriz, docente directora y dramaturga Andrea Juliá confirma en estos dos libros el porqué de su distinción como Personalidad Destacada en el ámbito de la Cultura por la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 


TEATRO POR LA JUSTICIA (Buenos Aires, Proteatro, 2019) reúne dos obras breves, LA NANA (GUARDIANA DE LA VIDA) y MANIQUÍ (ESTAMPAS DE UN EFÍMERO PASADO), que se conectan -tal como lo señala Pablo Mascareño en el prólogo y en la contratapa-, por recuperar el “pasado sostenido en la memoria” y alzar las voces silenciadas. Ambos textos habían obtenido el premio Tadron en los ciclos 2017 y 2018 “Teatro X la Justicia”, respectivamente. Como en el resto de los espectáculos en ellos presentados circulan “los tópicos de identidad, memoria, justicia y derechos humanos”. ¿Qué es lo determinante, entonces, para destacar la propuesta de Juliá? 

Ante todo, la nueva perspectiva de LA NANA “poema dramático para una sola voz y muchos silencios” –así definido por la autora- generada a partir del juego dialéctico entre la palabra y el grito de Ella, y los secretos bien guardados. Perspectiva que se enriquece por un inusual tratamiento poético del discurso escénico, exploración de escenarios en los que la metáfora funciona más real que lo que se entiende por realidad en una personal apropiación e internalización del mundo lorquiano; pero también del contexto político aludido en una magistral síntesis que remite en el desenlace, al narrador Osvaldo Soriano: “No tengo pena…ni olvido” (p. 29). 

La elección de una travesti como protagonista de MANIQUÍ, sugiere un mundo de ambivalencias, de fragmentación con la imagen de Sasha “medio hombre, medio mujer” (p. 44), y la indefinición “cuerpo centauro y sirena”(p. 52) 

El discurso se caracteriza por la cuidada elección de una prosa poética (“Tengo el corazón mutilado. La carne quebrada. El aire sordo y la piel ausente”, p. 35), una estructura rítmica apoyada en el leit-motiv que se reitera en distintas escenas (“Tan sola estoy que nadie se da cuenta de que estoy sola”), y la repetición y variaciones del término “ridículo” como adjetivo y como adverbio (p. 49) 

Conocedora del funcionamiento del hecho escénico, dosifica equilibradamente en sus breves escenas lo confesional y el relato objetivo. Utiliza el valor simbólico del blanco y el negro y las posibilidades que ofrece el vestuario (trapos y ropas) para ejemplificar rupturas del orden social, jirones de vidas destrozadas y fragmentos de la memoria. 

El lugar central que ocupa lo poético en su construcción dramática se revela al lector en un preámbulo (pp. 7 a 9) a las obras en el que describe su proceso creador (relación entre personaje y escritor), su posición ideológica (militante por el arte) y los efectos iluminadores de un teatro que rescata del pasado aquello que puede alumbrar el futuro. 

JUVENTUD, DIVINO TEATRO (Buenos Aires, Enigma Editores, 2019) reúne cuatro obras dirigidas a actores y espectadores específicos “Textos dramáticos para actores y espectadores jóvenes”: R y J (la historia), ESE TAL POQUELÍN (la historia continúa…), EL SUEÑO DE FEDERICO (La historia sin fin) y GUATANERICONSU (juntos podemos), en las que, más allá de las diferencias de estilo y épocas que supone partir de Shakespeare, Moliere y Lorca, tal como lo indica lo contenido en los paréntesis se verifica la unidad y continuidad entre historia y utopía. 

Convocada por Gabriel Prieto, fundador de “Teatro de la Barda” (Río Colorado) encaró el desafío de realizar “un proyecto artístico y superador” (p. 9): a) “escribir de manera especial versiones originales de obras que tomaran la figura y/o dramaturgia de tres referentes del teatro universal” (los alumnos investigarían sobre esos autores y compondrían personajes “que les permitieran incluir al juego teatral que traían un aspecto más emocional y sensible”, b) organizar el montaje de un espectáculo de nivel profesional . (p. 9). Los jóvenes actores tuvieron una participación activa y protagónica a partir de la premisa “El actor, único artífice de su construcción” (p. 10) que se inició con R y J (2013), se continuó con ESE TAL POQUELÍN (2014) y EL SUEÑO DE FEDERICO (2015), y tuvo su culminación con GUATANERICONSU (2016) producto de una creación colectiva del grupo que apunta a conectar el mundo infantil que se abandona y el adolescente que se inicia y a definir la esencia de los “superhéroes”. 

Creo necesario incluir fragmentos del final del esclarecedor prólogo escrito por Andrea Julia: 

“En las obras que conforman la trilogía el lector va a encontrar textos adaptados e intertextualidad de la obras Romeo y Julieta de William Shakespeare, El Burgués Gentilhombre de Moliere y el universo artístico de Federico García Lorca con algún pasaje de Doña Rosita la Soltera”. 

El principal objetivo fue “acercar los clásicos al día a día de los jóvenes, abordando el tema del amor (…) través de los tiempos; y la incorporación de la mirada del teatro musical como fiesta teatral. También se combinaron las herramientas de las distintas épocas, la inclusión de personajes fantásticos y el entrecruce de lenguajes.” 

Considero de gran valor esta publicación no sólo para los actores, sino para los directores ya que “estas piezas pretenden ser un material abierto en el que se puedan incluir otras intertextualidades según el criterio de puesta en escena que se pretenda encarar.” (p. 12) 





AÑO V, n°213. 

pzayaslima@gmail.com.

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