miércoles, 22 de febrero de 2017

Las memorias de José J. Podestá. Una relectura.


Varios han sido los actores y actrices de nuestro país que han publicado sus memorias de muy variada extensión a lo largo del siglo  XX: Federico  Mertens,  Confidencias de un hombre de teatro. Medio siglo de vida escénica,  1948; Francisco Bastardi, Yo también con mis memorias (50 años de teatro argentino), 1963; Milagros de la Vega, En aguas del recuerdo. Memorias, 1979; Mecha Ortiz, por Mecha Ortiz -textos recopilados, testimonio y notas de  Salvador DÁnna y  Elena  B de D´Anna-1982; María  Ester Podestá,  Desde ya y sin interrupciones. Memorias. –recopilación de Jorge Miguel  Couselo- , 1985; Niní Marshall, Mis memorias,- redactadas en colaboración con  Salvador D´Anna- 1985; Eva  Franco,  Cien años de teatro en los ojos de una dama, 1999, por citar sólo algunas. Mi interés es detenerme ahora en Medio siglo de farándula, las memorias de José J. Podestá, originalmente escritas en 1930 y reeditadas  en  1986 por la  Subsecretaría de  Cultura de la Dirección de Escuelas y  Cultura de la Provincia de  Buenos  Aires en ocasión del centenario del estreno de la versión hablada de Juan Moreira.
El autor  dedica su obra “A los Pueblos del Plata”, y señala en el prólogo sus dos objetivos: el deber  de legar su recuerdo a las generaciones testigos de su “histórica cruzada” y a las generaciones futuras, y fijar  la verdad de los hechos acaecidos a lo largo de su  “odisea” (“fijar la verdad de ellos, con frecuencia alterada por mala información o tendenciosamente, con grave perjuicio de la crónica histórica de nuestro teatro”). Los datos biográficos, familiares y artísticos, así como los referidos al itinerario seguido por las distintas versiones del Moreira y las intimidades de la farándula,  son precisos y detallados, lo que permitió a los investigadores completar sus enfoques históricos, los cuales han sido ya ampliamente difundidos. Me interesa detenerme en otros temas que han sido soslayados o abordados sólo tangencialmente.
 
 El libro ofrece datos  sobre la presencia en nuestro país de payasos de  distintas nacionalidades, un portugués en la compañía de  Raffetto y un cubano en la de Chiarini, ejemplos que revelan la fluida circulación no sólo de compañías, sino de artistas individuales en nuestro continente en las últimas décadas del siglo  XIX. Los comentarios sobre el rol cumplido por los empresarios circenses, teatrales y operísticos ofrecen interesantes aportes a los estudiosos del campo de la gestión cultural; la ejecución del gato y el pericón –el uso de pañuelos y la inclusión  de las voces de mando (versos compuestos por el propio Podestá “para darle novedad escénica”)-, enriquecen la historia de las danzas rioplatense,  la presencia de las autoridades en los espectáculos (Carlos Pellegrini, Benito  Villanueva), y las opiniones vertidas por Bartolomé Mitre, echan luz sobre la relación entre teatro y política; los cuadros estadísticos, que incluyen el número de representaciones y nomina de las obras, aportan datos para un enfoque sobre la recepción.
 
Abundan las descripciones testimoniales sobre numerosos aspectos que hacen a la historia de la vida cotidiana: las rutas ferroviarias, los caminos transitados por  carretones tirados por caballos o bueyes,  las estancias primitivas, las invasiones de los indios. Precisamente una fortuita relación con los Pilagas en Formosa le inspira la redacción de tres páginas de denuncia de una situación de explotación (“Una aventura con indios”) y a los que ve como “infelices desheredados de toda consideración y lástima”, como “eternas víctimas de la tan decantada civilización y democracia moderna”, ignorantes víctimas que  forman parte de una raza que se debilita por el alcohol y condenados a su extinción por la tisis y la sífilis. Valiente denuncia que involucra como responsables a las autoridades políticas y judiciales.
 
Finalmente, su crítica a los críticos y su reconocimiento al historiador  Vicente Rossi, lo ubica en el punto que ideológicamente lo definiera, el nacionalismo y la importancia de la cultura popular. No es casual que en sus palabras finales leamos:
 
“… ambula mi farándula de pueblo en pueblo… triunfando siempre en el inalterable espíritu popular con la evocación nativa del canta y la danza autóctonos, que dicen de la  patria mejor que todas las historias y emocionan más que todas las hazañas de sus héroes”.
 

sábado, 11 de febrero de 2017

I.D.I.O.TA. UN TEXTO DE JORDI CASANOVAS EN BUENOS AIRES.

La obra de Jordi  Casanovas, adaptada y dirigida  por  Daniel  Veronese en el inicio de la temporada  2017 en el Teatro El Picadero se ha convertido en una exitosa convocatoria, y la obra ofrece algunos puntos interesantes sobre los cuales reflexionar. Ante todo lo que se refiere al título ya que su relación con el texto implica un tratamiento específico de la referencialización. Mientras  que en el teatro del absurdo título y texto solían contradecirse, y los referentes quedar neutralizados, en este caso el texto se refiere al título y viceversa, al tiempo que se juega con la evaluación que del título realiza el espectador. El código implícito la  “idiotez”, que parece estar encarnada en Carlos Varela (Luis Machín), se enrique a lo largo del desarrollo de la acción un sistema de referentes que permite su aceptación por parte de los receptores y se termina de completar con la explicación que da la Doctora  Edeltraud  (María José Gabin) sobre el éxito de un proyecto de investigación  -su sigla también se identifica con el título de la obra- sobre el nivel de tolerancia a los autoritarismo por una parte de la humanidad (se trate de españoles –según el autor- o de argentinos-según esta versión. La idiotez como resultado de una mezcla de mediocridad, carencia de valores espirituales, cobardía e individualismo.
Nos encontramos frente a un teatro realista del siglo XXI, realismo entendido en el sentido que le  diera en los años ´80 el director español Jordi Mesalles, no como reflejo de la realidad sino capaz de mostrar la realidad como teatro y demuestre cómo funciona lo real; una teatralidad que ayude  a desmontar algunos mitos actuales, y los mecanismo de reproducción ideológica (El Público,  Verano, 1984, p. 50).
 
La puesta recurre a puntuales “apartes” que congelan el tipo y amplía el espacio al tiempo que convierten al público en un destinatario específico. Las proyecciones con sus primeros planos y su evidente contemporaneidad con lo que sucede en el afuera y lo que está sucediendo en el escenario funcionan como elementos determinantes del desarrollo de los acontecimientos. La marcación en el cómo encarar la representación de los personajes refuerzan las oposiciones sobre las que originariamente fueron concebidas por el autor: hombre y mujer (mitos sobre lo que supone es propio de lo masculino y de lo femenino), el ignorante manipulado y la investigadora manipuladora; el sujeto al que una crisis lo modifica y pone en evidencia, la profesional que se mantiene inalterable ante los acontecimientos. Los cuerpos de los actores, con sus actitudes posturales y gestualidad  (y por momentos su carencia), los tonos y el volumen de la voz subrayan este diseño de campos polarizados.
 
La elección del espacio escenográfico luminoso pero cerrado, aséptico, y gobernado tecnológicamente desde un afuera que no se puede controlar permite el tránsito desde un optimismo triunfante a la irracionalidad despiadada; como en el barroco  -pero en este caso a través de elementos tecnológicos del siglo XXI- se propone un juego de espejos que permite aflorar en el individuo lo primitivo, el desengaño, y la soledad. Los logros de la ciencia y la razón no contribuyen al progreso sino a potenciar “crisis”, que no siempre los seres humanos están preparados para resolver. Si el motivo del encierro remite a Sartre; la existencia de un afuera amenazante y desconocido para algunos de los personajes, a Pinter.
El texto desde los comienzos ofrece una acción que progresivamente se va convirtiendo en una historia; es mérito de esta puesta en escena que la acción temática se  convierte en un desarrollo que atrapa al espectador hasta el final; convierte a las palabras del texto en un efectivo “verbo proferido y activo” (Ghéon), la relación inseparable que motoriza entre los personajes y  la escenografía genera  “una impresión única y armoniosa” (Rouché).  Veronese se ubica así en un afinado intérprete de Casanovas.

viernes, 3 de febrero de 2017

ANÍBAL ZORRILLA, UNA ENTREVISTA DE PERLA ZAYAS DE LIMA

La figura del maestro Aníbal Zorrilla, pianista, compositor docente e investigador ha cobrado relevancia en nuestro país en estos últimos años, especialmente por sus trabajos en el campo de estudio del ritmo en la danza y otras disciplinas artísticas, y en la experimentación con las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías.

PZL- ¿Cuáles fueron las motivaciones para focalizarte en el ritmo en la danza, tema que aparentemente debía estar ampliamente estudiado?

AZ- Cuando nuestra institución se transformó de un profesorado a una universidad, primero Instituto Universitario Nacional del Arte y luego Universidad Nacional de las Artes, comenzaron a desarrollarse actividades propias de la universidad que en el profesorado no existían, como la investigación y la extensión, entre otras. Las autoridades de la Universidad y del Departamento de Artes del Movimiento estimularon a los docentes a involucrarse en estas actividades y a formar equipos para presentar proyectos al Programa de Incentivos a la Investigación de la Secretaría de Políticas Universitarias. Para mí fue una oportunidad de desarrollar una cantidad de inquietudes que tenía desde hacía mucho tiempo y que surgían de nuestro trabajo cotidiano en las clases de danza. ¿Porqué había alumnos que resolvían los problemas de la ejecución rítmica y otros no? ¿Porqué era tan difícil que los alumnos con dificultades las superaran? ¿Estaríamos haciendo algo mal nosotros los docentes, habría algo en nuestra manera de abordar la materia que no ayudara a los alumnos, sino más bien que fuera un obstáculo para ello? Junto con Claudia Barretta y Leticia Miramontes, docentes de Danza Moderna y Danza Clásica respectivamente formamos el Equipo de investigación sobre el Ritmo en el Arte, EIRA, que tuvo el honor de contar con tu dirección, hoy conformado por Miramontes, Melisa Galarce y yo. Comenzamos a hacer un relevamiento bibliográfico de autores como Rudolf von Laban y Jaques Dalcroze, entre otros, y además elaboramos un cuestionario que les presentamos a nuestros colegas para conocer sus ideas sobre el ritmo. Encontramos que si bien hay mucho escrito sobre el ritmo y que muchos autores y docentes le dan una importancia capital tanto en la enseñanza como en la práctica de la danza, falta una teoría general de la estructura rítmica con un marco conceptual claro que permita formular métodos analíticos que sean productivos en la clase, en la interpretación y la creación. Y además los conceptos comunes entre nuestros colegas están mal definidos, se emplean palabras como “cuenta”, “tiempo” y “compás”, por ejemplo, pero para cada docente tienen un significado distinto y no forman parte de un sistema conceptual coherente. Finalmente encontramos que efectivamente hay obstáculos importantes en nuestra forma de enseñar el ritmo en la clase, como sobrevalorar el aspecto métrico del fenómeno rítmico, asociado a un abordaje excesivamente formal de la danza y a los aspectos normativos de la enseñanza, y darle un lugar muy secundario a los aspectos dinámicos y acentuales del movimiento, más asociados a la subjetividad y a la individualidad del estudiante; también es muy perjudicial abordar el ritmo como si fuera un fenómeno “musical” y no propio de la danza, del cuerpo del bailarín. Abordamos todos estos temas en nuestro libro “Ritmando Danzas”, del año 2013, con el que pretendemos abrir la discusión en la comunidad de la danza.

PZL-Sé que tus trabajos se han difundido en Europa, creo que más que en nuestro país. ¿Podrías explicar el fenómeno?

AZ- Así es, el historiador francés Pascal Michon, que mantiene el sitio web Rhuthmos dedicado al estudio del ritmo se encontró con nuestro blog Teoría y Práctica del Ritmo y me escribió pidiéndome que le permita publicar uno de nuestros artículos. Naturalmente que accedí, y luego también mis colegas de investigación publicaron los suyos. Así comenzó una relación profesional que luego se transformó en personal cuando tuve la oportunidad de conocerlo en ocasión de mi viaje a Francia en el año 2013. Lo que sucede es que en Europa y en Francia en especial hay una tradición de estudios sobre el ritmo como un elemento fundamental para comprender los procesos sociales, antropológicos y políticos que tiene antecedentes en el siglo XVII y que toma forma con Lúcio Alberto Pinheiro dos Santos, Gastón Bachelard y Henri Lefebvre y sus estudios sobre la vida cotidiana una primera formulación. Pero ya en la segunda mitad del siglo XX autores como Foucault, Barthes, Serres y Deleuze, además del poeta y crítico literario Henry Meschonnic, entre otros, desarrollaron una serie de postulados teóricos en los que el fenómeno rítmico adquiere especial relevancia en contraposición con la idea de estructura propia del estructuralismo dominante hasta la década del 70. Muchos estudiantes de historia, antropología y ciencias sociales están orientando sus intereses en esta dirección, lo que se refleja en la cantidad de tesis de doctorado que tratan sobre el ritmo en estas materias. No conozco autores argentinos que esté trabajando en esta dirección, lo que no quiere decir que no existan. Claro que nuestro interés se centra en el ritmo en la danza y el arte, ya que no somos antropólogos ni filósofos y si bien nos interesa mucho el tema lo abordamos como aportes a la comprensión del ritmo en el arte desde una perspectiva multidisciplinaria.

PZL- ¿A partir de qué momento te involucras en el empleo de herramientas digitales?

AZ- Desde el año 2006 debido a mis actividades de composición musical para obras teatrales me involucré en el empleo de herramientas digitales para la composición, edición y masterización de bandas sonoras; pronto descubrí el lenguaje de programación visual Pure Data con el que me introduje en un mundo totalmente nuevo para mí y que ofrece posibilidades inesperadas. Poco tiempo después conocí a la Dra. Ludmila Pimentel, docente, investigadora y artista brasileña que vino a Buenos Aires a través de nuestro Departamento y nos hizo conocer el entorno de programación visual Isadora, un software orientado al procesamiento de imagen en tiempo real en eventos performáticos que funciona de manera similar a Pure Data. Con mi colega Maximiliano Wille presentamos un proyecto de investigación orientado a la creación de obras de danza concebidas desde la inclusión de la tecnología digital interactiva en la creación coreográfica y la improvisación, además del estudio y experimentación sobre la relación entre el cuerpo y estos espacio-tiempos virtuales, las necesidades y posibilidades que ofrecen y demandan de él. Con este equipo al que llamamos Equipo de Investigación en Tecnología Aplicada a la Danza, InTAD, hoy integrado además por la Lic. Sandra Reggiani y el Prof. Juan Carlos Ramayo, realizamos muchas actividades como talleres y seminarios de experimentación y creación coreográfica, dos Residencias sobre performance y tecnología digital interactiva, cuatro Jornadas de Intercambio, y creaciones escénicas con el Grupo de Experimentación en Artes del Movimiento de nuestro Departamento, GEAM, y con coreógrafos independientes.

PZL- ¿De qué manera el resultado de tus investigaciones han incidido en tus trabajos creativos?

AZ-Bueno, mi actividad creativa más importante es mi trabajo cotidiano en las clases de danza como pianista. Hago esto desde el año 1977 y de una manera muy personal, ya que siempre toco música mía, improvisada en el momento. Allí es donde la investigación sobre el ritmo me permitió desarrollar nuevas formas de hacer el trabajo, enfocándome no sólo en el carácter de las secuencias de movimiento, el fraseo, la intención pedagógica del docente de danza y demás elementos que me preocupaban desde que empecé a trabajar, sino que además me preocupé en estimular una escucha y una vivencia rítmica distinta. Naturalmente que el fraseo, la cuenta, el compás y la métrica en general están presentes, salvo en raras ocasiones, pero intento crear piezas con procedimientos rítmicos que obliguen al bailarín que está haciendo la clase a practicar una escucha activa sin la cual no pueda seguir la música. Muchas veces se señala como un problema en la formación del bailarín un escaso desarrollo de la audición; quizás esta sea una forma de enfrentar esa carencia.

PZL- Desearía que especificaras en qué estado se halla tanto la investigación como la aplicación en el campo de la música y la danza de las nuevas tecnologías.

AZ- Bueno, el panorama es muy distinto en cada disciplina. La música y la tecnología tienen por así decirlo una tradición secular y el músico en general tiene una relación bastante cercana con ella, a través de sus instrumentos principalmente, pero ya en el siglo XX con el desarrollo de la electrónica que se usa en la amplificación y grabación del sonido esta relación se expandió y profundizó en gran medida. Casi no existe un músico que no conozca y no pueda manipular hasta cierto punto la tecnología de su instrumento, ni que no conozca algo de la técnica del sonido. Esto hizo que la tecnología digital encontrara una población de músicos ya previamente entrenados y permeable a nuevos desarrollos, y hoy la inmensa mayoría de la música que escuchamos tiene algún tipo de proceso tecnológico digital, aún la ejecutada en vivo en muchas ocasiones. En el caso de la danza, si bien también hay una larga tradición de uso de tecnología, esta es mucho mas sencilla y muchas veces es aplicada a aspectos escénicos más que a la danza en si: normalmente está a cargo de especialistas que no son los mismos bailarines o coreógrafos, sino escenógrafos, vestuaristas, zapateros, iluminadores y demás. Por lo tanto la relación entre el coreógrafo o el bailarín y la tecnología digital es mucho más lejana y problemática. Esta situación está cambiando debido a la accesibilidad y enormes posibilidades que ofrece el empleo de dispositivos digitales, y cada vez se ve más tecnología digital en espectáculos comerciales como comedias musicales y música pop que incluyen números de danza, por ejemplo, o en la aparición de nuevas disciplinas como el video danza y obras performáticas interactivas, obras site-specific, espectáculos que emplean sitios web, entre otros. En general consiste en el procesamiento en tiempo real del video digital, pero también en el aprovechamiento del espacio virtual, por ejemplo haciendo que aparezcan en el espacio escénico performers ubicados en otros lugares, otros países por ejemplo. Otra diferencia importante es el volumen de recursos que se vuelcan a estas disciplinas, el destinado a la música es enormemente superior, y la danza aparece muchas veces como una parte secundaria de video clips y otro tipo de producciones musicales.

PZL- Cuáles sería tu evaluación de los resultados de los congresos internacionales que organizaste y el aporte de las importantes figuras que lograste convocar?

AZ- La danza es una actividad sin una tradición académica comparable a otras artes, como la arquitectura, la pintura y la música, por dar solo algunos ejemplos. Debido a la escasa existencia de ámbitos de vinculación y transmisión de conocimientos estas actividades tan importantes son en la mayoría de los casos circunstanciales y de poco alcance, lo que agrava el problema del aislamiento de los profesionales e investigadores que por otra parte existe en cierta medida en todas las disciplinas. Desde nuestra institución, el Departamento de Artes del Movimiento, realizamos ya cuatro Jornadas de Intercambio en Tecnología Aplicada a la Danza con participantes locales y de países cercanos, Chile y Brasil, con el fin de cambiar esta situación en el campo de nuestra investigación. La posibilidad de compartir enfoques teóricos, estrategias creativas e investigativas es invalorable. Pero quizás el resultado que haya tenido más impacto en nuestro trabajo es la comprensión de las dificultades que presenta nuestra actividad, tanto por los problemas de la actividad en si como los que enfrentamos en nuestro entorno: cada uno pensaba que era el único que tenia determinadas dificultades, cuando en realidad eran comunes, aun en otros países con realidades muy distintas a la nuestra. Este reconocimiento nos permitió enfrentar los inconvenientes con una mirada más realista y menos acomplejada. Otro resultado muy importante es la cooperación en cuanto a recursos y ámbitos de desarrollo, por ejemplo Alejandra Ceriani, que dirige la Cátedra Libre Educación y Mediación Digital en Danza de la Universidad de La Plata, está trabajando con escuelas de educación media en su ciudad; sus estrategias y formas de trabajo se pueden aprovechar para que otros investigadores que quieran seguir ese camino se enfrenten mejor con los problemas que ella ya superó. Ludmila Pimentel, de la Universidad Federal de Bahía, Brasil, tiene acceso a una tecnología inalcanzable para nosotros por el momento, pero sus experiencias pueden ser útiles para quienes en un futuro puedan acceder. Emiliano Causa, también de la UNLP, es un artista tecnológico con mucha experiencia, y sus aportes sobre todo teóricos fueron fundamentales. Me olvido de otros colegas, naturalmente; espero que nuestra experiencia le haya resultado interesante a ellos también.

Con respecto a las Jornadas Internacionales sobre el Ritmo en el Arte, que organicé junto con el equipo EIRA y nuestra colega Carla Fonseca, docente de Rítmica Dalcroze en el Departamento de Artes Dramáticas de la UNA, que llevan dos ediciones, la cantidad de personalidades extranjeras que pudimos convocar, de Austria, Alemania, Bélgica, Portugal, Italia, Brasil y algún otro país que ahora no recuerdo fue sorprendente, sobre todo tomando en cuenta la ausencia total de presupuesto para viajes y alojamiento. En gran parte esto se debió a la existencia de relaciones personales de mi colega Fonseca con muchos de ellos a través de las instituciones Dalcroze, mantenidas y desarrolladas durante largo tiempo. Organizamos talleres, masterclass, espectáculos, y también mesas de discusión y de ponencias. De todas maneras siento que tenemos retos pendientes: el volumen de producción teórica fue menor al que esperábamos, los problemas de organización y la ausencia de presupuesto dificultaron mucho la difusión, tenemos pendiente la publicación de los trabajos presentados, en fin, me da la impresión de que todavía no encontramos la manera de hacer que todo ese caudal de eventos y personalidades alcance el impacto que debiera tener. Para la tercera edición programamos dos eventos separados, las Jornadas como un conjunto de actividades orientadas a la práctica, con talleres, muestras y espectáculos, y la Conferencia, directamente orientada a la producción teórica.


PZL- Hasta ahora nos hemos enfocado en el pasado reciente. Creo que resultará estimulante conocer cuáles son tus proyectos en el mediano y largo plazo, tanto en el campo de la investigación como en el de tu producción?

AZ- Este año va a ser muy importante para ambas investigaciones. En el proyecto sobre el ritmo en el arte estamos organizando una Conferencia Internacional sobre el Ritmo en el Arte, a realizarse en octubre, entre el Instituto de Filosofía de la FCSH - Universidade Nova de Lisboa, Portugal, y la Universidade de Brasília, Brasil y nuestra Universidad; además de las terceras Jornadas sobre el Ritmo en el Arte y un Taller de Ritmo en la Composición Coreográfica. Con el equipo InTAD ya empieza nuestra primera actividad del año el 30 de enero, la Residencia Artística en Tecnología Interactiva en el Club Cultural Matienzo, que es una nueva edición de la realizada en el 2015 de la cual participaron treinta y cinco artistas de Buenos Aires, el interior de nuestro país y dos que vinieron de San Pablo especialmente. La Residencia es un espacio de trabajo intensivo e integral que prioriza tres ejes: la enseñanza, uso y manejo del software Isadora como herramienta creativa en la manipulación de imágenes y sonido en tiempo real aplicada a la escena artística; el trabajo colectivo e interdisciplinario a modo de laboratorio/clínica como espacio de creación y composición; y finalmente todos los aspectos que demanda la organización y difusión de la muestra de cierre. Los residentes tienen el desafío de realizar una performance utilizando las nuevas tecnologías y enfrentarse a todos los problemas que presenta, con la necesidad de encontrar una solución viable y realizar la muestra exitosamente. En la primera se produjeron cuatro performances muy distintas, pero en todas ellas el público era un performer más. Además los distintos espacios estuvieron intervenidos aprovechando sus particularidades y transformando lo que al principio podía verse como limitaciones y dificultades en características particulares que participaban de la creación de sentido de la obra.

Además en nuestro Departamento vamos a sostener un Laboratorio Permanente de Tecnología Interactiva y Danza, con el fin de estimular la producción dentro de este campo. Lo que nos pasa es que en los talleres que hacemos periódicamente desde hace seis años los asistentes trabajan con mucho entusiasmo, pero por varias razones luego no se produce la cantidad de obras que esperamos. Creemos que al contar con un espacio dentro de la institución para estudiar, experimentar y compartir proyectos, dificultades y soluciones podamos apoyar a los creadores que quieran emplear esta tecnología. También vamos a realizar un taller que llamamos Taller de Informática Elemental para Artistas, debido a que nos encontramos con que muchos interesados tienen un gran entusiasmo pero un manejo muy restringido de las herramientas digitales que dificulta mucho su empleo en la actividad artística. Esperamos que con estas y otras estrategias podamos llegar a fin de año con una cantidad de obras performáticas dentro de esta disciplina, que nosotros llamamos Coreografía Digital Interactiva, suficientes como para hacer una buena muestra.