viernes, 16 de diciembre de 2022

MILENA E IRENE PERIODISTAS, DRAMA, HISTORIA Y FICCIÓN SEGÚN ARZOUMANIAN Y CARACCIOLO.

 

 A comienzos del siglo XV Christina de Pizán advertía que la historia “sudaba testosterona” y recordaba la necesidad de construir además de una “history una herstory”[1].

El espectáculo que hoy nos ocupa nos sumerge en una apasionante “herstory”. Tal como lo señalan sus autores, “Milena Jesenská murió en 1944 en el campo de concentración Ravensbrück, en Alemania.  Tenía 48 y había estado en cautiverio durante cinco años. Irene Polo se suicidó en 1942 en Buenos Aires.  Tenía 32 años y nunca pudo regresar a Barcelona.” Y enhebran las biografías singulares con los elementos contextuales más significativos: “la segunda guerra mundial, la guerra civil española, el periodismo, el amor, el sacrificio, las cuestiones de género y el suicidio”

El diseño sonoro de Mariano Abrate, la iluminación de Marcelo Cuervo, el vestuario de  María  Beatriz  Troia y la escenografía de Marcelo Valiente se focalizan en mostrar las similitudes que unen a estas  contestarías mujeres, interpretadas por las  actrices  Gabriela  González López y Luciana  Procaccini. El encuentro de ambas heroínas es ficcional, nunca se conocieron. Irene se enfrenta a fascismo, Milena, al nazismo. Sin embargo, es el “espacio atemporal” en el que se desenvuelven el que les otorga una tragicidad esencial, al actualizarse nuestro presente y nuestra historia.

El texto abre una serie de interrogantes que exceden el tema central: las coincidencias de las dos periodistas que se rebelaron contra el contexto sociopolítico de su tiempo.  Si bien de modo inmediato parece posible encuadrar la ora en las categorías “encuentro ficcional” y “problema de género”, recurrentes en nuestros escenarios en los últimos años, Ana Arzoumanian (autora) y Román Caracciolo (autor y director) y proyectan interrogantes a otros campos. Uno de ellos, la función del periodismo, ¿informar?, comunicar? (el periodista no puede  usar “palabras viejas” frente a hechos que son nuevo” -afirma el personaje de Irene), ¿funcionar como agente del cambio histórico? (o, como afirmaba un autor, cuyo nombre, desafortunadamente, no recuerdo, como “el borrador de la historia”).

Estas preguntas conducen a otras igualmente vigentes: cuál es el rol de la literatura y el teatro a partir del valor de las palabras, la relación de las palabras con la guerra y la muerte, cuál es el destino de los niños en las guerras organizadas por los adultos[2],  los problemas a la hora de traducir (para  Milena traducir es “velar las palabras y darles sepultura”).

El espectáculo, de acuerdo con la propuesta del texto, se focaliza en mostrar los vínculos entre las dos protagonistas. Un espacio rectangular, en cada extremo un hemiciclo; en dos gradas enfrentadas, los espectadores que son interpelados por los personajes; el vestuario (diseño y colores) que hermanan a las actrices que los encarnan, los dos prólogos en los que sus interrogantes y sus “visiones” coinciden y se complementan. Esto se refuerza en cada una de las secuencias que se suceden: para ambas “lo que se puede mostrar no se puede decir” (Segunda secuencia), sus reflexiones sobre  la guerra y el destino de los niños en ella (Tercera y  Cuarta secuencias), la utilización de metáforas para hablar  de la posibilidad del amor en ese contexto (Quinta secuencia).

En el epílogo, la conexión entre ambos personajes se consolida: ambas quedan “secas” como la YERMA lorquiana. Irene ya no tiene más palabras; Milena, de escribir, lo haría para la infinitud. (Proyección hacia atrás, la memoria; proyección hacia el futuro, la utopía). Ernest Bloch sostenía que  “el hambre se convierte  en fuerza productiva, en un siempre renovado estallido del combate de un mundo imperfecto”; podemos metafóricamente trasladar esta idea  a MILENA E IRENE:  los estragos de la guerra funcionan como fuerza productiva, cohesionan, otorgan fortaleza  y paradojalmente “lo que salva mata”.[3]

 El espectáculo dirigido por Román Caracciolo disuelve las fronteras de categorías como “teatro político, “teatro histórico”, “teatro social”, “teatro poético”, las vuelve porosas y las integra en un acontecimiento que coloca al hecho escénico en un lugar privilegiado para gozar del “placer del texto”.

 

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AÑO VI, n° 263

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[1] Laura Ventura, “El clamor feminista cambia la literatura”, LA NACIÓN REVISTA, del 4 al 10 de marzo de 2018, pp. 9-12

[2] Arzoumanian, autora de LA GUERRA ES UN VERBO, hace suya una frase armenia: “La muerte inconsciente es muerte. La muerte consciente, inmortalidad”

[3] Reportaje de Ignacio Hutin a Ana Arzoumanian , “La guerra es un  gran elemento de cohesión, un dador de sentido; la locura es total porque lo que salva, mata” (Infobae  15/08/22).

martes, 13 de diciembre de 2022

NUEVAS PROPUESTAS EN LA INVESTIGACIÓN SOBRE LAS ARTES DEL ESPECTÁCULO.

 El año 2022 se cierra con interesantes propuestas en el campo de la investigación en el área que corresponde a las artes del espectáculo, en variado formato: publicaciones, encuentros internacionales muestras de obras. Entre las seleccionadas se encuentran las referidas al sonido, al estudio del ritmo, y a la danza.

1.

Acaba de aparecer en versión digital el libro TEATROFONÍA. VOL. 1, LO SONORO COMO ARTE Y DISEÑO, de Mirko Mescia, quien reconoce que las 238 páginas y 76 imágenes que lo componen es producto de la colaboración de museos, galerías, compañías de teatro y diseñadores de los cinco continentes.  El cuidado con el diseño de la tapa y contratapa -acertada la elección del editor Daniel Wolkowicz, de la fotógrafa Alejandra López y la diseñadora Rebeca Ricosta-  revela las relaciones no siempre simétricas entre sonar y escuchar: “Sonar implica escuchar, pero escuchar, como imagen, no implica siempre sonar”, sostiene el autor. Dedicado a Mariana Elizalde, quien en su oportunidad lo había impulsado a la publicación de PUNTOS DE OÍDO: Entrevistas y conversaciones sobre música y sonidos con directores del teatro argentino (Bs. As., Corregidor, 2014, prólogo de J. J. Lemetre y R. Rudnitzky), incluye palabras introductorias de Marcelo Moncarz, que contribuyen a enriquecer este volumen y descubre la habilidad de  Mirko Mescia para   formular “muy buenas y bellas preguntas”  que invitan a que  cada uno formule las propias .

El libro busca generar en los receptores tres efectos principales:  cambiar la manera de escuchar, cómo prepararse (o no) para trabajar por encargo, y cómo tapar “los agujeros visuales con sonidos”. La organización del libro como totalidad es absolutamente diáfana y el contenido de los capítulos es conciso y pertinente. Desde el mismo título propone al lector considerar al Arte y el Diseño (al igual que a la Forma y Estructura, y a la Fantasía y Creatividad) como “dos caras de una misma moneda (…) Interesantes por separado. Poderosas cooperando”.  Con gran lucidez logra demostrar que “el silencio no existe y que los oídos están siempre abiertos”.

Como músico y director de teatro formado en la composición y los efectos sonoros en las distintas artes escénicas, en sus cursos investiga cómo el uso, no uso o abuso de los sonoro influye en dichas artes; y en conversaciones con heterogéneos receptores plantea interrogantes como ¿Escucho o me escucho? ¿Es posible modificar la tendencia que tenemos de leernos en lugar de “leer”?

Esta publicación, en la que la palabra y la imagen, los sonidos y los silencios se retroalimentan, revela una investigación sistemática, destreza a la hora de argumentar, coherencia en sus reflexiones, pero también “humor”, producto de la mirada del autor sobre los seres humanos/artistas, sobre su propia autoridad como creador, y el carácter de su imaginación poética.

2.

Desde hace más de una década el maestro y compositor Aníbal Zorrilla se ha consagrado a la investigación sobre el ritmo, publicando  el resultado de las mismas en publicaciones nacionales e internacionales, especialmente en  Francia. En 2020 publicó ESTÉTICA Y POLÍTICA DEL RITMO obra en la que reunía los trabajos presentados en la I CONFERENCIA INTERNACIONAL EL RITMO EN EL ARTE. Allí quedó comprobado que “el ritmo es un elemento central en la creación de sentido en el arte, y su configuración es tal que requiere un abordaje multi, inter y transdisciplinario”

Actualmente integra con el equipo que dirige el Comité Organizador de la II CONFERENCIA INTERNACIONAL EL RITMO EN EL ARTE en un intento de dar continuidad y   consolidar lo que él considera un campo de estudios emergente. La investigación sobre un tema que ofrece complejas   aristas puntos de acercamiento: “La diferencia de materiales, procedimientos y acontecimientos enmascara la semejanza de fenómenos rítmicos que son similares en distintas artes y ocultan su identidad o su homología.” La importancia de este encuentro a realizarse en la sede central de la Alianza Francesa de Buenos Aires el 11 y 12 de mayo de 2023 radica, ante todo, por su carácter presencial que implica un activo y eficaz intercambio interpersonal y todas las ideas que dan expuesta a una fructífera discusión. De hecho participan treinta colegas de lugares tan distintos como Francia, Portugal, India, Hawai, Estados Unidos, Inglaterra, Chile y de diversas universidades de la Argentina.

El Comité Científico integrado por calificados investigadores de Universidades Nacionales (UBA, UNA, Universidad Nacional de Córdoba, Universidad del Centro de la Provincia de Buenos Aires) y de la Universidad Nova de Lisboa garantizan el nivel de calidad de los trabajos. Quienes integran el Comité Organizador: Sylvia Edo, Belén Errendasoro, Salomé Lopes  Coehlo, Silvia  Pritz, María Concepción  Sudato, Susana Temperley y el citado  Aníbal  Zorrilla  proponen un amplio campo de análisis: ritmo y sentido, ritmo y lenguaje, ritmo y rítmica, ritmos y materialismo, ritmo y forma, ritmo y norma,  ritmo y sociedad,  ritmo e investigación basada en la práctica, ritmo y educación. Esto implica el desafío de instalar una agenda académica que incluya de modo permanente “múltiples configuraciones, entendimientos”, que trascienda, lo musical y artístico, y pueda enriquecerse con aquellas perspectivas científicas y filosóficas que surgieron a comienzos del siglo XX.


3.

Un Festival de Teatro, Música y Danza se suma a la celebración de los 30 años de la  Danza Integradora.

Con el apoyo de Iberescena entre el 25 de noviembre y el 4 de diciembre se está desarrollando de forma presencial y virtual en distintas sedes (Buenos Aires, Jalisco, México y Bogotá) el Festival internacional de Teatro y Tradiciones Nativo Americanas (FTTNA), en la que participan cuatro compañías internacionales invitadas y cinco compañías argentinas. Obras de teatro, montajes interdisciplinarios, espectáculos de narración, música y objetos, exposiciones de fotografía pintura y escultura integran este proyecto en el que las artes escénicas, las artes visual y músico-sonoras cuyo objetivo es- en palabras de sus organizadores “reforzar redes para ir desdibujando  barreras y así  contribuir al rescate, difusión y visibilización de parte del patrimonio  cultural intangible en  América Latina”,  lo que propicia “un reconocimiento de sí mismo a partir de la otredad y de la diversidad de la misma.

Un lugar especial lo ocupan espectáculos y debates sobre el tema de la negritud, que continúa siendo conflictivo en muchos lugares de América Latina, tanto en el campo socio-político como en el cultural y psicológico. NINI FARE AFRICA, RAÍZ DE ÉBANO Y MALAMBO, más allá de la calidad de sus coreografías y el talento de sus intérpretes ponen en evidencia que “no somos todos blancos” y no es posible seguir negando y/o silenciando la negritud. Los cuerpos de los intérpretes transmiten el mensaje identitario y revelan el cordón que fuertemente los conectan con sus orígenes africanos


La Asociación de Danza Integradora Argentina (ADIA) celebra con el Grupo Alma sus tres décadas de labor. El acto homenaje “Motorizando Utopias” y el espectáculo “El lugar donde Estamos”, respectivamente, muestran el camino a seguir en el que la teoría y la praxis, la pasión por arte y la responsabilidad de asumir compromiso conviven y se retroalimentan. Lo originariamente “utópico” se concreta en un tiempo y en un lugar en el espectáculo del Grupo Alma de Danza Integradora, primer grupo de danza inclusiva de argentina, formado por bailarines con y sin diversidad funcional fundado y dirigido por Susana González Gonzen 1997. A lo largo de   25 años este grupo de danza contemporánea pone en escena artistas en sillas de ruedas y otros sin limitaciones motrices. Logra así un doble efecto: por una parte, permite que unos superen y optimicen sus limitaciones, y por otra, desafía a creadores y receptores modifiquen sus percepciones originales sobre lo que implica ser un “cuerpo danzante”.


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AÑO VI, n° 262

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viernes, 11 de noviembre de 2022

DOS BACALAOS NORUEGOS. UNA OBRA DE CLOWN METAFÍSICO.

 

Dentro de la línea del género clown, este espectáculo se constituye como un verdadero hito tanto por la idea constructiva, por la puesta en escena y por las actuaciones. La confluencia de tres ítems lo definen: la improvisación, la creación colectiva y la relación físico/metafísico.

Varios son los coautores: los actores (Octavio Bustos y Leticia Torres), la directora (María Rosa Frega) y el asesor dramatúrgico Patricio G. Bazán. El resultado de la improvisación es absolutamente perfecta por la formación profesional de los actores: Bustos, formado por directores como  Ricardo  Bartis, Paco  Giménez y  Maria  Ester  Fernández, y especialistas en clown como Guillermo  Angelelli, Daniel Miranda y  Cristina  Martí (esta última, a su vez discípula  de las pioneras  Cristina  Moreira y  Raquel  Sokolowics):  algunos de estos maestros lo fueron también de Torres , quien además se perfeccionó en  Danza Contemporánea con Pablo  Rottemberg, Luciana  Acuña y María  Laura  García), Actuación con  Román  Podolsky, Bob Barr y  Carlos  Nicastro, Entrenamiento Físico con Gabriela  Barberio, Trapecio en  la Escuela de Circo  Criollo y  La  Arena,  Canto con  Mariano  Alonso y  Maia  Mónaco, Improvisación  con  Mosquito  Sancinetto,  y Comedia del  Arte, Burlesco y  Melodrama  con la citada  Cristina  Moreira.

Una completa formación interdisciplinaria marca la carrera de María Rosa Frega: Murga, Improvisación, Teatro Antropológico, Kabuki, Melodrama, Mimo, Clown, Acrobacia, y Danza Teatro, en tanto que Patricio G. Bazán aporta su experiencia como dramaturgo y narrador.

Sólo debido a estos antecedentes de sus creadores es que la improvisación adquiere las aristas positivas al devenir en un producto perfecto y a la vez perfectible, y lo colectivo de la creación la coherencia esencial a toda propuesta artística. El título desde el inicio orienta la lectura del espectador, que se refuerza a través del discurso de Popovoski. El heroico viaje del bacalao noruego (viaje hacia el norte mar adentro y posterior regreso a la costa) funciona como símbolo del viaje de los hombres entre su nacimiento y su muerte y la única opción posible: vivir la vida y aventurarnos mar adentro o quedarnos quietos en la orilla. Yoko Onda encarna la figura de una idea de la muerte que da sentido a las acciones humanas porque otorga la dimensión del tiempo. Y en este punto son los lenguajes no verbales los que iluminan el sentido, en especial, el vestuario y los objetos: Jorge Orlando con el vestuario añade datos singulares al diseño clásico del clown: color gris define a Popovosky ese hombre de gris sumido en la inercia y la monotonía (siempre el mismo banco y el mismo lugar en ese banco), mientras que el lila/violeta de Yoko Onda implica desde lo simbólico conceptos como sabiduría, misterio, poder. Ella conoce el tiempo que tienen los mortales (reloj de arena) y es vencedora de todas las partidas. Original y altamente significativo es el juego de ajedrez como partida final (no las barajas del truco que aparecen en la tradición y el folklore).  Y su discurso sobre la identificación que los hombres pueden elegir con cada una de las piezas del juego subraya esa categoría “metafísico” presente en el subtítulo.

Mientras los objetos contribuyen a articular significaciones dramáticas polivalentes, los actores intercalan impecables rutinas coreografiadas por Gustavo Monje, que influyen secuencias propias del género clown y otras en las que las destrezas y el talento de los intérpretes adquieren protagonismo. Notable es el trabajo con la gestualidad en el caso de Octavio Bustos y su progresivo cambio corporal hacia o gimnástico y dancístico; Leticia Torres explora las diferentes posibilidades del movimiento y el juego de proximidades en relación con su partenaire, los variados timbres e intensidades de la voz y subraya el poder de la mirada en una triple dirección: objeto-personaje- público.

La pequeña Sala Osvaldo Pugliese del Centro Cultural de la Cooperación se convierte en un mágico espacio de juego, disfrute y reflexión y el espectáculo de   clown en un género mayor.

 

 


 

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AÑO VI, n° 260

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lunes, 31 de octubre de 2022

INDOMITA, TEXTO DE MARÍA LUCILA QUARLERI Y PUESTA EN ESCENA DE CINTIA MIRAGLIA

 

La sinopsis entregada al público y a la prensa revela dos niveles: Un nivel informativo: “Una mujer vuelve al pueblo donde nación, desde que se sube al colectivo el pasado la acecha y un recuerdo imborrable se hace presente. La espera, el campo, el frío y una misión que cumplir”. Y un plano poético: “La humedad de la noche y una continuidad de copas. El día se va con el viento. A veces soy esa que está anocheciendo. Otra repleta de humedad y mocos me revuelco en el naufragio (…) Desmadrada, lloré sola dije sin ton ni son: La llanura me excede y me excita. Ya no hay ni cerdas, ni vacas, ni conejos. Ceibos, sauces y fuego. Le corto su lengua repleta de mentiras, galopan mis yeguas internas. Le relincho a la chica ese que me soñó.  Me truena el alma”.

Estos dos planos se corresponden con el texto de la autora María Lucila Quarleri en la que su personaje protagónico se  niega aceptar pasivamente la realidad negativa, doma un destino signado por el patriarcado y se niega a dejar cuentas pendientes.

El espectáculo pone en evidencia la importancia de la conexión interdisciplinaria  de las distintas artes para la comprensión  del hecho teatral .Y el tratamiento del espacio, diseñado por  la  escenógrafa Maricel  Aguirre y el iluminador  Matías Noval opera de manera central. Un cuadrado que cita el campo con la presencia de la yegua y un árbol, y al mismo tiempo un ring en el que en lugar de cuerdas hay alambres de púas. Los objetos expanden su significado primero: el nombre de la yegua coincide con el de la protagonista, una de las ramas del árbol puede convertirse en arma. Un árbol sin hojas, el caballo de madera y la fusta funcionan como ejes estructurantes

 La actriz Maia Lancioni propone una interpretación de la protagonista que equilibra autocontrol y espontaneidad, su comportamiento gestual acentúa lo dicho y, por momentos, se adelanta a lo por decir. Intérprete de un complejo personaje, con su cuerpo cubierto por un vestuario que cita lo masculino y lo bélico se expresa a través del movimiento, el rostro y la mirada al tiempo que su voz narra a través de una extensa gama de matices. Como performer, revela una profundización obstinada de lo propio, de la propia elección voluntaria, en una autoconexión (texto) que se corresponde en un estilo código  personal (actriz). Su cuerpo organiza las imágenes lingüísticas y estas, a su vez que generan y potencian los desplazamientos marcados por una  coreografía  perfecta  que permiten un  deslizamiento del adentro  al afuera.

La directora Cintia Miraglia propone una puesta  centrada en la revalorización del cuerpo  de la intérprete (invaluable el  aporte de la coreógrafa  Camila  Pina) ; apuesta  a un protagonismo del sonido en sus categorías de ritmo, tiempo e intensidad (diseño sonoro, música y  canciones en vivo, Catalina Telerman), una iluminación diseñada  por  Matías  Lancioni que conduce y subraya la narración y los puntos centrales del conflicto interior de la protagonista[1], y un vestuario donde no sólo el diseño y el color  narran, sino también la textura del material (creado  por el  Grupo Indómita)

Desde el 2020 el tema de la violencia de género ha ocupado nuestros escenarios. Selecciono sólo algunos ejemplos que pueden conectarse con la obra en la que ahora nos focalizamos.

SUEÑO  PROFUNDO[2] (dramaturgia de  Daniela Lozano) ofrece en su  Capítulo 2 el siguiente texto: “No podemos quedarnos contemplando las heridas para siempre. Debemos pasar a la acción no por venganza personal sino por amplia justicia. ¿Qué le parece, le gustaría participar de mi causa? Necesito una colaboradora permanente, alguien en quien confiar, a quien contar mis secretos”. En el 2021, el  PROYECTO PRISMA (propuesta de la dramaturga suiza  Julie  Gilbert), relacionaba Ficción Performance y Sociedad para analizar el “cruce de la  problemática de género, el teatro y la  literatura”. ENTRE PAREDES Y ESPEJOS (obra de Gracia  Morales para plataformas virtuales dirigida por  Carlos Ianni) propone un  análisis del pensamiento  feminista de  Virginia  Woolf.  

A principios del 2022, se difunden otros espectáculos como ELLA AMASA, de  Judit Gutiérrez, aborda de modo directo la violencia de género, el maltrato machista y el papel masivo de diferentes instituciones. LA MUJER DEL VESTIDO VERDE, de Jorgelina  Aruzzi,  una protagonista que habla  para no apagarse y que ,según su autora “encuentra en la palabra su salvación y el pulso vital que la aferra a la existencia”. EVA FURIOSA, de Sol Bonelli, propone otra versión de la historia bíblica  y  en una especie de  “transgresión apocalíptica” cuestiona los mandatos consolidados por la sociedad a través de la historia. JUANAS DE FUEGO, de Mariana Morales en las que dos Juanas de diferentes épocas y culturas coinciden en luchar por sus creencias a pesar de las amenazas de muerte o acusaciones de locura.

LAS   JUANAS, UNA HEREJÍA CÓSMICA, de  Agustina  Toia en la que conviven mujeres rebeldes e indomables a pesar de marginaciones, acusaciones y condenas, como Juana  Manso,  Juana la Loca,  Juana de  Arco, Juana  Azurduy, La Papisa  Juana, Giovanna  Marturano,  Juana de  Ibarbourou y  Sor  Juana Inés de la  Cruz.

A todas estas propuestas reivindicatorias se le suma INDÓMITA, pero con un  plus que la convierte en original y única. Contiene una carga poética que moviliza no sólo intelectual sino emocionalmente, y en este punto hay que  subrayar  la voz y  exquisita sensibilidad de la cantante  que, como un alter ego acompaña a la protagonista en su itinerario de  venganza/justicia/reivindicación. También  es especial la conexión que la actriz logra con el público, al que convierte en receptor de sus confidencias, pero también al que con su mirada desafiante y acusadora  convierte en cómplice silencioso de la injusticia. La sociedad que mira, ve, entiende, pero calla.

 




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AÑO VI, n° 259

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[1] “La iluminación marca con su presencia también la tormenta que se está gestando en ese cuerpo todo terreno” (Mariángeles  Sanz, “La vuelta al pago, INDÓMITA, de María Lucila Quarleri”, en lunateatral2.wordpress.com/2022/10/10.

[2] Obra trasmitida por streaming en el  2021, fue seleccionada en  2020 por el  INT en el  Concurso de  Actividades  Performáticas para  Entornos  Virtuales e invitada   ofrecer  funciones en el teatro  Lagrada de  Madrid en  2022 y a participar en el  Festival  Internacional de Teatro en Palma de  Mallorca 

lunes, 24 de octubre de 2022

ENCUENTRO DE POETAS, UNA CEREMONIA DE AMOR.

 

Como “una ceremonia de amor” definió Vicente Zito Lema el espectáculo dirigido por Ana Yovino, estrenado en el teatro “Mil80” generado sobre textos de Jacobo Fijman y del citado Zito Lema; el subtítulo/epígrafe elegido “¿Qué hiciste con el amor mientras el otro sufría?”, que corresponde a este último, orienta la mirada del espectador desde el comienzo. Con dramaturgia de Alejandro Spangaro y de la citada directora, el espectáculo trata del amor y la condición humana, el dolor y la muerte, la fuerza de las creencias y la fragilidad de la esperanza; con personajes, por momentos fantasmáticos, que vuelven a instalar aquellas preguntas que planteara en 1987 Wim  Wenders en su film  “Las alas del deseo”: cuándo empezó el tiempo y adónde acaba el espacio.

Ana Yovino revela  datos claves de su puesta en escena en el programa de mano:

“Una caja de cartón desechada en la basura, oficia de espacio sagrado donde la poesía de Fijman brilla en las sombras, a pesar y a través de su marginación. Buscamos en el potencial infinito de ese metro y medio. Una caja mágica donde habita todo lo que pudimos encontrar al escuchar os versos de Fijman, la búsqueda conmovedora de Zito Lema plasmada en sus relatos y poemas. Fijman recluido desplegando sus dibujos, música, máscaras y poesía, rompiendo “todas las tejas de los pesebres humanos”.

Ana, entre sus muchos trabajos como actriz, es la inolvidable Ester (EL SEÑOR  BERGMAN Y DIOS, de  Marcelo  Bertuccio[1]) y la potente y original Antígona, en la versión de  Watanabe; domina tanto los  pequeños espacios escénicos expandiendo todos los límites, y  los grandes,  siendo capaz de capturar la mirada del espectador sobre su desempeño actoral.

Sagaz lectora de textos poéticos (excelente su visión sobre el mundo lorquiano)[2] en este caso, subraya los elementos axiales de los textos fuente y descubre lo no dicho. Como coordinadora de talleres que abordan la “Poesía Acción”, se focaliza en la investigación de las obras clásicas y los poemas en situación dramáticaEn esta oportunidad, conecta la poesía de dos figuras del siglo XX, Vicente Zito  Lema (Buenos  Aires, 1939) y  Jacobo  Fijman ( Moldavia, 1898-Bs. As., 1970). En una entrevista de  Carlos Pacheco revela tres puntos centrales de su  técnica y su estética: a) “Tenemos todas las capas humanas y elegimos que ponemos en juego y que no”; b) Apostamos  a intensificar el “gusto por el decir poético”, y c) Apuntamos a  “promover un verdadero encuentro con la poesía”[3]. Por ello, en este espectáculo incorpora la música  y la  plástica de ese violinista callejero que en el  Hospicio dibujaba  “sobre cualquier papel, servilleta y cartones” (“Mi poesía es toda medida, de una manera que la acerca a lo musical”[4]) como camino  para  revelar la intimidad, pero también la  proyección al presente de quien fuera abandonado, ignorado, marginado y torturado por sus contemporáneos.

El primero había publicado en 2012  DIÁLOGOS[5] libro en cuya introducción  veía en el diálogo  “una de las más antiguas  formas literarias, su fin es unir la verdad con la belleza tras un vínculo dialéctico”, y su proceso creativo  seguía la secuencia pensar, escuchar, dialogar. Esto explica su conexión con Jacobo Fijman a quien acompañó en su último tiempo; su búsqueda y su encuentro con quien comparte el reconocimiento de la complejidad que supone la escritura en paralelo con el acto de vivir, y la importancia que le otorga a la imagen como factor creativo. Reconoce en el apasionado converso su humor y su bondad, su inocencia su valentía por transitar por el camino más alto y desierto. Vicente Zito Lema y Jacobo Fijman están conectados no sólo por la poesía sino por el ansia común de buscar libertad individual, verdad y belleza, por su rebelde “excentricidad” que los lleva a rechazar la obligación de seguir comportamientos establecidos por sus respectivos entornos.

Italo Calvino sostenía que “el arte de escribir historia está en saber sacar de lo poco que se comprendido de la vida todo lo demás”, y que “la página tiene su bondad sólo cuando la vuelves y está detrás la vida que empuja y descompone todas las hojas del libro”[6].  La dramaturgia de Alejandro Spangaro y Ana Yovino dan prueba de ello, al tiempo que Gerardo Morel, Julia Conlazzo y Brian Andrés Pombinho Soares (El Anunciado, La Novia y Fijman Violinista, respectivamente) transmiten con su cuerpo las complejas emociones e ideas que propone el texto con sutileza   y libres de toda simplificación.

Spangaro supera el desafío de representar a Zito Lema, y a Fijman, en sus “multiplicidades” y propone una escenografía (en colaboración con Giselle Bosio) que, como cita de las mansiones de los escenarios medievales, permite celebrar en este caso una “misa de desechos” con un nivel superior ocupado por El Anunciado y La Novia y un inferior (al mismo tiempo tierra e invierno) habitado por Fijman. Allí la caja de cartón que lo revela y lo oculta, lo libera y lo encarcela tiene impresas frases y palabras: con claridad puede leerse “Frágil”, símbolo de del poeta, y, entre muchas otras, “paisaje/horizonte” símbolo de su producción poética.

Las máscaras, diseñadas y construidas por Giselle Bosio, permiten que afloren las capas que recubren y al tiempo descubren diferentes matices del poeta interpelado; subraya así el doble sentido de “prosopon”: el “delante de la cara” del antiguo griego, y el de “persona”, de la teología patrística. La música original y el diseño sonoro de Gerardo Morel, el video de Silvio Gatto y la iluminación de Betina Robles contribuyen a expandir el universo verbal  para, como lo proponía la directora, desplegar también  los otros lenguajes no verbales cultivados por Fijman.






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AÑO VI, n° 258

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[1] Sobre esta obra puede verse, Perla  Zayas de Lima, www.miradasobresuecia.blogspot.com (17 de octubre de 2002)

[2]Directora del espectáculo “Federico, poema del cante   jondo, estrenada en el CELCIT, temporada 2020”, fue coautora de la dramaturgia con las actrices Ingrid Pellicori y Marcela Suez.

[3] www.lanacion.com.ar (14/03/2020

[4] En entrevista con Vicente Zito Lema agregaba: “En MOLINO ROJO, hay una gran influencia de la  Sonata de  Corelli..En  HECHO  DE  ESTAPAS, de los cantos gregorianos. Y en ESTRELLA DE LA MAÑANA, la medición sigue la del latín eclesiástico”, Citado por  Gabriela  Brunch  en  “Jacobo Fijman, un ángel en el  hospicio” (NOTICIAS DIA POR DIA, 02/04/2014).

[5] Buenos Aires, Topía Editorial, Colección Psicoanálisis, Sociedad y Cultura.

[6] EL CABALLERO INEXISTENTE, Madrid Ed. Siruela, 1990, pp. 61 y 134.

lunes, 10 de octubre de 2022

ELLA PARA MÍ. MEMORIA, HERENCIA E IDENTIDAD

 

El Teatro Moscú ha mantenido durante muchos años la regla de presentar espectáculos de calidad y el estreno de ELLA PARA MÍ confirma dicha premisa. Los textos pertenecen a la directora Ana Sánchez y a las actrices Florencia Sacchi y Ana Laura Estrin, y se ofrecen como homenaje a nueve mujeres que “transgredieron sus fronteras más cercanas, no las de toda la humanidad. Y silenciosas para el resto nos trasmitieron esos triunfos a nosotros” (Informe de prensa).

La escenografía de Elisa Ferradas y el vestuario de Pepe Uría permite visualizar y subrayar una peculiar estética del espectáculo en el que se integran la poesía, la metáfora con lo narrativo, informativo y lo emotivo, lo onírico y la realidad cotidiana. En este punto resulta central el diseño de luces de Sergio Cucchiara que señala tiempos y espacios, pero también sugiere mundos interiores en coherencia con lo sonoro (colaboración de Tian Brass). Los objetos en número escaso ganan en significación, como la centralidad de esa mesa que puede convertirse en un piano, en el sitio en el que se amasa, en el espacio propio para el diálogo.

 Un presupuesto organiza texto dramático y puesta en escena. La presencia, vigencia y poder de la herencia de sus abuelas: “la herencia como algo inevitable de familia, la herencia que uno elige, la que repite inexorablemente, la que decide torcer, la que enorgullece, la que hunde.” (Informe de prensa).

La ductilidad de los cuerpos de las actrices (miradas, voces, desplazamientos) revela una especie de  transmigración -término que posee género femenino-[1] que  replantea  temas  complejos como el de  la identidad. Una identidad que se recibe, se internaliza y se construye, una identidad individual y familiar pero que también se nutre de lo colectivo, de mujeres y hombres públicos (músicos, dramaturgos, poetas, actrices, escultoras) que a lo largo del siglo XX (1911,1918, 1920, década del 50…) jalonaron momentos claves.

 Este encuentro con “rincones del ayer” no se trata, como decía María Dueñas en SIRA, “chispazos de nostalgia agazapados” sino, en este caso, de recuerdos que se ensamblan y adquieren sentido, se proyectan y esclarecen los presentes de Ana Sánchez, Florencia Sacchi y Ana Laura Estrin. Evocaciones -evocar es recordar algo percibido, aprendido o conocido- que se trasladan de modo inmediato al receptor, es decir, que lo autobiográfico trasciende. Además del disfrute de la belleza del espectáculo y de las potentes emociones que irradia, como espectadores nos vemos compelidos a encontrar, más allá de lo inmediato, ese hilo umbilical que nos conecta con nuestra historia y que la hace presente y nos obliga a reflexionar sobre cuál es nuestra herencia, qué hacemos con ella, cómo seguimos construyendo nuestra identidad.

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AÑO VI, n° 256

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[1] “La intimidad de sus cuerpos, que fueron amantes y madres, la transitamos con nuestros cuerpos y nuestros pudores de hoy, preguntándonos sobre los de ellas entonces y sobre nuestra vejez ¿Cuáles fueron sus sueños y transgresiones y cuáles las nuestras hoy? ¿Qué nos une a nuestras abuelas por encima de la generación de nuestras madres? La herencia en tanto mujeres que somos como ellas, ellas que nacieron casi un siglo atrás que sin embargo marcan aún un referente en nuestras vidas.  Vidas muy diferentes en cuanto al momento histórico que nos toca vivir, desde el punto de vista social” (Palabras de la directora)

jueves, 6 de octubre de 2022

LABERINTO, UN MODELO DE TRANSPOSICIÓN.

 

 

En el Teatro Moscú se presentó LABERINTO (dramaturgia y dirección de Julieta Timossi. En varias declaraciones a la prensa su creadora sostiene la existencia de un doble material: una obra de teatro, pero también de un podcast.  En una primera etapa que correspondió a tiempos de pandemia se trató de capítulos grabados en audios y transmitidos on-line. En una segunda, con la apertura de los teatros, la puesta en escena del material que se estructuraba a partir del conflicto de un triángulo amoroso.

Timossi sorteó exitosamente las dificultades intrínsecas a toda transposición, el abordar el nuevo sentido que adquiere ese material con el cambio de soporte.

El texto posee de por sí muchas cualidades: humor, profundidad psicológica, aguda percepción de las ambigüedades y contradicciones que afectan a los seres humanos, una sutil y significativa utilización del mito griego y su reelaboración borgiana, una audaz combinación de distintos niveles lingüísticos, y una atrapante sucesión de peripecias que conducen la acción a un interpelante final.

La puesta en escena ofrece también méritos para destacar. En esta transposición todos los lenguajes aparecen sistemáticamente jerarquizados. El diseño sonoro y edición de Federico Marino, el video de Pablo Rodríguez Pandolfi, ritmos musicales que se acoplan al ritmo de los conflictos personajes y un desarrollo de la acción que atrapa al espectador.

Las actrices Marina Pacheco (Sofía, la novia) y Belén Carluccio (Lucrecia, la amante) logran trasmitir con diferentes matices lo que implica una situación de crisis: sospecha, vacilación, inestabilidad; determinación y riesgo (para los chinos, crisis significa, al mismo tiempo peligro y oportunidad. Pablo Rodríguez Pandolfi (Alfonso, el novio), temor por la responsabilidad asumir, engaño y autoengaño. Cada uno de ellos con su impronta personal revelan las incoherencias que afectan a los seres humanos que los llevan a convivir con las diferencias entre lo que dicen y lo que piensan.

El mito del laberinto y las imágenes y símbolos que genera ha sido reelaborado en varias oportunidades por el teatro, la narrativa y la poesía. Tomossi diseña  un nuevo contexto en el que debe ser leído.  Esa estructura en la que es difícil (y a veces) salir remite a un laberinto de pasiones en el que ya no trata de luchas contra un monstruo sino contra las propias decisiones erróneas, debilidades y/ o cobardía. Por ello los espacios elegidos son perfectos: un boliche en El Abasto y un conglomerado habitacional en La Boca, dos lugares que, a su vez, arrastran sus propias “mitología”, y que la puesta en escena a través de sus lenguajes rítmico/ sonoro y visual resalta. Respectivamente, las luces de neón no alcanzan para iluminar todos los rincones, y permite que la “maredajada” de bailarines distinga a quien observa desde los rincones; el laberinto de puertas y ventanas, todas iguales, desorientan a quienes se aproximan a través de esos “jardines que se bifurcan”.

Sobre estos ecos borgianos sobrevuela el talento y la originalidad de Timossi, quien con voz propia revela la fuerza del mundo femenino que elige confrontar la verdad, comprender la diferencia entre los sueños y la realidad, liberarse de las propias telarañas y, a partir de peregrinar por distintos laberintos, asumir las consecuencias de sus elecciones.



Foto de Lolo Arias

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AÑO VI, n° 255

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miércoles, 21 de septiembre de 2022

LO QUIERO YA. UNA COMEDIA QUE JERARQUIZA EL MUSICAL.

 

Cuando asistimos a una comedia musical (un musical) solemos focalizarnos en el virtuosismo de las voces y desplazamientos de los ejecutantes, la creatividad de los coreógrafos, el oficio del director para combinar o integrar la partitura musical con la lumínica[1], la funcionalidad y/o espectacularidad  de la escenografía y el  vestuario.

LO QUIERO YA, no es una excepción a este tipo de recepción; basta con leer las laudatorias críticas recibidas. Sin disentir con dichas miradas, elijo detenerme en un aspecto poco analizado, y que, como los críticos Ariel Bercovich y Mirta Solís señalan, es realmente notable: el libro de Marcelo Caballero y Martín Goldber.

La historia se centra en el universo de las nuevas generaciones, su lenguaje, su ritmo vertiginoso, la fragmentariedad y su lenguaje propio, su dependencia de las nuevas tecnologías, su ininterrumpida sucesión de anhelos. Pero trasciende el espacio de los “millennials” al instalar un interrogante sobre con cuanta dosis de libertad contamos a la hora de elegir.

Tema clásico propio de la tragedia griega y del renacimiento aquí reaparece en otro género[2]: ya no hay dioses que transmitan ambiguos oráculos ni destino inescrutable, sino que basta una aplicación y un asesor organice lo que hay que hacer, un asistente personal que paradójicamente intenta ordenar, aconsejar y guiar a doce personas simultáneamente para que ellos alcancen sus metas. Doce figuras muy cercanas lo arquetípico se someten a la magia, el yoga, los medicamentos, la sicología, el arte…, en doce historias individuales que terminan conformando una historia colectiva. El texto propone una inteligente dosificación del humor donde los gags físicos se combinan con los verbales, lo cantado y lo hablado se integran naturalmente y transmiten el mensaje (entendido en el sentido otorgado por la teoría de la comunicación). La atmosfera festiva de puesta en escena a cargo de Marcelo Caballero responsable también del colorido diseño del vestuario con Martina Paiz, la coreografía de la antes citada, y la iluminación de Anteo Del Mastro diseñan una especie de arco iris en movimiento, pero sin opacar el citado “mensaje” que aparece sintetizado en algunas palabras clave proyectadas en la pantalla.

En una entrevista (“La casa invita”, AM 750, 31 de enero de  2022) el director califica su espectáculo de  “estructura como un relojito”. Es, sin duda, la mejor metáfora que ilumina una obra en la que el texto permite sincronizar perfectamente con la música y las canciones de Juan Pablo Schapira (director musical) y cada gesto y desplazamiento de los actores (son dirigidos por el coautor Martín Goldber)

Estos son sólo algunos de los aspectos que determinaron que LO QUIERO YA, recibiera distinciones como Mejor Musical Off y Mejor Dirección en los Premios Hugo, y el Premio Nacional a la Producción Artística, temporadas 2016-2019). Y desde hace ya varios años permanece exitosamente en cartel en escenarios locales y extranjeros.

Los autores otorgan a la escritura teatral una impronta fluida, paródica e irónica (¿hay que reír para no llorar?) y proponen un estilo (concepto de difícil definición) que apunta a un lugar neurálgico que permite a heterogéneos receptores deleitarse, reconocerse o reflexionar según sean sus procedencias, edades y competencias, y usan el humor de un modo que la sonrisa o la risa no deriven en evasión.

ELENCO

Julián Pucheta, Elis García, Ro  Noziglia, Martín Goldber, Luana Pascual, Nacho Pelaez, Lucien Gilaber, Chechu Vargas, Lala Rossi, Julián  Rubino, Julieta  Rapetta, Renzo  Morelli y  Camila Ballarini.

Swings: Pedro  Raimondi.

Banda en  vivo : Frano  de  Paoli  (batería),  Paula >Morales (Bajo) y Bicolá  Alonso (guitarra)

 

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AÑO VI, n° 254

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[1] El concepto de “partitura lumínica” fue desarrollado por el Lic. Mauricio Rinaldi en varias obras sobre el tema.

[2] “Al intentar diferenciar la tragedia de la comedia encuentra en ellas un elemento común, ambas persiguen el mismo fin: el autoconocimiento” Carlota E. Martínez  B., “Reir para no llorar” (sobre la obra de José Ignacio Cabrujas), THEATRON, Año 11-12, n° 14-15, marzo 2006, p. 91.