jueves, 15 de junio de 2017

FEDERICO FERNANDEZ PRESENTA SU “BUENOS AIRES BALLET”.


El 9 de junio pasado se presentó en el NDTeatro el  grupo de danza “Buenos Aires Ballet” sobre el cual nos referimos en un blog anterior, antes de su debut. Todas las expectativas fueron colmadas, tanto por la elección del repertorio como por la actuación de sus doce integrantes, y la coherencia y solvencia del director artístico.

En la primera parte, el repertorio incluyó seis piezas de obras estrenadas  en las postrimerías del siglo  XIX y comienzos del  siglo XX  cuyas coreografías  implicaron  para los  bailarines verdaderos desafíos (la mayoría de estas originales de Marius  Petipa). Una de ellas, Harlequinade basada en los argumentos y personajes de la comedia del arte,  constituyó un verdadero ejemplo de cómo fusionar técnica, expresividad y teatralidad. Más allá de los méritos del coreógrafo citado un aspecto sobresaliente radicó en los intérpretes  Camila  Bocca y Jiva Velázquez dueños de toda una serie de recursos capaces de dar cuenta de un vertiginoso juego de ritmos en sus solos y las variaciones proxémicas (alejamientos, aproximaciones, contactos) en los agrupamientos de los dúos.  Harlequinade les proporcionó a ambos integrantes  del  ballet  Estable del Teatro Colón la posibilidad de generar el admirado reconocimiento del público 

Otro momento especial fue la versión que Eliana Figueroa, primera bailarina del  ballet  Nacional  DANZA, realizó de El Cisne. Desde el momento en que Anna Pavlova la estrenara, famosas bailarinas la reprodujeron e los más diversos escenarios. En esta oportunidad a la pautada coreografía de  Mikhail  Fokine, Figueroa le sumó recursos expresivos propios que la enriquecieron y generaron una personalísima performance que le permitió salir airosa de toda comparación.

Dos coreógrafos argentinos también  integran el programa.  En la primera parte,  Romina Simone, propone en Souls un “dúo contemporáneo” con música de  Yo Yo Ma interpretado por Aldana Percivati y  David  Gómez, quienes antes habían  puesto de manifiesto su dominio del ballet clásico en Alto de  Caballería. Ambos cumplen a la perfección con lo que la coreógrafa propone: una interacción entre la energía y el espacio, una dinámica expresiva y una interacción de movimientos capaces de construir el encuentro de los cuerpos en los que habitan “dos almas gemelas”. En la segunda parte, Emanuel Abruzzo,  reúne en Cuerdas,  a diez bailarines, entre los que también se cuenta. Combina conocidos fragmentos de Bach y Vivaldi, con los de compositor  austro- bohemio del siglo XVIII menos difundido, Heinrich Ignaz Biber, músico que tuviera predilección por el canon y utilizar los instrumentos en varias combinaciones, lo que se corresponde perfectamente con su diseño coreográfico.  Dichos fragmentos pautan melodías y ritmos que permiten mostrar a través de solos, dúos, tríos y  conjunto  total de los performers, los diferentes modos de  comunicación y dominio  que los hombres pueden ejercer en la  sociedad; conductas de Individuos individuales que terminan reproduciéndose, y a pesar de las variantes, homogeneizándose. Esto queda claramente fijado por el tratamiento de los cuerpos en el espacio y el acertado vestuario de Lorena  Durou.

Buenos  Aires Ballet ofrecerá una nueva función en el  ND/Teatro, el  próximo  15 de julio.
www.goenescena.blogspot.com.ar
año II, n° 78
pzayaslima@gmail.com

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