Este tercer ensayo sobre nuestro
teatro -publicado en Buenos Aires por Eudeba (2016)- ofrece coincidencias y
diferencias con sus dos obras anteriores, Personajes
(por orden de aparición), del 2011,
y ¿Hablaste de mí? Viñetas para una
biografía de Bertha Moss, actriz,
del 2015. Continúa siendo vigente la voz de una primera persona testigo de los
acontecimientos presentados, pero en este caso ese testigo ha sido también un
privilegiado participante. El título
constituye todo un acierto y está cargado de significación por un doble motivo.
Por una parte, remite al espectáculo Libertad
y otras intoxicaciones, “ceremonia teatral” de Mario Trejo que es valorada
como una reformulación de los ejercicio del Living Theatre y como
representativa del carácter que tuvieron muchos de los espectáculos del Instituto
Di Tella, y porque en ella debuta Kado Kostzer como actor.
El ITDT es analizado en este
libro en “primera persona” por un
testigo y participante que devela los secretos de las puestas en escena, pero
también los diferentes itinerarios que calificados artistas tuvieron que
transitar a partir del cierre. Tal como lo señala en el capítulo 31, el estar
establecido en Europa en 1973 le permitió viajes y la asistencia a espectáculos
de líneas estéticas dispares. En sus
recorridas por París, México, Madrid y Nueva York, el autor tuvo la oportunidad
de apreciar los trabajos de Marilu Marini, Roberto Plate, Roberto Villanueva, Alfredo Rodríguez Arias, y de otros famosos (y de
otros no tanto). A causa de sus viajes a Buenos
Aires (y a partir de 1983 su regreso
más prolongado a la ciudad en la que actualmente reside) pudo (y supo) mantener
el contacto con sus ex compañeros y participantes primarios y secundarios de
este movimiento de experimentación que marcó no sólo a una generación y no sólo
al teatro, sino a la plástica, la música y la danza; por ello puede ofrecer
invalorables datos hasta ahora desconocidos sobre un creador y teórico como Oscar Massotta (capítulo 30).
Kado Kostzer en sus múltiples
facetas (en sus comienzos actor, y luego, dramaturgo, director, traductor,
publicista, guionista, narrador) manifiesta la poco común cualidad de reunir buena
memoria, sensibilidad, humor y erudición. Basta con detenerse en los capítulos
1 (“El edificio”), 64 (“1984”), 55 (“Los
esperapalomas/ Uviedo”), o el 53 (”Documentos fílmicos”), respectivamente. Pero
también se manifiesta con un tono de rebeldía y el desparpajo al describir las
fiestas, las drogas, las vidas privadas, las infidelidades y traiciones de quienes
fueron protagonistas o parteners.
Las personas por él convocadas
son diseñadas desde distintos ángulos y perspectivas: desde un respetuoso
homenaje a Jorge Petraglia, Indalecio Leal Rey e Iris Scaccheri, y la
admiración y afecto por Marilú Marini e Iris Marga, con polémicas opiniones
sobre Roberto Villanueva Mario Trejo, Carlos Trafic o Nacha Guevara, el deseo
de rescatar del olvido para las nuevas generaciones de personajes como Bergara Leumann y Federico Klemm. Todo lo
relacionado con el Di Tella aparece
integrado de modo natural a las referencias sobre los espectáculos, directores,
actores, escenógrafos y vestuaristas: arquitectura, música, cine, danza, moda,
pintura, los habitués, los empleados,
los negocios de la Galería del Este y Florida, las modelos…
El libro combina equilibradamente
opiniones subjetivas sobre artistas, personajes, actividades y obras
relacionadas con “la manzana loca”, con datos objetivos tomados de archivos y
bibliotecas, los que reúne en una bibliografía sistemáticamente organizada en
libros y artículos, catálogos de las
muestras del Centro de Artes Visuales, colección de programas de todos los
espectáculos del Centro de Experimentación Audiovisual, Memorias Anuales del
Instituto Di Tella, Revistas de actualidad, culturales y de teatro, y otras de circulación masiva. Observador
sagaz y memorioso el autor nos brinda
interesantes y reveladores detalles sobre el proceso de producción de varios
espectáculos y los problemas surgidos en los ensayos, como así también sobre la
recepción por parte del público y las polémicas posiciones de los críticos
(Ernesto Schóo, Jaime Potenze, César Magrini). El capítulo 50 (“Enemigos)
muestra dos de los frentes con los que se enfrentaban los participantes de este
centro de investigación y
experimentación: dentro del campo teatral, al
ilustrar de modo claro el grado de virulencia que ostentaban los
seguidores de Stanislavski en nuestro país; y en lo político y social, el
autoritarismo y la necedad de la policía de la seccional 15 en su persecución de
sospechosos.
Lo social, lo privado y lo
profesional se entremezclan en este libro que no es uno más sobre el Di Tella,
sino un ensayo, a la vez, crítico, investigativo y de interpretación. A lo
largo de 424 páginas y de 66 breves capítulos, opta por un lenguaje libre e
informal, y como lo hiciera Montaigne en el Renacimiento presenta sus “humores
y opiniones”, pero sin soslayar una intención propedéutica que se pone en
evidencia especialmente en las páginas finales. En su apartado “Cronología” aparecen
los nombres y referencias de los actores y colaboradores en los rubros técnicos
y creativos, una lista parcial de los integrantes artísticos frecuentes de los
espectáculos del CEA y una síntesis de lo ocurrido en la Argentina y en el
mundo entre 1963 y 1970 en los
diferentes campos: político, cultural y artístico; por supuesto, con especiales
referencias a lo generado en el ámbito del CEA y del CAV. Las imágenes que incluyen programas y fotos de impecables resolución
permiten una aproximación a lo que significaron ambos centros y ayudan a
cumplir con el propósito del libro que Kado Kostzer enuncia en “A manera de
Prólogo”: “compartir con nuevas generaciones mi paso por el Di Tella, primero
como un espectador ávido de novedades escénicas y luego como miembro activo en
diversos espectáculos, algunos verdaderamente trascendentes”.
Allí también enuncia de modo
lúcido tal vez una de las más acertadas síntesis sobre el ITDT, lo que amerita
a que sean el cierre de este comentario:
El teatro de
Di Tella estaba hecho con una urgencia inhabitual en esos tiempos. Quizás sin
andamiaje teórico que los respaldara. Quizá con más entrega que técnica. Quizás
con más audacia que reflexión. Quizás con más prepotencia que preparación. Aunque
todos impregnados y motivados por la pasión” (p. 12)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario