lunes, 11 de julio de 2016

El Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín.


En sus temporada 2016 el ballet Contemporáneo del Teatro San Martín reunió en un mismo programa  tres propuestas diferentes tanto por las personales miradas de tres coreógrafas (Anabella  Tuliano,  Silvina H. Grinberg y Ana María Stekelman)  sobre el tratamiento de los cuerpos y el espacio como la elección de  las músicas originales compuestas por  Leandro  Gatti,  Guillermina  Etkin y Maurice Ravel.

ÍNFIMA CONSTANTE,  una obra sobre el tiempo, sintetiza en 25 minutos la difícil convivencia entre el ´subjetivo tiempo interior y el tiempo cronológico, el modo en que los cuerpos se encuentran en un “entre” la tierra y el espacio, y la necesidad de atrapar  lo efímero. La coreógrafa nos habla de una “magia” para no dejar “que el ahora, el momento presente, se diluya en nuestros dedos”. Establece, así,  un diálogo constante entre la poética y funcional escenografía (representación de un espacio exterior inmóvil), realizada por Lautaro Graciosi, y los cuerpos que se repliegan y se estiran en todas direcciones o se conectan íntimamente con el suelo. La gestualidad se vuelve absolutamente denotativa cuando el intérprete del solo final extiende su  mano hacia el espacio en un intento  de  apresar el tiempo, y condensa de ese modo el sentido que quiso dar su obra.

Silvina H. Grinberg  revela cómo para la realización de TEMPERAMENTAL se inspiró “en la teoría de los cuatro temperamentos (…) considerados por Hipócrates de Cos (…) como una emoción del alma por la interrelación de los diferentes humores del  cuerpo”. Los bailarines funcionan  por momentos como esculturas sonoras que por momentos citan con sus movimientos y gestualidad, pero nunca caen en la “ilustración” del texto teórico que sirve de punto de partida.

Algunos aspectos la hacen especialmente interesante: el modo de utilización de las voces con y sin micrófono, en un amplio arco que va del susurro al grito; el cruce de lo clásico y lo popular, el uso que de las chaquetas de piel y la exhibición de los torsos desnudos realizan los bailarines y que se corresponden con el itinerario de los cuatro humores, melancólico, flemático, colérico y sanguíneo; el empleo del humor a través de distintos niveles de discursos verbales (apelativos, enunciativos, interrogativos); una iluminación, diseñada por Alberto Lemme, que además de conformar una partitura rítmica asume por momentos una función narrativa y en otros la acompaña (como en el caso del apagón). Precisamente es el armazón visual un aspecto a destacar con su juego  entre enfoques y des-enfatización entre las partes y el todo, pero siempre en función de la velocidad de los movimientos.

El  BOLERO de Ravel en la concepción de Ana María Stekelman, “trata de la obsesión. De la posibilidad de repetir algo y a su vez, cambiarlo siempre”[1]. Desde su estreno en 1928, Bolero permitió variadas versiones. Esta, que hoy presenta nuestra coreógrafa es un claro ejemplo de lo que una mirada inteligente y creativa puede hacer con un “clásico”. En los movimientos confluyen elegancia y energía, al tiempo que  se establece un juego de dobles.
La misma música puede ser bailada como danza contemporánea por siete parejas, por uno, tres o cinco bailarines que reproducen los pasos del malambo, y simultáneamente por una pareja de tango. Esta idea de la repetición pero al mismo tiempo la existencia de la diferencia está asimismo representada por el diseño del vestuario de Renata Schussheim, cuyas simples líneas se replican en los catorce  intérpretes;  esta  creadora aprovecha al máximo el poder simbólico del vestuario.
Las tres propuestas conforman un espectáculo único (en todos los sentidos) por la excelencia de los intérpretes y los desafíos físicos y actorales  que exitosamente superan; la acertada elección de escenógrafos, iluminadores y vestuaristas; y la originalidad y de las coreógrafas que permiten lucimientos individuales y del grupo disciplinado, el cual revela mucho más que un dominio técnico y asume acciones propias de la teatralidad.


Foto de tapa: Gustavo Gavotti



[1] Las citas de las tres  coreógrafas incluidas están sacadas del  Programa de Mano. Allí también se informa que Bolero fue estrenada por la Compañía Tangokinesis en 2004, Ínfima  constante, en  2013 para el ballet del San Martín, mientras que Temperamental es estreno.

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