lunes, 8 de abril de 2019

OBRAS PREMIADAS DE PEQUEÑO FORMATO PUBLICADAS EN ESPAÑA.


El certamen de Teatro “Dramaturgo José Moreno Arenas” lleva concretadas ya ocho ediciones. En la última, realizada en 2016, se recibieron 84 obras escritas por dramaturgos europeos y americanos. Las premiadas, entre ellas una de la Argentina, se ofrecen reunidas en una publicación: Fernando Almena, Stela G. Camilletti, Eduardo Roldan, Ana Díaz Velasco, Pedro Catalán, Elena Bolaños, VIII Certamen de Teatro “Dramaturgo José Moreno Arenas 2016, Barcelona, Ediciones Carena, 2017. 

El prólogo de Manuel Villa-Mabela, quien fuera premiado en una edición anterior y jurado en éste, resulta de insoslayable lectura, porque ofrece datos poco conocidos (o simplemente desconocidos) por los lectores de nuestro continente sobre el sentido y los alcances de un premio no convencional “en el sentido de que el autor que le presta su denominación goza de tanta vitalidad y buena salud como el premio”, tanto que además integra (con voz pero sin voto) el jurado presidido por la Consejala de Cultura del Excmo. Ayuntamiento de Albolote y conformado por vocales que provienen del campo de la dramaturgia, de la crítica, de la actuación, editores y académicos. Como lector de todas las obras presentadas le da elementos para realizar un acertado comentario sobre las que resultaron ganadoras. 

El libro ofrece dos partes: la primera que incluye aquellas obras que pertenecen a la modalidad de Teatro Breve, y una segunda, que reúne las que pertenecen a la modalidad Teatro Mínimo. 

En Clemencia (obra ganadora en el rubro Teatro Breve), el cordobés Fernando Almena se propone el gran desafío de interesar y conmover a una audiencia contemporánea con un tema que transita el campo religioso y el de la ética. Situada en Madrid en 1552, presenta el ideario de los Hermanos Hospitalarios Antón Martín y Pedro Pecador sobre la responsabilidad de hacer el bien creando nuevos hospitales para enfermos y pobres; y en una vuelta al pasado (Granada, principios de los ´40) entre el citado Antón Martín y el clérigo Juan de Dios sobre la importancia del perdón. El empleo de la dialéctica (opiniones contrapuestas en sus tres momentos: exposición, oposición y conciliación) obliga al receptor a reflexionar sobre sus propias opiniones sobre la justicia y la misericordia, el castigo y la caridad. 

Papel de mujer (Primer accésit), de la dramaturga argentina Stela Camilletti, aborda desde la perspectiva de género las relaciones conflictivas y asimétricas entre hombres y mujeres, el rol que juegan las víctimas con sus victimarios, y las opciones de una rebeldía que permita revertir situaciones hasta entonces consolidadas. La autora selecciona fragmentos de obras canónicas de Sófocles, Aristófanes, Lope de Vega, Gabriel García Márquez, y los intercala entre los propios a la hora de hacer progresar la acción. Refuerza así la relación vida-teatro. 

La última palabra (Segundo accésit) de Eduardo Roldán Galván, oriundo de Valladolid, se focaliza en un momento conflictivo de la historia española: el auge de la Inquisición. El conflicto se concentra en dos personajes: el inquisidor y un musulmán converso; y abarca dos campos: el económico, los campos y propiedades que serán expropiadas, y el bélico, el desembarco del sultán. La trama incorpora hábilmente el juego de delaciones, traiciones y mentiras ya sea para sobrevivir como para mantener el poder, en el mundo musulmán y en el español respectivamente. 

En la modalidad Teatro Mínimo, el premio recayó en Tarta Sacher, de la madrileña Ana Díaz Velasco que elige el tiempo actual, y como espacio, una moderna cocina en la que la preparación de la comida acompaña el avance de una intriga que en el diálogo de una madre con su joven hija abarca lo sentimental y lo generacional. 

Con Bata de guata (primer accésit) de Pedro Catalán García, también Madrid) se sumerge en el problema de género. Loren, una mujer de treinta y cinco años y desencantada de la vida es la vocera (la vecina sólo “escucha paciente”): el mundo de los hombres (en el ámbito profesional y en el doméstico) es para ella indiferente, egoísta y hostil; pero también queda planteada la aceptación de ese estatus quo. 

Con claro humor sevillano Elena Bolaños con Yo no soy un cobarde (segundo accésit) propone un monólogo con inesperado desenlace en el que un simbólico espejo pone en evidencia sentimientos ambivalentes. 

En suma, se trata de una publicación que ofrece a los elencos teatrales una serie de textos que pueden ser representados con éxito y, en el caso de los incluidos en el Formato Mínimo, también como ejercicios en los cursos de actuación. 





Año IV, n° 169
pzayaslima@gmail.com

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