Acaba de estrenarse en el Teatro NÜN un espectáculo político que a través de catorce secuencias musicales opera a través de la ironía y el sarcasmo para generar una crítica absoluta al actual gobierno, extensible al de Bolsonaro en el Brasil. Tal como Brecht lo describiera en 1927 en La política en el teatro, los creadores de este espectáculo perciben que las artes escénicas tienen la posibilidad (y el compromiso) de conquistar otros públicos a partir de su correspondencia con la situación sociológica, y enterrar -como propone el escritor antes citado -“las ideas e instituciones burguesas”.
Los creadores reconocen dos citas que remiten respectivamente al ya canónico Instituto Di Tella y la televisión: el tipo de canción propio de Nacha Guevara y el poder comunicativo de los Muppets. Pero más allá de esas “deudas”, lo que predomina en Esta Canción es la eficacia de una cuidada puesta en escena, la calidad vocal y ductilidad interpretativa de los actores Andrés Granier, Guadalupe Otheguy y Gustavo Tarrío, la integración del pianista Pablo Viotti –virtuoso ejecutante – al juego escénico, el funcional y al mismo tiempo sugerente vestuario de Paola Delgado, una eficaz partitura de iluminación y el fundamental empleo de luminarias de Valeria Junquera, el recurso de la utilización de dispositivos mecánicos móviles generados por Gustavo De Sarro, y la escenografía de Marianela Fasce que facilita y en los momentos adecuados subraya el desplazamiento de los intérpretes. Los materiales están cuidadosamente organizados y los actores han elaborado en detalle lo propio del gesto.
La música ocupa un lugar central, no es sólo acompañamiento de las letras, sino que, además de marcar los ritmos, propone y orienta el juego escénico. La presencia permanente del instrumento piano es fundamental para entender el sentido de la puesta: parodia de géneros y roles, y la mostración de lo que generalmente queda oculto (un piano vertical que exhibe como funciona su interior) otorga al instrumento y a su ejecutante un claro valor simbólico que se intensifica a partir de su desplazamiento claramente iluminado por todo el espacio.
Varios elementos contribuyen a situar a Esta Canción dentro de la categoría “teatro político”. La imagen que enmarca el programa de mano y se reproduce en puntuales proyecciones durante el espectáculo; la cita epígrafe que precede a la ficha técnica[1]; las dos publicidades utilizadas que ocupan las páginas centrales. El contenido de las canciones que remiten sin ambigüedad posible a hechos y personajes de la actualidad nacional, latinoamericana y hasta europea (la posición considerada conservadora de Pérez Reverte en la Academia Española en torno el debate de la implementación del lenguaje inclusivo, las supuestas ventajas del modelo alemán). La ruptura de la cuarta pared en distintas secuencias por el actor Andrés Granier quien impide a la manera brechtiana que los receptores sucumban al hechizo de la música y las voces, y los involucra. La participación de Emiliano Pandelo y Claudia Beovide contribuye a subrayar la línea crítica y estética que relaciona este espectáculo con los producidos en el Instituto Di Tella, sobre todo en su intento de ruptura con las líneas estéticas vigentes y la anulación de los límites entre “entretenido” e “instructivo”.
La autorreferencial extiende la mirada crítica hacia lo teatral: la realidad de los actores y los tipos de elencos que se conforman según los diferentes tiempos sociales; con humor, pero con precisión se describen las notas que caracterizan al teatro universitario, teatro callejero, teatro independiente, teatro oficial, entre otros.
Todas las canciones, una sola canción. Por eso hacia el final el mensaje político se intensifica, pero no con emisión de consignas sino con la decisión de los directores (Virginia Leanza y Gustavo Tarrío) de depositar esa función en el desplazamiento espacial. Los integrantes incluidos pianista y piano abandonan el espacio de la representación y se alejan del público por la salida de emergencia -la que adquiere una doble significación, la del teatro y el camino que toman los actores- y terminan su representación en la vereda (acera como símbolo de espacio público). Y el público debe seguirlos: es la única salida (otra vez doble sentido, como espectadores, como ciudadanos).
NOTA.
En esta entrega se ha eliminado la frase que hacía referencia a una posición favorable al régimen de Maduro. Dicha opinión personal se debió a una errada interpretación de esta autora sobre el sentido optimista de la canción en cuestión y no responde al pensamiento de sus creadores.
www.goenescena.blogspot.com.arNOTA.
En esta entrega se ha eliminado la frase que hacía referencia a una posición favorable al régimen de Maduro. Dicha opinión personal se debió a una errada interpretación de esta autora sobre el sentido optimista de la canción en cuestión y no responde al pensamiento de sus creadores.
Año III, n° 162
pzayaslima@gmail.com.
[1]
“Podemos continuar cantando así, sin intención de interrumpir, como unos
muppets-androides-recién renacidos que tratan por todos los medios de
sobrevivir. También podemos callar”
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