martes, 10 de julio de 2018

STRIP + TEASE = 4 DESVELOS

Cuando con mi colega la Dra. Beatriz Trastoy investigamos sobre la relación entre el vestido y el desnudo[1], encontramos cómo a lo largo de la historia el simbolismo del desnudo ofreció siempre una gran riqueza de interpretaciones, algunas de ellas contradictorias significar una invitación a la danza sexual, constituir un desafío a las normas sociales, una afirmación del propio cuerpo, ser signo de indefensión, de erotismo, de misticismo ascético, o bien funcionar como elemento esencial en diferentes rituales.  

A partir de los años ´60 se registra una revalorización del desnudo que puso en escena cierta factura erótica del cuerpo por la que aquel adquiría un valor semiótico específico según las convenciones del discurso estético en el que estaba inserto, y numerosos espectáculos nacionales -tal como en nuestros libros lo describimos- se sumaron a esa corriente. Pero, asimismo, en lo referido específicamente a las relaciones entre Streap-Tease y las artes escénicas, marcamos cómo en nuestro medio esta práctica fue confinada al ámbito del burlesque o del night.

El espectáculo que ahora comento, Strip + Tease= 4 desvelos, no sólo resulta atípico por la reunión de cuatro enfoques elegidos por los cuatro coreógrafos intervinientes o por la excelencia de los intérpretes, músicos, vestuaristas e iluminadores de cada una de las propuestas, en el plano estético, sino por la inteligente integración de diferentes discursos y géneros.

Precisamente el primero, “Strip + Tease 1 = Ecdisis” (Concepto y Dirección de Maricel Álvarez), incorpora lo científico, lo audiovisual y lo coreográfico para mostrar lo que implica el desvestirse como cambio y liberación. Ulrico Eguizábal Catena protagoniza de modo inigualable por su figura, estilo, oficio y expresividad esta primera mirada sobre el desnudo a partir de texto informativo aportado por Emilio García Wehbi sobre la ecdisis. Lo que en biología significa muda y mutación, en el caso de los seres humanos implica etimológicamente desvestirse, liberarse, y a lo que este strip apunta “es significar, a través del despojo de una vestimenta sobrecargada y artificial, la desnudez como ropaje natural de la ambigua criatura, de singular e inclasificable belleza que lo ejecuta”. El vestido opera aquí como “un partner vivo”, que revela equilibrios precarios, complejos movimientos, mutaciones recíprocas y simultáneas a partir de los movimientos del cuerpo del performer. El vestido negro (color asociado al ser mineral) pegado a la piel, y del que el artista va desprendiéndose remite a aquella “germinación en la oscuridad” de la que hablaba Jung la que es subrayada por adecuados y precisos efectos lumínicos.

 “Strip + Tease 2 = Impuesto rosa”. Su creadora e intérprete, Florencia Vecino, señala que reúne elementos de la cultura pop y con la cultura del striptease. Creo que esta fusión se materializa en los elementos del vestuario elegido (anteojos negros, tacones altísimos, conjunto que apunta más a lo deportivo, al entrenamiento). Conviven lo erótico, lo lúdico, lo gimnástico, lo artístico. Sin embargo, no hay fisuras ni ambigüedades: los desplazamientos coreográficos subrayan los códigos del género, el proceso de mostración, el juego de miradas entre el público real y la performer, entre el virtual mirón tecnológico cuyos ojos se mueven al costado del escenario frente a los espectadores según el ritmo de los desplazamientos pautados por la música. Vestuario y desplazamientos corporales operan también en otra dirección simbólica, como emblemas de las exigencias impuestas por el mercado en el campo del consumo de lo erotismo; cuerpo objeto que se expone para ser contemplado por otro, para seducirlo, y para apropiarse de su mirada.

 “Strip + Tease 3 = El cisne salvaje”, opera explora en la relación entre la desnudez física y la psicológica, y transita por distintos grados de desnudez desde la celebración del cuerpo hasta su existencia como objetivo-correlativo simbólico. El título es perfecto. Recordemos el valor simbólico del cisne, cuya imagen se refiere a la realización suprema de un deseo, a lo cual alude su supuesto canto (símbolo del placer que muere en sí mismo)
[2]. La inclusión de declaraciones de una estrella del burlesque, Gypsy Rose Lee, en el programa de mano es significativa.

“Como una monja sus oraciones, recito: remover, quitar, desnudar. Burlarse martirizar, provocar, incitar. ¡Que se revele lo oculto! Todas las acciones destilarán cierta dosis de crueldad” (…) No soy un exhibicionista. Soy un traidor que quiere traicionarte. Porque traicionar es sorprender Y sorprender, excitar. Y excitarte es mi destino.”

Bajo la dirección de Pablo Rotemberg, el intérprete Emilio Bidegain cumple a la perfección estas premisas: soslaya la vulgaridad y apuesta a la sucesiva creación de imágenes escultóricas a partir de un sistemático trabajo corporal que responde con sincronización absoluta al diseño sonoro de Patricio Lisandro Ortiz. El diseño del vestuario y los diferentes accesorios creados por Gabriela Aurora Fernández (los trajes evocan diferentes épocas y culturas), a través del ciclo desvestirse- estar desnudo-vestirse se orientan, en último término, a la recuperación de la integridad física del performer

“Una ­pequeña pieza de teatro-musical que evoca la tradición del Burlesque” –así definida por su coreógrafo y director Carlos Trunsky- cierra el espectáculo. Este “Strip + Tease 4 = Burlesque”, es el que menos apela al desnudo y reivindica para el vestido, su capacidad de combinar el valor funcional con el lúdico y simbólico en un juego de mostrar y ocultar el cuerpo. El vestuarista Jorge López logra subrayar la naturaleza fundamentalmente ambivalente del vestido manifestada en la función de visualización de lo oculto
[3] en el cuerpo de la bailarina Mariela Anchipi, y definir un género y un rol en el caso de la cantante y actriz Fanny Bianco.

No sólo alcanzan protagonismo los cuerpos y el vestuario, sino la música original que Vanesa del Barco, Aldo Benítez y Pablo Bursztyn crean para sus respectivas secuencias. Desvelan también los interludios musicales de la pianista Carmen Baliero capaz de sacar de lo más profundo del instrumento nuevas sonoridades, y los bailarines Nico Insfrán, Mario Medina y Agustina Biscayart Abram, quienes en los interludios plásticamente se desplazan organizado los elementos escenográficos y desnudan el mecanismo de la teatralidad.

Estos cuatro desvelos “despabilan” (a espectadores y creadores) en sus dos sentidos: quitar el sueño y poner gran cuidado en hacer algo); por eso “revelan” (descubren lo que estaba oculto). Más allá de los valores estéticos de este espectáculo es que supera a los tradicionales espectáculos de strip-tease en los que los cuerpos desnudos aparecen escindidos de todo pensamiento crítico o cuestionador de la realidad (y por ello nunca afectados por la censura), sino que muestra en una confluencia de varios disciplinas artísticas cuerpos en libertad (el cuerpo desnudo es una perfecta estructura en libertad) , sin trabas, símbolo de una mente que también decide en libertad.

www.goenescena.blogspot.com.ar

 Año III n° 135

pzayaslima@gmail.com


[1] Los lenguajes no verbales en el teatro argentino (Universidad de Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, Oficina de Publicaciones d l CBC, 1997) y Lenguajes Escénicos, Buenos Aires, Prometeo Libros, 2006.
[2] Gaston Bachelard, L´Eau et les Reves, París, 1942.
[3] Roland Barthes, Essais Critiques, Paris, Ed. Du Seuil, 1964, y J. Flugel, Psicología del vestido, Buenos Aires, Paidós, 1964.

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