En el número 132 del 16 de junio me referí al ciclo de diálogos conciertos o conciertos dialogados que ofrecía el pianista Daniel Levy en el marco del Ciclo Eufonía. El segundo de ellos, el dedicado a Clara y Robert Schumann me generó nuevas reflexiones sobre esta propuesta.
Desde el punto de vista musical destaco la capacidad del artista de convertir el espacio de un salón de actos en un espacio sonoro reverberante, de vibraciones compartidas. Es un maestro no sólo a la hora de ejecutar las partituras, sino en el modo en que organiza las condiciones del pasaje del discurso verbal al lenguaje de la música que emana ya del instrumento, ya de una grabación y de ambos al campo visual (facsímiles de partituras que los asistentes pueden tener en sus manos). La ejecución de piezas escasamente difundidas de Clara Schumann (y prácticamente desconocidas aún entre los amantes de la música) se complementa con la exposición que Levy realiza de pie al lado del piano y cuyos conceptos pueden trasladarse fácilmente al campo de otras artes, entre ellas, aquella en la que centro mis investigaciones: el teatro.
Ante todo, el problema de cómo organizar un repertorio. ¿Cuáles son las obras de un autor que se eligen, cuales son desechadas para su difusión? ¿Hasta qué punto el tema del género influye a la hora de esta elección? Si bien, creo que lo último no afecta al teatro argentino, habida cuenta de la notable presencia de dramaturgas, directoras y coreógrafas, sí se registra en el campo de la música y de la plástica. En cuanto al primero de los interrogantes, se pueden ofrecer algunas respuestas (por supuesto, personales y provisorias).
Según Levy, el caso de Clara Schumann, de cuya obra sólo se conoce una parte, la que, paralelamente es difundida casi exclusivamente por pianistas mujeres, es significativo. No sólo debido a elecciones individuales de los virtuales ejecutantes, sino por una decisión de los organizadores que imponen determinado repertorio.
En el campo del teatro ocurre algo similar, sobre todo en el campo del teatro comercial (en un grado menor, en el oficial). Notables dramaturgos del siglo XX son absolutamente ignorados a la hora de programar temporadas y se apuesta por autores (y actores) que se supone garantizarán la afluencia de público. Publico al cual suele subestimarse. Y aún en el caso de los autores elegidos, se representan las mismas obras y muchas otras quedan archivadas. Empresarios y directores teatrales, como en el caso de la música piensan en “el gusto” de sus destinatarios, posición bastante absurda habida cuenta de que en nuestro país ni siquiera se ha logrado concretar un serio trabajo sobre el público (o los públicos).
En un contexto actual en el que las vidas de diferentes mujeres cuyas profesiones le depararon fama, prestigio o poder (María Moliner, académica; Marilyn Monroe ,Elsa Lanchester, Niní Marshall, Ingrid Bergman, actrices; Frida Khalo, pintora; Eva Perón, Encarnación Ezcurra, políticas; Alfonsina Storni, poeta; Christiane Dosne Pasqualini, científica)[1] son rescatadas del olvido o investigadas desde nuevos ángulos en el campo del teatro, cabe añadir a esta lista la figura de Clara Schumann quien en esta oportunidad puede brillar por sí misma y no sólo por ser la compañera de Robert.
Con la difusión de las obras de Clara, el pianista y disertante (un performer que presentan también sus propias experiencias en la vida y en el arte) se adelanta a los homenajes que se preparan para conmemorar los doscientos años del nacimiento de esta pianista y compositora de lieder, preludios, caprichos, soirées musicales, conciertos para piano y orquestas, valses románticos, fugas…
En estos Dialogos Conciertos –Conciertos Dialogados, Daniel Levy aúna al rigor de sus enfoques, la claridad expositiva, capacidad de síntesis, un dominio absoluto de su técnica pianística, fervor humanista. En síntesis, posee aquello que el crítico y narrador Ernesto Schóo denominara “la inteligencia amorosa”.
www.goenescena.blogspot.com.ar
Año III, n° 136
pzayaslima@gmail.com
[1] A propósito de este tema puede leerse el artículo de Jazmín Carbonell “Mujeres de la historia. Siempre vigentes, las verdaderas elegidas” (La Nación, Espectáculos, sábado 14 de julio de 2018, pp. 1 y 2).
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