lunes, 4 de junio de 2018

TEATER I BUENOS AIRES. UN EXHAUSTIVO Y FORMIDABLE ENSAYO DE OSCAR MACOTINSKY SOBRE “LOS VOLATINEROS”.


Durante mi estadía en Estocolmo en el 2000, el Dr. Oscar. H. Macotinsky me entregó su ensayo sobre el grupo Los Volatineros, cuyos integrantes a mediados de los ´ 70 revolucionaron la escena nacional. En su momento no pude abocarme a su lectura debido a mi desconocimiento del idioma sueco – salvo algunas fórmulas de cortesía.

Hoy puedo subsanar esa omisión y acercarme a un libro de absoluta importancia para la historia del teatro argentino y que no ha sido traducido al español (desconozco si lo está en otros idiomas).

Las palabras claves que se desprenden de este trabajo ofrecen su verdadera dimensión: el contexto socio-cultural en el que surge el grupo, el papel de la dictadura y del régimen democrático que le siguió, la integración de la ideología y la política en el campo teatral, el sentido del post colonialismo, el concepto del teatro experimental, el teatro de grupo, la puesta en escena y la teoría de la recepción.

Las palabras claves que se desprenden de este trabajo ofrecen su verdadera dimensión: el contexto socio-cultural en el que surge el grupo, el papel de la dictadura y del régimen democrático que le siguió, la integración de la ideología y la política en el campo teatral, el sentido del post colonialismo, el concepto del teatro experimental, el teatro de grupo, la puesta en escena y la teoría de la recepción.

Un extenso Prólogo (pp. 13-56) nos introduce, entre otros, en dos temas fundamentales: la interculturalidad y la realidad transnacional practicada por este grupo, y el tipo de método de análisis que considera más apropiado para el análisis del itinerario seguido por el grupo. Respecto del primero de los puntos, destaca el modo en el que lo argentino se ha integrado con lo latinoamericano (no fue casual que el primero de sus espectáculos, ¡Qué porquería es el glóbulo! fuera de un autor uruguayo José María Firpo), y, asimismo, su llegada a públicos europeos, proyección internacional debida en parte, según Makotinsky, a la procedencia misma de sus integrantes: argentinos descendientes de holandeses e italianos (Francisco Javier, director), españoles (Roberto Saiz, actor), ingleses (Julian Howard, actor) e italianos (Román Caracciolo, actor).

En cuanto al modelo de análisis propuesto, si bien toma como punto de partida las propuestas de Gunnar Danbolt, Kjell S. Johannessen, Tore Nordenstam y Willmar Sauter, el autor elabora un método propio que le permite simultáneamente analizar la puesta en escena lo verbal y lo no verbal; técnicas y convenciones,) con el contexto (económico, político, ideológico) y la recepción (del público y la crítica).

A través de doce capítulos agrupados en cuatro partes, el autor analiza la contribución que Los Volatineros realizó al teatro entre 1976 y 1989, especialmente por su posición estética e ideológica que les permitió construir un puente entre la tradición y la experimentación, valorizar lo verbal desde un teatro físico que también revalorizaba el espacio, redefinía la función de la iluminación, lograba una notable interacción con el público, y logró dejar su marca en otros grupos, sobre todo los surgidos a comienzos de los ´80. El material que le permitió elaborar El material que le permitió elaborar cada uno de dichos capítulos proviene no sólo de un arduo trabajo en bibliotecas, hemerotecas y archivos oficiales y privados, sino también de un contacto directo con los integrantes del grupo a lo largo de entrevistas realizadas a lo de su permanencia de dos meses en cada uno de sus seis visitas a Buenos Aires (1986, 1989, 1992, 1994,1996 y 1998). Su solvencia como investigador se traduce en la claridad expositiva, la capacidad de relaciones teoría y práctica, y las líneas estéticas con el contexto sociopolítico y cultural. Todo esto genera un ensayo que exhaustivamente presenta un grupo cuya posición ideológica y su formación teatral modificó de manera sustantiva la relación con los espectadores, el espacio y los textos, al tiempo que encauza de manera positiva y enriquecedora la improvisación, las técnicas circenses y la tradición del sainete.

Las imágenes cuidadosamente seleccionadas, no son “decorativos” sino altamente funcionales a la hora de mostrar las opciones espaciales de cada uno de los espectáculos analizados (¡Qué porquería es el glóbulo, Cajamarca, ¡Hola Fontanarrosa!, El Argentinazo, El herrero y el diablo) –a este objetivo también apunta los planos del Teatro Casa de Castagnino-, y los distintos cuadros y diagramas incluidos, siempre acompañados de explicaciones esclarecedoras nos acercan a una verdadera integración de la práctica escénica, la investigación y la crítica. Su descripción y análisis de las puestas en escena incluye los porcentajes de los distintos aspectos que las componen, el texto representado y/o contado, la coreografía, y los elementos acrobáticos y pantomímicos.


Otro motivo para reseñar este libro es el papel importante que cada uno de los “volatineros”, ha desempeñado (y desempeña) en el campo teatral del país, aún después de la disolución del grupo. Francisco Javier (fallecido en el 2017) continuó su labor como traductor, director de escena, profesor universitario, y conferencista invitado por prestigiosas entidades académicas europeas y americanas. Roberto Saiz continúa destacándose como docente en ámbitos académicos y al frente de talleres de narración oral, apuntando siempre a convertir el cuerpo y la voz en los instrumentos expresivos y comunicativos más perfectos. Román Caracciolo, ha demostrado ductilidad como intérprete, solvencia a la hora de dirigir en los más variados ámbitos (teatro cerrado, teatro callejero, elencos oficiales e independientes) y un peculiar dominio de la escritura dramáticas tanto en los textos originales e su autoría estrenados, como en sus adaptaciones. Julian Howard es uno de los pocos actores que a puede abordar exitosamente las obras más dispares en los espacios más heterogéneos y cautivar a espectadores de distintas generaciones (infantiles, adolescentes, adultos); responsable de excelentes transposiciones de la narrativa a la escena, es de destacar su tarea como productor del I Festival de Teatro Integrado para personas con capacidades especiales.

Los tres actores antes mencionados, más allá de sus diferencias estéticas, han atesorado su paso por Los Volatineros y propiciado un modo de hacer teatro que articula lo ideológico con lo espectacular, que propone la libertad creadora para el actor y acrecentar la capacidad receptiva de los espectadores, que rescata la importancia del juego y que se orienta a difundir la obra de autores argentinos y latinoamericanos.

Creo que existen suficientes razones para que este libro de Oscar Macotinsky a pesar de haber sido publicado en 1999 logre, dos décadas después, una mayor difusión que la obtenida hasta el presente y pueda difundirse de manera adecuada sobre todo a los hablantes hispanoamericanos.

Referencia bibliográfica:   Oscar Hugo Macotinsky, Teater i  Buenos Aires.  Teatergruppen LOS VOLATINEROS (1976-1989). En kontextrelaterad uppsättings-och receptionsstudie. Stockholm, Universitet Stockholms, 1999. THEATRON-serien. 397 p.

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