domingo, 7 de mayo de 2017

FICCIÓN ESCÉNICA Y VERDAD HISTÓRICA, UNA RELACIÓN CONFLICTIVA (II)

George Bernard Shaw en su autobiografía Diez y seis esbozos de mí mismo, afirmaba su desconfianza de los intelectuales que instalan interrogantes que nunca alcanzar a responder. Asumo las limitaciones conclusiones firmes y definitivas. En este caso, están referidos a la relación que percibo conflictiva entre ficción escénica y verdad histórica, no tanto para los autores como para los potenciales receptores se actualizan  cuando el período estudiado involucra al movimiento peronista en sus diferentes etapas entre su aparición en  1943 y nuestros días.

Unidad Básica, “sainete elemental”, de Pompeyo Audivert y Andrés Mangone es un claro ejemplo. Allí, la historia del peronismo puede ser leída como mito y se reconstruye al propio Perón como mito. Ambos autores/directores declaraban: 

"Nos pusimos a estudiar y descubrimos un territorio de una incandescencia simbólica notabilísima que nos permitía ligar eso con un inconsciente colectivo muy fuerte. Nos resultó una situación teatral interesante y empezamos a construir un relato vinculado con un tiempo roto, a una fuerza vana que opera sin cesar en los argentinos, una cuestión mitológica, y fuimos desarrollando una investigación que demoró un año, porque tuvimos mucho cuidado de no entrar en un gorilismo o en una cuestión más personal de lo político. [En escena] todo está roto, es un tiempo en el que entran todos los tiempos y se cruzan en un territorio muy particular, el Sur. También la historia se mezcla con el mito y los personajes devienen en Perón y Evita, pero no lo son, e irrumpen dos motoqueros que pueden ser sindicalistas o montoneros. Nunca quisimos que nuestro motor fuera la cuestión política. Lo que nos mueve son investigaciones artísticas en donde sí hay traducciones de pensamientos políticos". (La Nación, 3 de noviembre de 2002).

Es decir, que se trata nada menos que un nuevo ejemplo las relaciones entre la política y la poética teatral.  En este punto es necesario recurrir a las investigaciones  de Jazmín  Sequeiras  y su propuesta de nuevas conceptualizaciones operativas. Así como Jaques Ranciere concebía la política (y al trabajo del arte) como una ficción pensada para administrar los repartos sensibles del mundo, ella considera “que es en el pensamiento de los creadores donde hay que indagar para situar las problemáticas de la producción artística” (Tesis doctoral1). Por su parte, otra investigadora  María  Florencia  Heredia, cono su artículo “Leer y releer la historia: la dimensión mítica del peronismo en Unidad Básica de Pompeyo Audivert y Andrés  Mangone” contribuye a esclarecer algunos aspectos puntuales: 
La adopción del mito se erige así como una suerte de declaración de rebeldía contra el estado de la cultura contemporánea y no como una reconstrucción arqueológica o fuga nostálgica hacia un mundo-otro  fuera de la historia. De hecho, la pieza no induce a salir de la historia para acercarse al mito, sino que invita a entender la historia escapándose de los esquemas de pensamiento occidental moderno. En este sentido, Unidad Básica es un ejemplo de reescritura de la historia; mito e historia coexisten en la obra, contaminándose entre sí y dramatizando, al mismo tiempo, la ruptura que los separa.

Para reflexionar sobre un pasado que no puede volver (ya no existen los líderes, no hay un consenso social para una revolución, el obrero del ´43 se ha extinguido)2 Audivert y Mangone  eligen un género canónico también en vías de extinción: el sainete; cómo en este los personajes son  “tipos”, no compadritos, sino peronistas perseguidos y proscriptos.
La historia no sólo aparece “contaminada” por elementos míticos: un uso del tiempo sin cronología, necesidad de líderes incuestionables (Perón), un espacio cercano a la utopía, la eternidad asegurada (Evita), sino horadada por la presencia de recursos paródicos propios del texto y de la actuación.

Si cantamos/contamos la historia con otra voz, dinamitamos el tiempo alterando las relaciones de causas y efectos, fragmentamos los acontecimientos, qué tipo de relectura podemos realizar. La citada investigadora reconoce
Negando certezas, resemantizando algunos aspectos del pasado –histórico, pero también teatral, a partir de la deconstrucción, la fragmentación y el pastiche, Unidad básica se  nos presenta como un problema a desentrañar, como un rompecabezas a armar. Las incertidumbres estallan en todas las direcciones y, ante ellas, el espectador no puede dejar de sentirse como parado en un terreno pantanoso en el que buscar “hacer pie” se torna una tarea vana. 
Esto no hace sino intensificar los interrogantes sobre las relaciones entre la ficción y  los hechos del pasado. Esta obra hace convivir sucesos que tuvieron lugar con los aquellos inventados, no tiene pretensión de verdad y abunda en referencias metafóricas (los cuadros que cambian  de lugar, la partida de truco) que se entrecruzan  con las huellas historiográficas. Los autores logran que “la verdad” se haga “más densa por intervención de la mentira” (Olga Steimberg de Kaplan, “El problema de la verdad en la nueva novela histórica”, Alba de  América, n° 32, marzo, 1999) a partir de descubrir y penetrar en aquellos intersticios que la narración histórica deja sin completar; las omisiones, exageraciones y anacronismos que no tienen lugar en dicho discurso refuerzan “la percepción de incertidumbre y la relatividad de toda verdad” (id.). Asimismo se instalan en el receptor  preguntas sobre la historia como ciencia: ¿se puede contar la realidad?, ¿cómo funciona la memoria?, ¿se trabaja sobre hechos o sobre interpretaciones de hechos?, ¿cuál es el verdadero sentido de la ciencia histórica el que propone Marc Bloch, Johan Huizinga, Hyden White, Paul Ricoeur, Michel de Certeau, Roland Barthes,  Jacques Le Goff,  Frederic Jameson o nuestro  José  Luis  Romero?

Así como Unidad  Básica deposita en la recepción la responsabilidad de encontrar el sentido (o posibles sentidos) del espectáculo, deposito en cada potencial lector de este artículo la necesidad de reflexionar sobre estos últimos interrogantes sobre el llamado “teatro histórico”, la historia como ciencia, la historia como arte, la historia como “tejido de bifurcaciones”3, la posibilidad de alcanzar la verdad.  


www.goenescena.blogspot.com.ar
año II, N° 69
pzayaslima@gmail.com






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[1] Esta investigadora cordobesa es autora de varios artículos publicados sobre el tema, documentados y ,al mismo tiempo, originales.
[2] Lo que sí sigue en pie es precisamente la Unidad Básica, centro que situado en los distintos barrios nuclea a los afiliados y/o simpatizantes del peronismo.
[3] Así la definía Tomás Eloy Martínez

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