lunes, 2 de abril de 2018

BERNARDO CANAL FEIJÓO FRENTE AL ESPACIO CULTURAL ARGENTINO (Un anticipo de mi próximo libro)


Tres obras dramáticas de tres décadas diferentes son suficientes para considerar a este artista santiagueño como una de las voces más representativa entre aquellos que apostaron indagar sobre nuestros orígenes, redefinir identidades y encontrar un nuevo camino para la “cultura nacional”. Nos referimos a Pasión y muerte de Silverio Leguizamón (1944), Los casos de Juan el zorro (1954), Tungasuka (1963).

De hecho, su línea de pensamiento se manifiesta en varios libros dedicados al estudio de mitos, tradiciones, lenguaje y costumbres de la campaña argentina, entre los cuales se destacan Ensayo sobre la expresión artística en Santiago del Estero (1937), Mitos perdidos (1938), Los casos de Juan (1939), y su enfoque sobre los hechos histórico (Premio Losada 1960 para Ensayo sobre el Sesquicentenarios de la Revolución de Mayo). A comienzo de la década del ´40, en un momento, en el que los movimientos nacionalistas ocupaban un lugar protagónico, hace conocer su postura en una serie de proposiciones en torno al problema de una cultura nacional argentina; posición que luego reelaboró en Confines de Occidente (1954). Canal Feijóo fue capaz de reescribir y desmontar al menos tres antinomias que marcan nuestra historia como país y el desarrollo del pensamiento teórico: cultura popular y cultura letrada (La expresión popular dramática, 1943), el mundo indígena y el mundo de los blancos (Burla, credo y culpa en la creación anónima, 1952), la ciudad capital y las ciudades del “interior” (Teoría de la ciudad argentina, 1951); folklore y sociología, historia y ficción (Una teoría teatral argentina, 1956). Su adhesión al pensamiento de Alberdi se materializa en trabajos sobre lo que implican la Constitución y la Revolución y culmina en Integración constitucional argentina (1957). Y, en un dramático momento político de nuestro país se atreve a analizar un tema polémico, aún hoy vigente, el populismo (El populismo en la Argentina, 1976). Para examinar la realidad recurre a los datos que pueden suministrarle la sociología, la historia, la sicología o la economía, lo que se verifica ya en sus diferentes libros de poemas.

Sus reflexiones teóricas encuentran su correspondencia en su producción dramática y poética. Por ello nuestro trabajo abarcará tres partes: ensayo, teatro y poesía. En este breve artículo voy a detenerme en alguna de sus ideas sobre el teatro y su relación con la historia.

Un artículo de 1944 echa luz sobre las tres obras dramáticas antes mencionadas. Canal Feijóo considera al acto teatral como “una proposición absoluta e impersonal, una interrogación dirigida a la comunidad. Tanto el acto cultural como el acto teatral, están animados de un sentido fundamental de comunión” (el subrayado me corresponde). Puede verse claramente cómo estas ideas son retomadas y/o parafraseadas en la actualidad aunque no siempre se cita a su autor original. Asimismo aporta una lúcida reflexión sobre la máscara “la máscara no era un atributo original del teatro –venía del acto cultual-…” y sobre sus diferentes funciones: “En el uso religioso la máscara es un instrumento de identificación mágica. La máscara teatral se apoya en los supuestos de una idea previa de resalte de la personalidad, si bien levantando la definición de los rasgos hasta la cima de una verdadera tipificación”. Reconoce en el acto religioso un acto de “advocación”, y en teatral, de “convocación”, al tiempo que descubre como paradoja el hecho de superponer una máscara estática sobre el acto dinámico. Una atenta lectura de este y otros trabajos revela claramente como en la primera mitad del siglo XX este pensador se adelantaba a muchos investigadores nacionales y extranjeros en lo que se refiere a las diferencias entre rito y teatro y a los alcances de la recepción.

Sitúa al teatro como la primera de las artes profanas “en un plano de valor absoluto a la humanidad al hombre como zoón politikón; como ser sociable y reflexivo”, pero también por el hecho de pedir “el sufragio colectivo e impersonal” de un pueblo que demuestra libertad de gusto y de juicio, se revela también “como la primera de las artes de inspiración democrática”. En Canal Feijóo resulta válida y certera la hoy tan bastardeada frase “nacional y popular”.

Afirma: “Hay una base nacional forzosa para el problema del teatro y es que éste comienza y acaba en el pueblo. El teatro existe porque hay una conciencia o sub conciencia colectiva que quiere y es capaz de renovarse en proyección estética” (Para él no hay teatro sin fe colectiva). También resulta clarificador su pensamiento sobre el gaucho, al que reconoce como el primer personaje teatral y que resulta enfocado desde dos puntos de vista: una de “héroe rural” y otra de “delincuente urbano”, lo que lo conduce a una reflexión final:



Cuando en nuestra historia lleva a concebirse la antinomia civilización y barbarie, el gaucho adquiere de pronto una super realidad entre carnal y mítica que lo pone exactamente en el fiel de las potencias sentimentales y racionales en que ha dicotimizado el alma nacional y se vuelve personaje rigurosamente teatrable. Luego, el gaucho desaparece formalmente de toda visión nacional”.
[1]

Apasionado por la historia y la posibilidad de incorporarla en la ficción sostenía, justifica y nos introduce en la lectura de su producción dramática, al tiempo que desarrolla un concepto por él preferido, “subentender”:



“Tenemos una historia mucho más hermosa que la que presentan los historiadores (…) Al ser nacional se lo quiere representar como personalidad estatuaria simbólica, así como se presenta a Cristo Crucificado. No. Es un ente existencial que está hablando por todos, pero que a veces encuentra la personalidad individual que lo asume y lo da por representación infusa total, Se dice que hablando se entiende la gente (…) No. Hay un entendimiento antes de hablar, que hace que nosotros no necesitemos diez minutos para pensar en las palabras que está diciendo el otro porque lo sobreentendemos (…) Estamos subterráneamente comunicados. Bueno, el ser nacional es eso. Encuentro que el ser nacional se expresa en toda voz que resulte unánime, que hable por todos…”
[2]

Este concepto de lo nacional encuentra su correlato en los ensayos sobre lo popular americano, entre los cuales sobresale La expresión popular dramática. Allí demuestra cómo “la expresión en acto constituye a menudo la forma más firme y poderosa del lenguaje del pueblo” y describe cómo “lo larvar, lo mezclado, lo confuso, lo involutivo es lo más abundante y típico de la expresión popular americana”. La transformación del espacio y del tiempo, como así la representación del otro

A 120 años de su nacimiento Canal Feijóo sigue operando como modelo de investigador y dramaturgo que al tiempo de revelar los efectos de la conquista y colonización americana, pone de manifiesto aquellas estrategias de encubrimiento por parte de quienes se consideraron vencedores, lo que lo sitúa entre los más valiosos ensayistas argentinos del siglo XX, capaces de proyectarse al siglo XXI. Sus obras teóricas y dramáticas ayuda a decodificar mitos y mentiras en los proyectos utópicos, silencios y parcialidades a la hora de tratar temas históricos, hipocresías a la hora de configurar al otro, y pereza intelectual al sostener antinomias constitutivas de modo acrítico. 

www.goenescena.blogspot.com.ar

Año III, N° 121

pzayaslima@gmail.com



[1] “En el principio era el teatro” (Cuadernos de cultura teatral, Buenos Aires, n° 18, pp. 63-83),

[2] Citado en la nota necrológica (La Prensa, 11/10/1982.

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