domingo, 12 de noviembre de 2017

EXPERIMENTACIÓN CON OBJETOS Y NUEVAS TECNOLOGÍAS

Producida por PICA (Proyectos Innovadores Culturales y Artísticos) la Compañía cuerpoequipaje estrenó en el espacio teatral El Kafka dos piezas: una de teatro “de objetos y video” (Concierto para equipaje), y otra calificada como “coreográfica con máscara y video” (Africa. Sueño de un viaje olvidado). Realmente sorprende que un grupo interdisciplinario conformado por jóvenes performers dedicadas sólo hace dos años a la creación e investigación en artes escénicas hayan logrado un espectáculo tan formalmente innovador y tan conmovedor y sugestivo.

El programa de mano describe así a la primera parte:

“Hay en el escenario evocación y memoria rota

Tacos, corridas, valijas, tres mujeres.

La llegada del tren, ecos de centáurides y un violín

Surrealismo contemporáneo.”

Esta síntesis poética se corresponde perfectamente con lo que se verá en escena. Una total interrelación entre imagen, luz, sonido y movimiento; una voz en off que constituye una verdadera cita de lo que fueron las vanguardias de principios del siglo XX, sonidos que remiten a un lenguaje que no busca ser comprendido sino valorado como timbre y como ritmo. Pero también reelaboración de aquel futurismo que presentaba sólo visiones parciales del cuerpo (piernas, brazos); rostros ocultos por las cajas en las que velozmente se introducen, arrastran, abren y cierran, o atraviesan con sus manos, escondidos tras la cabellera o cubiertos por una sombrerera. Y la cita/homenaje a la estética de Tadeusz Kantor (embalajes, valija, violín). La coreografía de Tatiana Sandoval, responsable también de la dramaturgia y la dirección apunta a la disolución de las fronteras entre la danza y el teatro, el teatro de actores y el teatro de objetos (de hecho el grupo se presenta como “teatro físico de objetos”).

La llegada de una cuarta caja, mucho más grande que cobija a quien desempeñará el rol de mujer doble y mujer bosque, marca el inicio de la segunda parte en la que la “memoria rota” mutará en la recuperación del origen.

“El sueño de una niña

¿puede reponerse en un escenario?

La infancia de la humanidad podría ser ÁFRICA.

Volvemos por la huella de un viaje olvidado.”

El imaginario de los argentinos acerca de África generado desde el cine y la narrativa puede sintetizarse en tres fuentes: Las minas del rey Salomón con su mirada desvalorizadora sobre el negro; Tarzán y los mitos tejidos alrededor de este personaje; y El poder de las tinieblas, donde Conrad describe “un fatigoso peregrinar en medio de visiones de pesadilla” propias de un “tenebroso círculo del infierno”. Un clásico como Roberto Arlt nos ofreció su visión de este continente como espacio utópico, y dramaturgos nacionales contemporáneos, como Alberto Wainer y Mónica Silver estrenaron en estos últimos años sus propias visiones sobre un continente para nosotros aún misterioso: mito misterioso nacido, según Kapuscinsky de su innacesibilidad.

En esta oportunidad, con la dramaturgia y dirección Tatiana Sandoval nos enfrentamos a una nueva África posible: no de pesadilla, sino de un sueño infantil metáfora del origen de nuestra humanidad. Una especie de memoria genética se materializa aquí en la presencia del doble (mujer doble-mujer bosque) y la riqueza metafórica y la belleza plástica de la mujer pájaro y la mujer del violín con las máscaras compuestas por Hernán Ferrari sobre el diseño de Pheonía Veloz y los desplazamientos sobre la “caja nido” realizada por Esteban Siderakis. Los juegos lumínicos (Jessica Tortul) subrayan el ritmo que proponen el diseño sonoro y la música original de Cecilia Candía (cañas arrastradas, ejecución del violín, gritos, susurros). Una de las secuencias que aúnan belleza y funcionalidad de los objetos, que en su perfecta interacción con las performers, por momentos añaden a su primer significado de “arma”, luego adquieren un valor antropomórfico, y en otro momento, la función de canoas. Todo ello, subrayado por incidentales proyecciones del video ideado por Claudia Araya López.

La formación de Tatiana Sandoval en el campo del teatro y de las artes plásticas es fundamental a la hora de organizar el juego de lo sonoro con el juego de lo visual y lograr un espacio en el que reverbera la luz y el sonido a partir de su relación con los cuerpos de las performers. Cuerpos que aparecen como una instancia enunciativa del mundo interior de los individuos y de la naturaleza de un continente.

















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