Dos calificadas profesoras e investigadoras mendocinas proponen difundir el “universo teatral” de quien
es considerado uno de los artistas mendocinos
más importantes del siglo XX, Fernando Lorenzo en El universo
teatral de Fernando Lorenzo. Los textos dramáticos y los espectáculos
(Buenos Aires, Instituto Nacional del Teatro,
2013. Colección Historia Teatral). Con este objetivo toman
como punto de partida, más allá de las referencias biográficas y artísticas del
autor mencionado, el comentario de sus textos dramáticos y sus puestas en escena
(“nos proponemos ubicar la textualidad de Lorenzo dentro del capo teatral local y nacional y
evaluar la unidad de su obra en la concreción de recursos lingüísticos constantes,
en la forma de encarar temática y formalmente las piezas a pesar de las
diferencias estructurales” (p. 11). Del estudio preliminar caben destacar la solvencia,
la claridad y la minuciosidad con las que ambas compiladoras analizan cada uno de los cinco bloques que reconocen
en la producción del dramaturgo
mendocino: el teatro regional
indigenista, el teatro histórico, el teatro épico de intertexto socio-político,
el teatro del absurdo e incomunicación
con notas de crueldad, y el teatro del
absurdo con notas de neogrotesco. Asimismo el rescate que realizan de las puestas en escena de Nahueiquintún,
Los establos de Su Majestad, La conferencia, y El
concierto a fuego lento de la señora
Decroly - dirigidas respectivamente
por Walter Neira (1994), Carlos Owens (1973), Jorge Fornés y Elina Alba (1998), y Walter Neira (1990) - ofrece inestimables aportes: análisis
modélicos de dichos textos espectaculares, una descripción detallada de los diferentes
estilos de los directores que en las fechas citadas tuvieron a cargo los
montajes, referencias ilustrativas de las instancias de circulación y recepción de las obras de Lorenzo, y una precisa contextualización (por
ejemplo, el exilio forzoso de Carlos Owens en
1974 por la intolerancia y la violencia ejercidas por la Triple AAA comandada por el peronista López Rega).
Organizar una antología
resulta una aventura peligrosa, y el desafío encarado por las citadas
autoras resulta especialmente atractivo porque es el producto de una atenta
relectura (las publicaciones académicas anteriores sobre la obra de Lorenzo realizadas por ellas lo comprueban), y organizan la producción del
dramaturgo de tal modo que los textos, no sólo analizados sino incluidos en la
segunda parte, conformen un proyecto que
permite leerlos como una obra entera y
única, a pesar de la diversidad temática que ofrecen.
Tanto la bibliografía como la cronología de las obras y los
premios funcionan como pertinentes vías
de acceso para otros estudiosos interesados en el autor (fallecido en 1997) y/o
el teatro mendocino.
Una reflexión aparte merece la presentación llevada a cabo
en la sala Elina Alba de la ciudad de Mendoza hace pocos días. El artículo del
periodista Fausto J.
Alfonso publicado en la web el
02-04-2017 resulta insoslayable para quienes no pudimos asistir a ella.
Su autor eligió un título provocativo “Lorenzo, la Cheli y los jóvenes viejos”,
inspirado en la película de Rodolfo Kuhn. Quien fuera
creador y director de la revista mendocina UBU
Todo Teatro entre 1991 y el 2001 y hoy editor responsable de El pacto del Fausto, apunta hacia un problema que excede el hecho
puntual de una presentación de libros: la ausencia de artistas mendocinos
jóvenes en esa convocatoria demostraría
“que la historia del teatro mendocino está generacionalmente
fracturada”, que el desinterés y la indiferencia ante una publicación que ubica
a Fernando Lorenzo en el sitio de honor que le corresponde en la historia del
teatro de Mendoza (y yo me atrevo a afirmar que de la Argentina) revela que
pueden ser calificados como “jóvenes viejos” que “hoy esquivan el bulto de los
antepasados y no tienen más referencia que la autosuficiencia”.
Pero, por lo que se afirma en ese artículo, podemos creer que
se trató de una presentación notable en la que se integraron naturalmente la investigación académica y la práctica
teatral, lo multimedial y lo cinematográfico (exposición del documental de
Ulises Naranjo sobre F. Lorenzo), las
experiencias subjetivas y la divulgación. De dicha presentación participaron
los directores Walter Neira y Gustavo Casanova, la “pluriartista” Vilma Rúpulo
y los actores Laura Bagnato, José
Kemelmajer y Jorge Fornes. Que la
profesora Graciela Díaz Araujo (la Cheli) fuera la coordinadora fue, sin duda,
uno de los grandes aciertos, no sólo por
haber sido una de las autoras del libro sino porque es quien más conoce de la
historia de la actividad teatral de los últimos cincuenta años en su provincia,
tal como puede apreciarse de la lectura de sus numerosas y calificadas
publicaciones. Y la ausencia de teatristas jóvenes denunciado por Alfonso
instala como otro “problema” del teatro (me atrevería a afirmar “argentino”, no
sólo mendocino): nuevas generaciones incapaces de mirar con interés un pasado
inmediato.
www.goenescena.blogspot.com.ar// Año II, n°66
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