En el corriente mes de
junio el Museo Nacional de Arte Oriental presenta la muestra “Aire de Kabuki. Teatro popular y estampa japonesa
del Siglo XIX”, cuyo curador A. A. García Rodríguez ha
sabido organizar los materiales de tal modo que segura al espectador que
recorre las diferentes salas goce estético e invalorable información. Toda la
muestra pone de relieve el criterio de belleza que los japoneses expresan a
través de cuatro términos: miyabi (elegancia
refinada), mono no aware (pathos de
la naturaleza), wabi (gusto
tranquilo, y sabi (elegante
sencillez).
A través de la mirada
de ilustradores y editores japoneses, las estampas -xilografías policromas de
distintos grabadores- reproducen escenas de las obras más representativas del
teatro Kabuki. Datos esenciales acompañan a cada una de los materiales
exhibidos y presentan los temas e historias que este género escenificaba.
Recordemos que este género trataba obras
de asuntos históricos cuyos protagonistas eran guerreros o nobles, y de la vida
social que focalizan su atención en episodios de la gente común incluido el
tema amoroso y, según Bowes, el elemento
erótico[1].
También se informa al
visitante cómo las estampas de los actores favoritos eran codiciadas y
coleccionadas por los aficionados, o el por qué de la competencia existente
entre editores e ilustradores. Por su parte, otros materiales permiten acercarse al contexto específico de la
recepción: la gigantografía que reproduce el interior de un teatro en el
momento de una representa, la serie “Las 53 estaciones de la carretera del
Tokai que enlazaba la capital Kioto con el centro del poder político de
entonces, Edo y que señala las paradas
que realizaban los viajeros para descansar, la selección de los carteles de
temporada y de los folletos de crítica a los actores.
La exposición también
incluye fragmento de videos de dos obras, Shin
Hakkenden y Yoshitsune Senbon Zakura,
que también remiten a las estampas. Asimismo una pantalla de grandes
dimensiones exhibe una compilación de
espectáculos de Kabuki producidos entre
el 2014 y el 2015, que permiten apreciar con claridad la técnica de la
puesta en escena que exige este género. Dada
la regla de actuación que exige la inmovilidad del rostro del actor, el
maquillaje -arte especial llamado
kumadori- con sus distintos colores y diseños intensifica la expresión facial y da las claves
para reconocer a los diferentes tipos de personajes[2]. Por
ello, tanto los videos como las estampas ofrecen una valorable información sobre el maquillaje, la
escenografía, y el vestuario; en especial, las que componen la serie “Buenos y
malos endemoniados, revelan los distintos códigos gestuales.
Los datos ofrecidos por el curador ayudan con
claridad y precisión a develar las claves de este teatro y, al mismo tiempo,
secretos propios del diseño de las estampas; por ejemplo, el gráfico que marca
en las estampas de actores indica dónde localizar en ellas los nombres del
actor y del personaje, los logotipos del grabador y del editor, la firma del
ilustrador y el sello de censura.
Los tres ideogramas que
componen la palabra kabuki (ka: canto; bu: danza, y ki:
actuación) cobran vida en esta exposición modélica de dos de las
manifestaciones más representativas del arte japonés: la estampa y el teatro.
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