El dramaturgo argentino-croata Ivo Kravic acaba de publicar un nuevo texto dramático en el que lo histórico, lo filosófico y lo religioso es iluminado desde lo ficcional.
La Cena de Pilatos se centra, según su autor, en el interrogante que Poncio Pilatos le dirigiera a Jesús “¿Qué es la verdad?” y en el silencio que obtuvo por respuesta. El texto soslaya la polémica sobre la divinidad de este y focaliza su interés en los puntos de vista que exponen los personajes (Pilatos, Judas, Barrabás, un sirviente) sobre lo sucedido en el pasado. Este encuentro ficcional adquiere un tinte de atemporalidad no sólo por los diálogos sino por las “Palabras que acompañan”. Por una parte incluye las versiones que del hecho ofrecen los evangelios de San Mateo, San Lucas y San Juan; por otra, fragmentos de obras teóricas de autores como Francisco García Bazán, Friedrich Nietzsche, Emile M. Cioran, Giorgio Agamben y Jorge Luis Borges.
Una puesta en escena minimalista (una estatua de un dios romano, una pileta pequeña con una jarra, una mesa con cuatro copas, cuatro silla y una botella de vino en vidrio tallado) determina que la atención se concentre en el decir y el hacer de estos cuatro personajes y en la “espera” del Mesias que no va a aparecer y cuya ausencia puede leerse como una integración de la espera beckettiana, y el símbolo de la silla vacía shakespereana. Pero también en una variante de “un sepulcro blanqueado” (en palabras de Barrabás) que metafóricamente hablita una “posible travesía teológica” (palabras de Pilatos).
Como en gran parte del teatro clásico el sirviente, es una de las figuras claves de la obra: repite las palabras de Jesús, introduce a Barrabás y a Judas, con su lenguaje contemporáneo instala un teatralismo que rompe la ficción, combina lucidez e ironía y supera en su capacidad reflexiva aún al propio Pilatos. Es que conoce el pasado, pero también el presente; parte de sus reflexiones se sustentan en el pensamiento de Giorgio Agamben y de Nietzsche. Su nombre, Proemius, opera aquí en los dos sentidos como introducción y como señal; está presente junto con Pilatos durante toda la acción y los diálogos con este enmarcan y cierran la acción.
Barrabás que se ve a sí mismo como un terrorista arrepentido” (15) es presentado como docente, filósofo posmoderno, un “relativista partidario del pensamiento débil” (16), que como tal intenta al menos aproximarse a la verdad. La justicia es cuestión de suerte y la búsqueda de la verdad es menos importante que “saber qué piensa cada uno qué es la verdad” (18). No sólo remite Vattimo sino a Nietzsche y a Cioran.
Judas es el hombre consciente de que “tiene la libertad de aniquilarse” (17), continúa siendo en esta obra un personaje polémico pero esencialmente ambiguo: por momentos surge como símbolo del pueblo judío, pero su discurso incluye fragmentos de JUDAS. EVANGELIO Y BIOGRAFÍA, de Francisco García Bazán; su arrepentimiento de lo pasado (va con la soga al cuello) convive con su decisión de no sentirse culpable (guardar las treinta monedas fueron el origen de su actual fortuna).
Frente a ellos, Pilatos busca la justicia que “sólo puede existir si se basa en la verdad” (21), su antigua decisión lo atormenta y por ello desea reconstruir el pasado, decidir nuevamente si condenará o absolverá a Cristo frente a sus invitados /testigos. Necesita saber quién es el responsable de las acciones que los creyentes realizan en nombre de la verdad, en nombre de su fe, tal el caso de la matanza de Béziers en la cruzada contra los cátaros por iniciativa del papa Inocencio III (1209), o los castigos implementadas por el dominico Tomás de Torquemada – primer inquisidor general de Castilla y Aragón en el siglo XV-, pero no puede resolver ni este ni otros misterios “insondables” (32) . Cristo no asiste a la cena a la que fue convocado, tampoco podremos conocer su respuesta.
El comentario de Emilio Urdapilleta que aparece en la contratapa destaca algunas de las características de esta obra de Kravic: el objetivo de “cerrar puertas o saldar esas deudas que dan origen a lo que llamamos asignaturas pendientes”, “encontrar la certeza que lleva a la verdad”, sanar heridas y superar la incertidumbre.
En este encuentro ficcional, más que ir hacia el pasado, se trae el pasado hasta el presente y desde la mirada de este presente se interroga desde lo filosófico y lo teológico las distintas vías de acceso a la verdad (o si esto es posible).
www.goenescena.blogspot.com.ar
AÑO IV, n° 205
pzayaslima@gmail.com
1- El misterio rodea aún la figura de Pilatos. Misterio sobre su nacimiento y sobre todo de su muerte. Basta con confrontar los textos que la relatan: EVANGELIOS APÓCRIFOS, la PARÁDOSIS o TRADICIÓN DE PILATO (s. VII), CARTA DE TIBERIO A PILATO (s. X/XI), MANUSCRITO AMBROSIANO DE MILÁN (s. XIV). Sobre este tema véase el ensayo TODOS LOS EVANGELIOS, de Antonio Piñero, Edaf, 2009.
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