lunes, 10 de diciembre de 2018

HISTORIA, TEATRO Y POLÍTICA EN BUENOS AIRES DE LOS ÚLTIMOS AÑOS (II).


Uno de los acontecimientos del año fue el estreno de CAMPO MINADO, como parte del ciclo organizado por el British Council y el Complejo Teatral de Buenos Aires. Su creadora, Lola Arias explica que se trata de


“un proyecto que reúne a veteranos argentinos e ingleses de la Guerra de Malvinas para explorar, treinta y cinco años después, lo que quedó en sus mentes de esa experiencia. En un set de filmación convertido en máquina del tiempo, quienes combatieron se transportan al pasado para reconstruir sus recuerdos de la guerra y su vida después de ella. Campo minado indaga en las marcas que deja la guerra, la relación entre experiencia y ficción, las mil formas de representación de la memoria”.


El proceso creativo fue largo y complejo que partió de la selección de veteranos argentinos y británicos de la guerra Malvinas/Falklands a través de audiciones en Londres y Buenos Aires; en 2016 los seleccionados se encontraron en Buenos Aires. Todo ese itinerario, desde los primeros encuentros y conversaciones con ellos hasta las “reconstrucciones escénicas de sus memorias en diferentes espacios”, aparece en “Teatro de Guerra, documento fílmico cuyo estreno coincide con la presentación en Buenos Aires del citado Campo Minado.
[1]

  Calificado como Teatro/Performance, cuenta/muestra una historia dentro de la otra, pero también una al lado de la otra, contigüidad que se registra de modo inmediato. Cabalgando entre el documental y la ficción, la guerra aparece como experiencia límite, pero no una historia oficial (ni la generada en la Argentina, ni la ofrecida por Inglaterra) sino las historias desde registro personal de quienes participaron. Seis ex combatientes son suficientes para mostrar qué produce la experiencia de muerte en los soldados, como revivirla y soportarla.

 Por una parte, reflexiones sobre la guerra que afectó retrospectivamente el pasado de los protagonistas y casi como en un sicodrama ensayos y representaciones que encierran un profundo poder catártico; los seis actores realizan un definitivo “cruce del umbral”. Es decir, que no sólo el hecho teatral afecta la mentalidad colectiva de los receptores, sino el mundo individual de los sobrevientes/actores. Reinhart Koselleck titula “Las esclusas del recuerdo y los estratos de la experiencia”, para referirse a las dos guerras mundiales
[2]. Algunas de sus opiniones pueden aplicarse a nuestra guerra de Malvinas (1982) y su representación escénica treinta y cinco años después:

 -los recuerdos y las narraciones o el silencio y el enmudecer de los supervivientes hablan un elocuente lenguaje que remiten tanto a los “factores sincrónicos de la impresión en la conciencia” (p. 136), como a los factores diacrónicos de la guerra en la conciencia” (142).

 - la muerte ya no se entiende como una respuestas sino como una pregunta, como algo que requiere un sentido (p. 148)

 - queda en evidencia la capacidad de los hombres de matarse unos a otros, pero los héroes se transforman en muertos o víctimas (p. 153)



- el paso del tiempo y el cambio generacional, cultural y político contribuyen a trazar “nuevas fronteras en el nuevo espacio de la memoria” (p, 154).

  El espectáculo propone una confluencia de inglés, español y nepalés para mostrar precisamente las limitaciones de las lenguas a la hora de transmitir los estratos más íntimos y hasta entonces nunca confesados. Arias tiene en claro aquello que afirmaba Octavio Paz: “Las lenguas son visiones del mundo, modos de vivir y convivir con nosotros mismos y con los otros”
[3], el empleo del idioma materno conforma el punto de partida para toda elaboración sobre la pertenencia, para la construcción de la identidad individual y colectiva, el factor que estructura la propia manera de comprender el universo, de expresarlo y de materializar la memoria

  Una diversidad de elementos propios de diferentes discursos convive (música, palabra, video, máscaras) para revelar cómo suelen aceptarse conductas e ideas de modo acrítico: el ejemplo más claro, invocar la patria o la religión para justificar la guerra que en realidad se consuma por voluntad de poder. De allí lo interrogantes que interpelan al público: ¿votarías para que haya una guerra?, ¿mandarías a tu hijo o irías a la guerra?, ¿alguna vez has matado o visto morir a alguien?, ¿alguno de sus amigos se ha suicidado?, ¿viste a un hombre en llamas o alguno en un mar helado?... A lo que se suma a la manera de leit motiv la repetición de la pregunta “¿Lo has hecho?”.

La obra deja en claro cómo los gobiernos terminan ignorando a aquellos a los que han enviado a combatir y los que mandan en ambos ejércitos en realidad son iguales: máscaras del General Galtieri y de Margaret Thatcher que se unen en un beso. Y se busca desmitificar las versiones que se alejan de la realidad: los gurkas asesinos y violadores de soldados, pero que en realidad no intervinieron en la guerra; inclusión del recitado del poema nepalés.

 No se trata de una confrontación entre vencedores y vencidos, ni tampoco de la glorificación de la figura de los héroes, sino una guerra de víctimas y sobrevivientes.

www.goenescena.blogspot.com.ar

 Año III, n° 156

 pzayaslima@gmail.com


[1] Campo Minado se estrenó en el Festival de Brighton gracias a la co-producción de LIFT con Royal Court Theatre, Brighton Festival, Universidad nacional de San Martín, Le Quai Angers, Athens and Epidaurus Festival, Kunstlerhaus Mousonturm, Theaterformen y hTh CDN Montpellierritish Coucil co- produjo su presentación en el Festival Internacional de Edimburgo 2017 (Spirit of ´47) en el que fue filmada para un programa especial de la BBC. (Material de divulgación entregado por los organizadores en Buenos Aires).

[2] Los estratos del tiempo: estudios sobre la historia, Barcelona, Paidós /I.C.E. de la Universidad Autónoma de Barcelona, 2001.

[3] “¿Otra literatura hispanoamericana”, La Nación, Cultura, 21 de junio de 1987, pp.1-2.

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