martes, 2 de agosto de 2022

EL CHICO DE LA HABITACIÓN AZUL Y UNA DESTACABLE PUESTA EN ESCENA.

 


Enrique Dacal asume el desafío de poner en escena una “comedia negra” de Miguel Ángel Diani que lo obliga a transitar por un estrecho camino entre el absurdo y la realidad, lo cotidiano y lo siniestro lo sicológico individual y lo histórico colectivo.

"ELCHICO DE LA HABITACIÓN AZUL es un juego en la cornisa del vínculo-víctima-victimario. Andanzas de una, otra más, familia disfuncional con claro anclaje en nuestro imaginario colectivo, donde lo moral es apenas una caricatura. Lazos familiares de perversión y legitimación de lo siniestro como signo de cotidianeidad. No existen filtros ni relatos que amortigüen la derrota y la tristeza.  Aceptación  del destino doloroso y sin remedio.  Hay heridas que, como estigmas sangrantes, nunca cicatrizan.  El chico ya no está encerrado..." (Programa de mano)

El director elige partir de la generación de un “efecto de realidad” una escenografía que se mantiene sin cambios (mesa, sillas, fotos familiares) y que sólo incorpora objetos que van marcando el avance de la acción (juguetes infantiles, videos, cuchillos que remiten a la tortura, collares y pulseras de las víctimas secuestradas). El escenógrafo y vestuarista Agustín Justo Yoshimoto acierta en su propuesta: una delgada y flexible “pared” divide lo que se ve (la sala de estar) y lo que está oculto (la habitación de hijo) pero permite adivinar lo que sucede fuera de escena; un vestuario que fusiona el adentro y el afuera (camisón, deshabillé y sombrero en el caso de la madre), el pasado y el presente (pijama, saco y delantal de carnicero, para el padre), lo simbólico (pantalón corto antiguo de niño en un adulto) un anclaje en la niñez de la que no se puede escapar.  Todo ello apunta a poner evidencia un reverso de irracionalidad y horror, y el receptor puede reconocer en lo que le resulta familiar algo siniestro.

 Como mediador entre el texto y los actores, Dacal potencia el valor transgresor de aquel y el valor significativo de lo visual lo que permite que los espectadores perciban que los personajes “hablan de otra cosa”. Las mutilaciones que realiza el hijo revelan también una identidad fracturada y una mirada social desviada, y las aberraciones familiares privadas una violencia política colectiva. La inclusión en el final de la obra de un fragmento musical de  "Tiritando" (Alberto Pugliese autor y Donald Mc Cluskey intérprete) no hace sino subrayar algunos de los resortes de enmascaramiento  de la realidad por parte de nuestra sociedad a lo largo de su historia.

Notables son las actuaciones. Hugo Men transmite las gamas posibles de la violencia, desde la agazapada a la manifiesta, y sus diferentes niveles, la sicológica y la física. Su trabajo con los objetos es minucioso y conduce la mirada de los espectadores hacia ellos, en especial hacia el diario que desde el comienzo de la acción tiene en sus manos.

Amancay  Espíndola explora la faceta de lo cómico como  forma de  humor negro y con los tonos  de su discurso (hilarante, violento, paródico)  impone  por encima de  lo inverosímil e incoherente,  la lógica imperturbable de sus razonamientos, la fusión de  contrarios y con su actuación muestra lo que desde el campo teórico  proponía Marie-Claude Canova en  LA CÓMEDIE: el tránsito de los resortes propios de un género sustituido por elementos tomados  de otro, lo que ella llama “la dérision du tragique”.

 Gabriel  Nicola en el rol de Chico ofrece un modelo de actuación, por momentos apela a la  ingenuidad para subrayar lo macabro, en otros su indefensión y su discapacidad (la silla de ruedas, las ataduras). En su pequeño monólogo cara al público afloran complejas emociones con fuerza y profundidad y construye un polifacético hijo de un torturador condenado desde su infancia a repetir la historia.

 El escenario del “Teatro del Pueblo” es el lugar desde el que Enrique Dacal  acepta contar una historia y diseña el modo en que esta no se limite ser solamente diversión o meramente enseñanza sino “un ferment de réflexion” (de nuevo, Canova). Traslada el texto al escenario con el oficio y talento ya demostrado en sus trabajos anteriores, y convoca para esta nueva empresa a tres actores capaces de hacer reverberar las palabras a través de sus voces gestualidad  y movimientos.


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AÑO VI, n° 250

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