lunes, 3 de noviembre de 2025

KAFKA VERSIÓN DACAL

 

Textos de Franz Kafka motivan al director Enrique Dacal para montar una obra de características peculiares como PROCEDIMIENTOS PARA INHIBIR LA VOLUNTAD DE LOS INDIVIDUOS. La pieza une textos de Kafka con el libro de Francisco Enrique (seudónimo de Dacal dramaturgo) lo que conlleva en sí un gran desafío que el director afronta porque no sólo conoce en profundidad al escritor checo sino que ha indagado en obras de calificados investigadores.

En su original enfoque quiero destacar el haber “coreografiado” el texto kafkiano a través de la gestualidad y los desplazamientos en el pequeño espacio destinado al juego escénico. Acierta en la elección de los  actores Marcelo Sánchez y Néstor Navarría quienes revelan con eficacia a través de esos recursos el clima ominoso requerido y el tránsito de un tiempo que oscila entre una agobiante lentitud y una velocidad frenética.
El empleo de la palabra hablada, el canto y el recitado ofrece diferentes tipos de  acercamiento a un texto  complejo que reúne e integra varios temas: el miedo, el individualismo, la desconfianza, el  fracaso, los matices de la violencia.

Resuenan ecos del famoso VIGILAR Y CASTIGAR de Michel Foucault, cuyo subtítulo “Nacimiento de la prisión” cobra nueva vigencia en este espectáculo; y también de Bertolt  Brecht en el empleo del distanciamiento con canciones  que concentran significados esenciales (Pablo Dacal se ubica con su música en esta misma dirección.
Otro acierto del director  en el tratamiento  del  espacio es su trabajo  con los plano del  arriba y el abajo que subrayan  tanto el miedo y la sospecha como las posibles relaciones entre dominador y sometido. El uso predominante del color marrón en el vestuario y los escasos elementos escenográficos conscientemente evoca su valor simbólico de “tierra”, concepto que reviste importancia central tal como lo revela el programa de mano en el  que aparecen las siguientes  citas: “…en mi montón de tierra  puedo  soñarlo  todo…” y “…cada uno construirá su  fortaleza  asegurará su montón de tierra…”

En el Programa de mano también leemos que cada uno “contabilizará sus dominios, controlará su mundo y vigilará al otro…” y concluye con dos interrogantes: “Y el otro…Qué está haciendo el otro?... ¿Hay otro?”. Esta relación con el otro (o con uno mismo) determina ese juego actoral que mencionaba antes, con sus gestos y desplazamientos que incluyen la actuación en espejo, que siempre incluye una ambigüedad: ¿se trata de ecos o contrafiguras, de tesis y antítesis, amigo o adversario, o de la construcción de uno sólo?

Ya es sabido que el vestuario también narra y que el color lleva inscripto una fuerte carga simbólica. De allí el uso predominante del marrón (símbolo universal de la tierra) tanto en los trajes como en los elementos escenográficos.

El Tadrón Teatro ofrece el lugar perfecto para este espectáculo que revela tanto las inquietudes (dudas y certezas) de Kafka/Dacal, y que un teatro de cámara potencia, sino por la trayectoria de este espacio dirigido por la actriz y gestora cultural Herminia Jensezian desde hace más de dos décadas, y cuyo repertorio incluye con exclusividad aquellas obras que tienen que ver con reflexionar sobre la justicia, la libertad, la responsabilidad, el conocimiento y el respeto por la humanidad. Y de todo esto nos habla otra trayectoria, la del director Enrique Dacal.

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AÑO VIII, n° 281

pzayaslima@gmail.com