lunes, 31 de octubre de 2022

INDOMITA, TEXTO DE MARÍA LUCILA QUARLERI Y PUESTA EN ESCENA DE CINTIA MIRAGLIA

 

La sinopsis entregada al público y a la prensa revela dos niveles: Un nivel informativo: “Una mujer vuelve al pueblo donde nación, desde que se sube al colectivo el pasado la acecha y un recuerdo imborrable se hace presente. La espera, el campo, el frío y una misión que cumplir”. Y un plano poético: “La humedad de la noche y una continuidad de copas. El día se va con el viento. A veces soy esa que está anocheciendo. Otra repleta de humedad y mocos me revuelco en el naufragio (…) Desmadrada, lloré sola dije sin ton ni son: La llanura me excede y me excita. Ya no hay ni cerdas, ni vacas, ni conejos. Ceibos, sauces y fuego. Le corto su lengua repleta de mentiras, galopan mis yeguas internas. Le relincho a la chica ese que me soñó.  Me truena el alma”.

Estos dos planos se corresponden con el texto de la autora María Lucila Quarleri en la que su personaje protagónico se  niega aceptar pasivamente la realidad negativa, doma un destino signado por el patriarcado y se niega a dejar cuentas pendientes.

El espectáculo pone en evidencia la importancia de la conexión interdisciplinaria  de las distintas artes para la comprensión  del hecho teatral .Y el tratamiento del espacio, diseñado por  la  escenógrafa Maricel  Aguirre y el iluminador  Matías Noval opera de manera central. Un cuadrado que cita el campo con la presencia de la yegua y un árbol, y al mismo tiempo un ring en el que en lugar de cuerdas hay alambres de púas. Los objetos expanden su significado primero: el nombre de la yegua coincide con el de la protagonista, una de las ramas del árbol puede convertirse en arma. Un árbol sin hojas, el caballo de madera y la fusta funcionan como ejes estructurantes

 La actriz Maia Lancioni propone una interpretación de la protagonista que equilibra autocontrol y espontaneidad, su comportamiento gestual acentúa lo dicho y, por momentos, se adelanta a lo por decir. Intérprete de un complejo personaje, con su cuerpo cubierto por un vestuario que cita lo masculino y lo bélico se expresa a través del movimiento, el rostro y la mirada al tiempo que su voz narra a través de una extensa gama de matices. Como performer, revela una profundización obstinada de lo propio, de la propia elección voluntaria, en una autoconexión (texto) que se corresponde en un estilo código  personal (actriz). Su cuerpo organiza las imágenes lingüísticas y estas, a su vez que generan y potencian los desplazamientos marcados por una  coreografía  perfecta  que permiten un  deslizamiento del adentro  al afuera.

La directora Cintia Miraglia propone una puesta  centrada en la revalorización del cuerpo  de la intérprete (invaluable el  aporte de la coreógrafa  Camila  Pina) ; apuesta  a un protagonismo del sonido en sus categorías de ritmo, tiempo e intensidad (diseño sonoro, música y  canciones en vivo, Catalina Telerman), una iluminación diseñada  por  Matías  Lancioni que conduce y subraya la narración y los puntos centrales del conflicto interior de la protagonista[1], y un vestuario donde no sólo el diseño y el color  narran, sino también la textura del material (creado  por el  Grupo Indómita)

Desde el 2020 el tema de la violencia de género ha ocupado nuestros escenarios. Selecciono sólo algunos ejemplos que pueden conectarse con la obra en la que ahora nos focalizamos.

SUEÑO  PROFUNDO[2] (dramaturgia de  Daniela Lozano) ofrece en su  Capítulo 2 el siguiente texto: “No podemos quedarnos contemplando las heridas para siempre. Debemos pasar a la acción no por venganza personal sino por amplia justicia. ¿Qué le parece, le gustaría participar de mi causa? Necesito una colaboradora permanente, alguien en quien confiar, a quien contar mis secretos”. En el 2021, el  PROYECTO PRISMA (propuesta de la dramaturga suiza  Julie  Gilbert), relacionaba Ficción Performance y Sociedad para analizar el “cruce de la  problemática de género, el teatro y la  literatura”. ENTRE PAREDES Y ESPEJOS (obra de Gracia  Morales para plataformas virtuales dirigida por  Carlos Ianni) propone un  análisis del pensamiento  feminista de  Virginia  Woolf.  

A principios del 2022, se difunden otros espectáculos como ELLA AMASA, de  Judit Gutiérrez, aborda de modo directo la violencia de género, el maltrato machista y el papel masivo de diferentes instituciones. LA MUJER DEL VESTIDO VERDE, de Jorgelina  Aruzzi,  una protagonista que habla  para no apagarse y que ,según su autora “encuentra en la palabra su salvación y el pulso vital que la aferra a la existencia”. EVA FURIOSA, de Sol Bonelli, propone otra versión de la historia bíblica  y  en una especie de  “transgresión apocalíptica” cuestiona los mandatos consolidados por la sociedad a través de la historia. JUANAS DE FUEGO, de Mariana Morales en las que dos Juanas de diferentes épocas y culturas coinciden en luchar por sus creencias a pesar de las amenazas de muerte o acusaciones de locura.

LAS   JUANAS, UNA HEREJÍA CÓSMICA, de  Agustina  Toia en la que conviven mujeres rebeldes e indomables a pesar de marginaciones, acusaciones y condenas, como Juana  Manso,  Juana la Loca,  Juana de  Arco, Juana  Azurduy, La Papisa  Juana, Giovanna  Marturano,  Juana de  Ibarbourou y  Sor  Juana Inés de la  Cruz.

A todas estas propuestas reivindicatorias se le suma INDÓMITA, pero con un  plus que la convierte en original y única. Contiene una carga poética que moviliza no sólo intelectual sino emocionalmente, y en este punto hay que  subrayar  la voz y  exquisita sensibilidad de la cantante  que, como un alter ego acompaña a la protagonista en su itinerario de  venganza/justicia/reivindicación. También  es especial la conexión que la actriz logra con el público, al que convierte en receptor de sus confidencias, pero también al que con su mirada desafiante y acusadora  convierte en cómplice silencioso de la injusticia. La sociedad que mira, ve, entiende, pero calla.

 




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AÑO VI, n° 259

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[1] “La iluminación marca con su presencia también la tormenta que se está gestando en ese cuerpo todo terreno” (Mariángeles  Sanz, “La vuelta al pago, INDÓMITA, de María Lucila Quarleri”, en lunateatral2.wordpress.com/2022/10/10.

[2] Obra trasmitida por streaming en el  2021, fue seleccionada en  2020 por el  INT en el  Concurso de  Actividades  Performáticas para  Entornos  Virtuales e invitada   ofrecer  funciones en el teatro  Lagrada de  Madrid en  2022 y a participar en el  Festival  Internacional de Teatro en Palma de  Mallorca 

lunes, 24 de octubre de 2022

ENCUENTRO DE POETAS, UNA CEREMONIA DE AMOR.

 

Como “una ceremonia de amor” definió Vicente Zito Lema el espectáculo dirigido por Ana Yovino, estrenado en el teatro “Mil80” generado sobre textos de Jacobo Fijman y del citado Zito Lema; el subtítulo/epígrafe elegido “¿Qué hiciste con el amor mientras el otro sufría?”, que corresponde a este último, orienta la mirada del espectador desde el comienzo. Con dramaturgia de Alejandro Spangaro y de la citada directora, el espectáculo trata del amor y la condición humana, el dolor y la muerte, la fuerza de las creencias y la fragilidad de la esperanza; con personajes, por momentos fantasmáticos, que vuelven a instalar aquellas preguntas que planteara en 1987 Wim  Wenders en su film  “Las alas del deseo”: cuándo empezó el tiempo y adónde acaba el espacio.

Ana Yovino revela  datos claves de su puesta en escena en el programa de mano:

“Una caja de cartón desechada en la basura, oficia de espacio sagrado donde la poesía de Fijman brilla en las sombras, a pesar y a través de su marginación. Buscamos en el potencial infinito de ese metro y medio. Una caja mágica donde habita todo lo que pudimos encontrar al escuchar os versos de Fijman, la búsqueda conmovedora de Zito Lema plasmada en sus relatos y poemas. Fijman recluido desplegando sus dibujos, música, máscaras y poesía, rompiendo “todas las tejas de los pesebres humanos”.

Ana, entre sus muchos trabajos como actriz, es la inolvidable Ester (EL SEÑOR  BERGMAN Y DIOS, de  Marcelo  Bertuccio[1]) y la potente y original Antígona, en la versión de  Watanabe; domina tanto los  pequeños espacios escénicos expandiendo todos los límites, y  los grandes,  siendo capaz de capturar la mirada del espectador sobre su desempeño actoral.

Sagaz lectora de textos poéticos (excelente su visión sobre el mundo lorquiano)[2] en este caso, subraya los elementos axiales de los textos fuente y descubre lo no dicho. Como coordinadora de talleres que abordan la “Poesía Acción”, se focaliza en la investigación de las obras clásicas y los poemas en situación dramáticaEn esta oportunidad, conecta la poesía de dos figuras del siglo XX, Vicente Zito  Lema (Buenos  Aires, 1939) y  Jacobo  Fijman ( Moldavia, 1898-Bs. As., 1970). En una entrevista de  Carlos Pacheco revela tres puntos centrales de su  técnica y su estética: a) “Tenemos todas las capas humanas y elegimos que ponemos en juego y que no”; b) Apostamos  a intensificar el “gusto por el decir poético”, y c) Apuntamos a  “promover un verdadero encuentro con la poesía”[3]. Por ello, en este espectáculo incorpora la música  y la  plástica de ese violinista callejero que en el  Hospicio dibujaba  “sobre cualquier papel, servilleta y cartones” (“Mi poesía es toda medida, de una manera que la acerca a lo musical”[4]) como camino  para  revelar la intimidad, pero también la  proyección al presente de quien fuera abandonado, ignorado, marginado y torturado por sus contemporáneos.

El primero había publicado en 2012  DIÁLOGOS[5] libro en cuya introducción  veía en el diálogo  “una de las más antiguas  formas literarias, su fin es unir la verdad con la belleza tras un vínculo dialéctico”, y su proceso creativo  seguía la secuencia pensar, escuchar, dialogar. Esto explica su conexión con Jacobo Fijman a quien acompañó en su último tiempo; su búsqueda y su encuentro con quien comparte el reconocimiento de la complejidad que supone la escritura en paralelo con el acto de vivir, y la importancia que le otorga a la imagen como factor creativo. Reconoce en el apasionado converso su humor y su bondad, su inocencia su valentía por transitar por el camino más alto y desierto. Vicente Zito Lema y Jacobo Fijman están conectados no sólo por la poesía sino por el ansia común de buscar libertad individual, verdad y belleza, por su rebelde “excentricidad” que los lleva a rechazar la obligación de seguir comportamientos establecidos por sus respectivos entornos.

Italo Calvino sostenía que “el arte de escribir historia está en saber sacar de lo poco que se comprendido de la vida todo lo demás”, y que “la página tiene su bondad sólo cuando la vuelves y está detrás la vida que empuja y descompone todas las hojas del libro”[6].  La dramaturgia de Alejandro Spangaro y Ana Yovino dan prueba de ello, al tiempo que Gerardo Morel, Julia Conlazzo y Brian Andrés Pombinho Soares (El Anunciado, La Novia y Fijman Violinista, respectivamente) transmiten con su cuerpo las complejas emociones e ideas que propone el texto con sutileza   y libres de toda simplificación.

Spangaro supera el desafío de representar a Zito Lema, y a Fijman, en sus “multiplicidades” y propone una escenografía (en colaboración con Giselle Bosio) que, como cita de las mansiones de los escenarios medievales, permite celebrar en este caso una “misa de desechos” con un nivel superior ocupado por El Anunciado y La Novia y un inferior (al mismo tiempo tierra e invierno) habitado por Fijman. Allí la caja de cartón que lo revela y lo oculta, lo libera y lo encarcela tiene impresas frases y palabras: con claridad puede leerse “Frágil”, símbolo de del poeta, y, entre muchas otras, “paisaje/horizonte” símbolo de su producción poética.

Las máscaras, diseñadas y construidas por Giselle Bosio, permiten que afloren las capas que recubren y al tiempo descubren diferentes matices del poeta interpelado; subraya así el doble sentido de “prosopon”: el “delante de la cara” del antiguo griego, y el de “persona”, de la teología patrística. La música original y el diseño sonoro de Gerardo Morel, el video de Silvio Gatto y la iluminación de Betina Robles contribuyen a expandir el universo verbal  para, como lo proponía la directora, desplegar también  los otros lenguajes no verbales cultivados por Fijman.






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AÑO VI, n° 258

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[1] Sobre esta obra puede verse, Perla  Zayas de Lima, www.miradasobresuecia.blogspot.com (17 de octubre de 2002)

[2]Directora del espectáculo “Federico, poema del cante   jondo, estrenada en el CELCIT, temporada 2020”, fue coautora de la dramaturgia con las actrices Ingrid Pellicori y Marcela Suez.

[3] www.lanacion.com.ar (14/03/2020

[4] En entrevista con Vicente Zito Lema agregaba: “En MOLINO ROJO, hay una gran influencia de la  Sonata de  Corelli..En  HECHO  DE  ESTAPAS, de los cantos gregorianos. Y en ESTRELLA DE LA MAÑANA, la medición sigue la del latín eclesiástico”, Citado por  Gabriela  Brunch  en  “Jacobo Fijman, un ángel en el  hospicio” (NOTICIAS DIA POR DIA, 02/04/2014).

[5] Buenos Aires, Topía Editorial, Colección Psicoanálisis, Sociedad y Cultura.

[6] EL CABALLERO INEXISTENTE, Madrid Ed. Siruela, 1990, pp. 61 y 134.

lunes, 10 de octubre de 2022

ELLA PARA MÍ. MEMORIA, HERENCIA E IDENTIDAD

 

El Teatro Moscú ha mantenido durante muchos años la regla de presentar espectáculos de calidad y el estreno de ELLA PARA MÍ confirma dicha premisa. Los textos pertenecen a la directora Ana Sánchez y a las actrices Florencia Sacchi y Ana Laura Estrin, y se ofrecen como homenaje a nueve mujeres que “transgredieron sus fronteras más cercanas, no las de toda la humanidad. Y silenciosas para el resto nos trasmitieron esos triunfos a nosotros” (Informe de prensa).

La escenografía de Elisa Ferradas y el vestuario de Pepe Uría permite visualizar y subrayar una peculiar estética del espectáculo en el que se integran la poesía, la metáfora con lo narrativo, informativo y lo emotivo, lo onírico y la realidad cotidiana. En este punto resulta central el diseño de luces de Sergio Cucchiara que señala tiempos y espacios, pero también sugiere mundos interiores en coherencia con lo sonoro (colaboración de Tian Brass). Los objetos en número escaso ganan en significación, como la centralidad de esa mesa que puede convertirse en un piano, en el sitio en el que se amasa, en el espacio propio para el diálogo.

 Un presupuesto organiza texto dramático y puesta en escena. La presencia, vigencia y poder de la herencia de sus abuelas: “la herencia como algo inevitable de familia, la herencia que uno elige, la que repite inexorablemente, la que decide torcer, la que enorgullece, la que hunde.” (Informe de prensa).

La ductilidad de los cuerpos de las actrices (miradas, voces, desplazamientos) revela una especie de  transmigración -término que posee género femenino-[1] que  replantea  temas  complejos como el de  la identidad. Una identidad que se recibe, se internaliza y se construye, una identidad individual y familiar pero que también se nutre de lo colectivo, de mujeres y hombres públicos (músicos, dramaturgos, poetas, actrices, escultoras) que a lo largo del siglo XX (1911,1918, 1920, década del 50…) jalonaron momentos claves.

 Este encuentro con “rincones del ayer” no se trata, como decía María Dueñas en SIRA, “chispazos de nostalgia agazapados” sino, en este caso, de recuerdos que se ensamblan y adquieren sentido, se proyectan y esclarecen los presentes de Ana Sánchez, Florencia Sacchi y Ana Laura Estrin. Evocaciones -evocar es recordar algo percibido, aprendido o conocido- que se trasladan de modo inmediato al receptor, es decir, que lo autobiográfico trasciende. Además del disfrute de la belleza del espectáculo y de las potentes emociones que irradia, como espectadores nos vemos compelidos a encontrar, más allá de lo inmediato, ese hilo umbilical que nos conecta con nuestra historia y que la hace presente y nos obliga a reflexionar sobre cuál es nuestra herencia, qué hacemos con ella, cómo seguimos construyendo nuestra identidad.

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AÑO VI, n° 256

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[1] “La intimidad de sus cuerpos, que fueron amantes y madres, la transitamos con nuestros cuerpos y nuestros pudores de hoy, preguntándonos sobre los de ellas entonces y sobre nuestra vejez ¿Cuáles fueron sus sueños y transgresiones y cuáles las nuestras hoy? ¿Qué nos une a nuestras abuelas por encima de la generación de nuestras madres? La herencia en tanto mujeres que somos como ellas, ellas que nacieron casi un siglo atrás que sin embargo marcan aún un referente en nuestras vidas.  Vidas muy diferentes en cuanto al momento histórico que nos toca vivir, desde el punto de vista social” (Palabras de la directora)

jueves, 6 de octubre de 2022

LABERINTO, UN MODELO DE TRANSPOSICIÓN.

 

 

En el Teatro Moscú se presentó LABERINTO (dramaturgia y dirección de Julieta Timossi. En varias declaraciones a la prensa su creadora sostiene la existencia de un doble material: una obra de teatro, pero también de un podcast.  En una primera etapa que correspondió a tiempos de pandemia se trató de capítulos grabados en audios y transmitidos on-line. En una segunda, con la apertura de los teatros, la puesta en escena del material que se estructuraba a partir del conflicto de un triángulo amoroso.

Timossi sorteó exitosamente las dificultades intrínsecas a toda transposición, el abordar el nuevo sentido que adquiere ese material con el cambio de soporte.

El texto posee de por sí muchas cualidades: humor, profundidad psicológica, aguda percepción de las ambigüedades y contradicciones que afectan a los seres humanos, una sutil y significativa utilización del mito griego y su reelaboración borgiana, una audaz combinación de distintos niveles lingüísticos, y una atrapante sucesión de peripecias que conducen la acción a un interpelante final.

La puesta en escena ofrece también méritos para destacar. En esta transposición todos los lenguajes aparecen sistemáticamente jerarquizados. El diseño sonoro y edición de Federico Marino, el video de Pablo Rodríguez Pandolfi, ritmos musicales que se acoplan al ritmo de los conflictos personajes y un desarrollo de la acción que atrapa al espectador.

Las actrices Marina Pacheco (Sofía, la novia) y Belén Carluccio (Lucrecia, la amante) logran trasmitir con diferentes matices lo que implica una situación de crisis: sospecha, vacilación, inestabilidad; determinación y riesgo (para los chinos, crisis significa, al mismo tiempo peligro y oportunidad. Pablo Rodríguez Pandolfi (Alfonso, el novio), temor por la responsabilidad asumir, engaño y autoengaño. Cada uno de ellos con su impronta personal revelan las incoherencias que afectan a los seres humanos que los llevan a convivir con las diferencias entre lo que dicen y lo que piensan.

El mito del laberinto y las imágenes y símbolos que genera ha sido reelaborado en varias oportunidades por el teatro, la narrativa y la poesía. Tomossi diseña  un nuevo contexto en el que debe ser leído.  Esa estructura en la que es difícil (y a veces) salir remite a un laberinto de pasiones en el que ya no trata de luchas contra un monstruo sino contra las propias decisiones erróneas, debilidades y/ o cobardía. Por ello los espacios elegidos son perfectos: un boliche en El Abasto y un conglomerado habitacional en La Boca, dos lugares que, a su vez, arrastran sus propias “mitología”, y que la puesta en escena a través de sus lenguajes rítmico/ sonoro y visual resalta. Respectivamente, las luces de neón no alcanzan para iluminar todos los rincones, y permite que la “maredajada” de bailarines distinga a quien observa desde los rincones; el laberinto de puertas y ventanas, todas iguales, desorientan a quienes se aproximan a través de esos “jardines que se bifurcan”.

Sobre estos ecos borgianos sobrevuela el talento y la originalidad de Timossi, quien con voz propia revela la fuerza del mundo femenino que elige confrontar la verdad, comprender la diferencia entre los sueños y la realidad, liberarse de las propias telarañas y, a partir de peregrinar por distintos laberintos, asumir las consecuencias de sus elecciones.



Foto de Lolo Arias

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AÑO VI, n° 255

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