lunes, 28 de octubre de 2019

LA BODA DE LA HIJA DEL PRESIDENTE Y EL DIFÍCIL ARTE DE LA PARODIA.



A pesar de lo que suele parecer a primera vista la comedia paródica es uno de los más difíciles géneros a abordar por los peligros que encierra perder el equilibrio que impide que se el espectáculo se convierta en una estudiantina o caiga en un burdo pastiche. El comentario va a centrarse en el papel que desempeñaron director y actores en esta puesta y la convirtieron un posible modelo a la hora de encarar un texto estructurado en torno a un hecho familiar (una boda) que reenvía a un espacio colectivo (el político). 

La pieza de Juan Mayorga dirigida por Adrián Cardoso en Teatro La Comedia de Buenos Aires ejemplifica claramente ese concepto de Guy Debord, sobre la sociedad del espectáculo . El género parodia, básicamente ambivalente en el que conviven lo irónico, lo polémico, lo humorístico se sustenta en este caso tres pilares: teatro, política, y espectáculo; por ello los discursos que el autor pone en boca de los personajes permiten confrontar valores que tienen que ver con lo absoluto y lo relativo. Siempre aparecen sugeridos y directamente mostrados los efectos negativos de ciertas prácticas políticas que, a pesar de su clara contextualización (España, presidencia de Aznar) pueden ser claramente leídas como vigentes en muchos otros países. 

Los actores dan a las palabras el tono adecuado para transformar el sentido, esencia de lo paródico; y corporalmente orientan la gestualidad hacia una comicidad que, por su parte no opaca el sentido que el autor otorga (y desarrolla) determinadas ideas como poder, justicia, derecha, izquierda, patria, familia…. 

La “transformación lúdica” de la que habla Genette permite una permanente caricatura que sobrenada entre la sutileza y la exageración, al tiempo que el travestismo apunta a reforzar la devaluación y el descrédito de la clase dominante tal como lo propone el autor. Los actores mantienen siempre un delicado equilibrio en la difícil tarea de hacer reír y hacer pensar: tanto Diego Freigedo, Sebastián Giuliani, Cristian Sabaz y Ariel Gangemi, como el asistente en escena Miguel Haddad no sólo potencian el texto de Mayorga sino que han sido capaces de captar y mostrar esa característica del género paródico como “discurso que disfraza bajo la risa una voluntad de censura “ (D. Sangsue). Trascienden los estereotipos que las figuras creadas por el dramaturgo podrían generar (la criada, los mozos, los político, el asesor, el sacerdote, la esposa de un presidente…) y diseñan personajes llenos de matices y claroscuros que operan eficazmente en la desmitificación al mostrar las otras caras de boda, las que no aparecen en las revistas como “Hola!” 

El director Adrián Cardoso hábilmente ha trabajado el espacio y seleccionado un mínimo número de objetos para que la mirada del espectador se concentre en las palabras y en un significativo trabajo corporal de los actores. Lo puntual se universaliza a partir de un transparente ejercicio del simulacro. Las imágenes generadas y orientadas a la comicidad y el mensaje político se sobreimprimen de tal modo, que por momentos uno predomina sobre el otro. Sin duda la presencia del pianista Alejandro Weber en escena contribuye a ello, lo mismo que el funcional vestuario de Sabrina López Hovhannessian que opera como marca de cambio de las secuencias, cambios realizados ante la vista del espectador. 

El pequeño espacio de la salón del Teatro La Comedia con sus pisos y paredes artesonadas y grandes espejos genera la proximidad adecuada para que el receptor perciba cada uno de los cambio de roles (de hombre a mujer, de invitados a mozos, de funcionario a cocinera) y participe de los desplazamientos entre ficción y distanciamientos, risa espontánea y mirada crítica. La ubicación central de la mesa y de tres sillas altas es el lugar en el que confluyen los distintos políticos y arribistas como signo de dónde se encuentra el verdadero poder y el resto (incluidos el presidente y su esposa) no son sino otros invitados que circulan a su alrededor, pero en la cual no pueden sentarse. La puesta en escena extiende la mirada crítica también hacia el receptor (individuo, parte de un grupo) que participa como invitado en esa boda, come y bebe (tarteletas y vino) coronando “la lista de asistentes a la ceremonia” (Programa de mano). El público puede ser visto así como metáfora de una sociedad que participa por acción o por omisión de aquello que aparece mostrado y resta interrogarse qué es lo que aplaude, de qué se ríe y ante qué calla. 





Año IV, n° 198 

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lunes, 21 de octubre de 2019

MA MA LA LÁ. TERESA DUGGAN Y SU COMPAÑÍA DE DANZA.

Que una compañía de danza participe de los festejos   del  Día del  Teatro Latinoamericano, resulta  auspicioso y significativo en momentos en que  los límites entre  danza y teatro resultan claramente permeables.  Específicamente  con este espectáculo también se transmite una mirada integradora de lo antiguo desde lo actual  y  de lo japonés con lo universal. 

La lista de las palabras clave que la directora incluye en el  Programa de mano, incluye términos japoneses y occidentales que involucran a la danza con la música, la filosofía, la religión, lo ancestral, lo cotidiano y lo simbólico. El espectáculo  combina sintoísmo y tao, sinogramas y caligrafía japonesa, una confluencia del arte y la disciplina, y un tratamiento del cuerpo en su totalidad como instrumento de escritura.

La cita del teatro Noh es omnipresente: desde la estructura que incluye música, danza y recitado (en este caso textos en off en diferentes idiomas cuya declamación expresiva es ya música vocal) hasta la inclusión de los tres tambores con funcionalidad rítmica y el formalismo estilizado del vestuario, pasando por desplazamientos que citan  al samurái. Las distintas secuencias a través de un diálogo entre la danza contemporánea y los lenguajes tradiciones apuntan precisamente a revelar a través de imágenes cinéticas, rítmicas y plásticas distintas instancias.

La relación directa con la emoción (la niña que aparece  protegida por los brazos de una joven mujer dentro de un único kimono) no invalida la relación directa con lo racional (movimientos geométricos de los cuerpos de distintas parejas de varones y mujeres)  o lo mítico (secuencia de la manzana en la que participan todos los integrantes de la compañía).

La elección del vestuario a cargo de  Nam Tanoshii  es clave, no sólo porque combina audazmente  tiempos y culturas diferentes, sino porque optimiza  el uso del kimono y lo otorga nuevos significados y funciones. No es sólo aquello que se lleva puesto, o  representativo del  Japón antiguo, sino que  retoma los valores simbólicos del teatro clásico japonés a partir de los colores  de las telas y el diseño elegido y  aumentar de tamaño real de los bailarines, como así también el despojo de varios kimonos superpuestos. El espacio cuadrado despojado (sólo la presencia efímera de una mesa rectangular que operará  colocada en vertical como parte de un muro y una alfombra/tatami que terminará doblada contra  un lateral) le permiten combinar estilos de danza y desarrollar un esquema  sustentado en cambios  de dinámica, la focalización en el ritmo , y una optimización del espacio.

Teresa  Duggan vuelve a revelar su pasión por la danza y la creatividad y se incorpora a una selecta lista de  coreógrafos que fueron capaces de percibir cuáles con las posibilidades y los límites de un espectáculo  intercultural y como hacer familiares algunas concepciones y explicaciones del mundo que en el mundo japonés se encuentran configuradas de tal modo que nos resultan de difícil comprensión. E inteligentemente descubre y selecciona aquellas que más allá de la perspectiva racional son capaces de generar una representación estimulante y verdaderamente artística. Lenguaje, gestos, nociones, vestuario, técnica, entrenamiento están puestos al servicio de generar cuerpos y miradas libres en espacio y tiempo y reformular conceptos como los de “tradición”, “danza”, “teatro”, “oriente” y “occidente”.



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Año IV, n° 197
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lunes, 14 de octubre de 2019

PERSPECTIVAS DE LA DANZA EN CATALUÑA

Mi  estadía  en  España durante un mes me permitió comprobar  la vitalidad y renovación que la danza ha adquirido allí. De ese escaso tiempo pero de intensas experiencias rescato  la importancia  de la actividad que en  Barcelona desarrolla  el  “Mercat de les flors”, casa de la danza dirigida por  Angels  Margarit. Tal como ella lo señala  la programación de la temporada 2019-2020 aparece  marcada por la relación entre la danza y el territorio: territorios compartidos  y perspectivas diversas, con la presencia de artistas capaces de desplazar la mirada habitual de los receptores al poner al descubierto otras visiones.

Esos territorios compartidos aparecen configurados por bailarines y coreógrafos  pertenecientes a la península  ibérica,  Francia, Bélgica,  Alemania Camerún, Mozambique, México, Holanda, Canadá, y  Brasil, la mayoría de los cuales participan en coproducciones y  proyectos de cooperación internacionales. Y por obras que  tienen ver además de la danza, con el teatro,  las artes visuales y el circo.

Conviven en  el  repertorio que ofrece  el Mercat de les flors perspectivas diversas que  pueden ser asociadas a la experimentación y la vanguardia en el sentido que les otorga  Umberto  Eco: el primero como  una obra individual de la que puede extraerse una poética  y que genera “una provocación interna al circuito de la intertextualidad” , mientras que la vanguardia ofrece manifiestos  y  busca provocar al cuerpo  social . Veamos algunas de las obras allí propuestas.

DOCE, de  Juan  Carlos  Lérida es el resultado  parcial de  un proceso de investigación a partir de la simbología del  número  1 y el itinerario de  Cristo desde la última cena hasta la resurrección que acabará en el  2010 con una obra de  doce horas de duración y que  trabaja  sobre el concepto de expiación operando  sobre estructuras que  se conectan con  rituales y ceremonias. Christian  Rizzo  en UNE MAISON prioriza lo íntimo y cotidiano y desde lo grupal  (catorce bailarines entre 22 y 60 años) investigar sobre las relaciones entre el cuerpo y el espacio -el físico y el de la memoria-, el cuerpo entre la materia orgánica y la electrónica.  “Siempre busco crear familias, fragmentos de humanidad” puede ser considerada una síntesis de su programa estético.

La  coreografía de  Quim Bigas en  DESPLAZAMIENTO VARIABLE se focaliza  los archivos  como un espacio para pensar, como  latencia,  y puede ser clasificada como una  “pieza documental”. No realiza  separaciones entre la investigación y la creación, entre lo académico y la escena: “En algunas ocasiones ni distingo el movimiento de la escritura  del movimiento  de una pieza coreográfica porque las dos acciones tienen que ver con la articulación de las grietas encontradas con el objeto de generar sentida. Me interesa ser un disparador que  abra las subjetividades de las personas y mostrar una coreografía como una multiplicidad de relaciones y de productos derivados”.

THE MOUNTAIN, THE TRUTUH & THE  PARADISE le permite a  Pep Ramis mostrar en un solo los intereses actuales del creador y el punto de inflexión al que ha arribado: más allá de  revisitar  a sus  50 años, las herramientas a lo largo de su carrera como  coreógrafo y bailarín se centra  en revelar la tragedia  de la condición humana–“siempre entre los dioses y el fango”, la importancia de la espiritualidad,  y el humor como vía de acceso.

 El flamenco no puede estar ausente, pero sobre todo para  revelar simultáneamente su vigencia y la mirada contemporánea; por ello  Olga  Pericet con  UN CUERPO INFINITO  propone un espectáculo sobre la figura de  Carmen  Amaya, y Albert  Quesada en  FLAMINGOS  conecta la figura de esa bailarina modélica con  John Waters. Tampoco está ausente la tradición africana (Africa Moment a cargo de la coreógrafa Aida  Colmenero Díaz), ni rituales y ritmos del  Brasil   que propone Lia  Rodrigues y su  compañía de danzas (“…me considero una artista libre, comprometida con la historia y las raíces de mi país”). La Societat Doctor Alonso se focaliza en  los “desplazamientos”, la  convivencia entre las nuevas fórmulas y las técnicas tradicionales  en  SOBRE LA  BELLESA y CONTRAKANT,  a partir de la plástica y el cine ruso y las ideas de Kant, respectivamente. Estos son sólo algunos de los nombres que confluyen de manera permanente o transitoria a una casa de la danza que debe ser tenida en cuenta como modelo a seguir.

Pero el Mercat de les Flors no ofrece sólo espectáculos sino nuevos caminos para los procesos de creación, circulación y recepción, que el gráfico siguiente ilustra  claramente.



Margarit resume así lo que ella llama  “itinerarios temáticos” que  se proponen en el  Mercat de les flors: constelaciones (universos particulares alrededor de un creador o un colectivo de creadores situados en un mapa de relaciones como espectáculos de  Lía Rodrigues y de la  Societat  Doctor  Alonso), talla única (piezas de lenguajes y disciplinas diversas pero que  tienen en común el estar dirigidas a  todas las edades, como  Roger  Bernat y su  versión de  La consagración de la primavera), narrativas (la danza al servicio de un relato, como en  Pep  Ramis/Mal  Pelo en  The  Mountain,  the  Truth & the  Paradise), partituras (la escritura del cuerpo y  del movimientos con relación al espacio y la música son el objeto de la  investigación poética y discursiva de la pieza, tal como sucede  en  Un cuerpo infinito de Olga Pericet), danza y territorio/otras perspectivas (cambio de mirada, Lia Rodrigues y  Societat  Doctor  Alonso), Solos (intérpretes únicos de poéticas diversas y espectáculos de circo.

La danza contemporánea  en contacto con el pop y el flamenco,  el circo las instalaciones y las nuevas tecnologías; la danza como expresión, como denuncia política, como investigación sobre el ritmo, el cuerpo y el espacio, experimentación con los cruces de técnicas y disciplinas, son las principales  opciones que  el Mercat de les flors ofrece a los públicos más heterogéneos y para ello cuenta con los innovadores proyectos de su directora y la participación de talentosos coreógrafos, bailarines, performers, e  intérpretes. 



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Año  IV, n° 196
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lunes, 7 de octubre de 2019

EL NUEVO LIBRO DE JUAN CARLOS MALCÚN Y SU PARTICULAR MIRADA SOBRE EL ESPACIO ESCÉNICO.

De próxima aparición es el ensayo de juan Carlos Malcún, ESPACIO ESCÉNICO. TEXTO-CONTEXTO Y SENTIDO, publicado por la Editorial Nueva Generación de Buenos Aires.

 La provincia de Tucumán se ha destacado históricamente por generar acontecimientos culturales notables y poseer una larga lista de artistas e intelectuales que tienen que ver con el teatro y que gravitaron en el resto del nuestro país, América y Europa. A dicha lista se suma el arquitecto y docente Malcún quien ya destacara con la publicación sobre su co-provinciano el director Víctor García.

Este nuevo libro reúne en cinco capítulos reflexiones sobre temas centrales del hecho escénico que han sido y continúan siendo investigados (la bibliografía que aporta da cuenta de ello). Pero su mayor importancia radica en el enfoque que elige desde el primer capítulo: el rol del espectador al que le otorga real protagonismo en distintos momentos de la historia y considera insoslayable a la hora de responder al interrogante ¿dónde empieza y termina el espacio escénico?

El corpus que elige para ejemplificar dichos capítulos es inédito ya que rescata tres representaciones de Los prójimos, de Carlos Gorostiza realizada en Tucumán en tres diferentes espacios y tiempos y por tres distintos elencos para realizar un análisis comparativo.

 Las ilustraciones cobran especial relevancia en cada uno de los capítulos en especial en el tercero de lectura insoslayable para entender los ejes del pensamiento teórico del autor. “Producción y Recepción del espacio escénico” contiene tres ítems estrechamente concatenados. El estreno de Canal Norte, obra del dramaturgo uruguayo Mauricio Rosencof, dirigida por Rafael Nofal y escenografía del propio Malcún en 1989 con motivo del trigésimo aniversario de la fundación del Teatro Estable de la provincia de Tucumán le permite ante todo analizar la relación organismo oficial-objeto artístico, los problemas que encierra una “versión libre”, y su intento de contextualizar la puesta con la realidad de la capital tucumana. Una singular y atípica autocrítica revela la capacidad y honestidad del autor para mirar retrospectivamente su propia gestión. El segundo ítem que se refiere a la puesta escénica, incluye un interrogante sobre la relación director escenógrafo y para ellos selecciona dos fotos de la puesta. El tercero aborda la relación que los espectadores -críticos y público en general- establecieron con dicha versión y sus diferentes percepciones ante el diseño espacial, en especial la rampa que aparecía en el proscenio. 

En el Capítulo IV selecciona ocho imágenes que ilustran e iluminan sus hallazgos sobre los aportes Víctor García a quien dedicara un reconocido ensayo y reedita con claridad expositiva los principales temas teóricos desarrollados en dicho libro. En el Capítulo V las reflexiones sobre la obra de Marcos Rosenzvaig abarcan un amplio espectro: la temporalidad, los problemas generacionales, la relación entre espacio y territorio/lugar, y temas conectados con la intertextualidad. Si bien se focaliza en el texto dramático aparece claramente implicada su representación. Las fotos seleccionadas precisamente apuntan a través de lo visual confrontar las dos caras de las relaciones familiares.

 Malcún propone a través de una clara exposición y una documentada y criteriosamente seleccionada bibliografía iluminar aspectos teóricos e históricos del teatro, especialmente a aquellos que hacen a la idea de espacio, y dar a conocer, a modo de ejemplo, algunas puestas en escena y obras de directores y/o autores tucumanos. Su prolongada experiencia en distintas áreas del quehacer teatral -tal como lo muestran los datos biográficos incluidos- le permite integrar un acertado manejo de fuentes documentales y una aguda percepción de los espectáculos vistos y las obras leídas.

Creo que uno de los aspectos más importantes de esta publicación es su decisión de orientar todo el contenido teórico hacia un quehacer teatral específico y generalmente ignorado por quienes viven fuera de la provincia de Tucumán y revela de qué manera, lo local y lo universal pueden complementarse y mutuamente enriquecerse.

 
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 Año IV, n° 195

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