miércoles, 19 de abril de 2023

EL TIPO, DE LISANDRO PENELAS Y DIRECCIÓN DE ANA SCANNAPIECO EN EL TEATRO MOSCÚ.

 

¿Cómo comentar una experiencia estética profunda a partir del análisis de un espectáculo?

Después de tantas críticas unánimes en lo laudatorio y acertadas descripciones publicadas, creo que el sentido de estas líneas es tratar de explicar y explicarme el porqué de un inmediato placer vivenciado durante la representación y las reflexiones generadas de modo mediato. Tal vez deban ser entendidas como otra forma del aplauso.

El diseño lumínico de Soledad Ianni resulta modélico porque conforma una partitura cuyos patrones rítmicos subrayan el discurso verbal, el corporal y el musical; no sólo ilumina espacios sino que los define específicamente: externos, interiores, oníricos, citados, y resulta fundamental a la hora de guiar la lectura de la trama y sus peripecia por parte del espectador.

El vestuario de José Escobar, responsable también de la escenografía es fundamental no sólo como diseño del espacio sino por su función narrativa. El sillón familiar, espacio original de una abuela /tutora y en el que él reflexiona, el perchero en el que va depositando las prendas de las que parcialmente se despoja, y que lo definen y redefinen en distintas circunstancias, el micrófono que explicita un espacio acústico nunca “neutro”, siempre “reverberante” (D. Deshays) y ofrece distintos niveles de significado: la subjetividad del personaje, objeto  que amplifica su canto y hasta, -tal como lo señala  Penelas en una entrevista con  Diego  Jemio- remita a la radio de la policía.

Lisandro Penelas supera exitosamente el desafío de cumplir la doble función de autor e intérprete. La acertada elección del título conduce a una ambigüedad movilizadora (¿el tipo es un tipo típico? ¿Los rasgos físicos, psicológicos y morales con los que dota a su personaje permiten que los receptores lo asocien de modo inmediato a un policía? Creo que el diseño de un personaje sólo en apariencia “plano” revela el oficio y el talento de buen dramaturgo:  la violencia que encarna presenta matices que lo diferencian de quienes ejercen esa profesión y, al mismo tiempo, le permite construir un tipo de policía absolutamente verosímil (una coreografía que integra lo plástico de la danza con la violencia de las artes marciales aporta una perfecta síntesis de la existencia de porosidades en los límites) La foto del programa de mano (María  Laura Tavacca fue la responsable de la fotografía y el diseño gráfico) refuerza la idea de duplicidad.

 Como autor construye un unipersonal, en el que   presenta la historia de  un tipo  no típico ( quién es, de dónde proviene,  qué fantasea, que hace para lograr lo que desea y qué obstáculos supera) que  precisamente por sus contradicciones  obliga a empatizar con sus debilidades y errores; pero también su texto trasciende la historia individual se  adentra en temas universales en el que afloran  lo sociológico, lo  filosófico y lo sicológico: la violencia, la soledad, la carga  de una sexualidad no resuelta, la necesidad de deconstruir patrones fijos  que afectan a ciertos términos como lo femenino y lo masculino, los mandatos familiares como lugar de anclaje, el peso  de una institución como la policial …

Brillante ejecutante de su instrumento [1], Penelas  con su cuerpo en acción transita las sutilezas y repliegues de las emociones, revela aquellas aristas de la violencia como disfraz del miedo. Captura al espectador que durante 50 minutos se aferra con la mirada, sus movimiento, sus palabras, sus gestos, su voz. Es el “cuerpo dilatado” y “cuerpo decidido” (E.  Barba); el cuerpo “comparable a una obra de arte” (M. Ponty) un nudo de significaciones vivientes que se resiste “al encarcelamiento de su significado” (J. Sánchez). A la diversidad vocal se le suman repeticiones de frases y movimientos, consciente del valor simbólico del número tres y del sentido y efecto de la reiteración, como elemento que subraya, y al mismo tiempo diferencia.

El músico y director ítalo-argentino, me hizo llegar un texto de Oliviero Toscani escrito en el 2020 sobre la creatividad en el mundo de hoy:

“…La creatividad es el excedente de energía, inteligencia y sensibilidad; es esa posibilidad que se encuentra entre el corazón y el cerebro (…) El que es creativo puede tocar hasta lo más obsceno, incluso la tragedia y convertir en una obra de arte”

Pienso que es pertinente aplicarlo a los autores de este espectáculo Lisandro Penelas y Ana Scannapieco, creadores de imágenes que “tengan sentido” y sirvan (sean útiles, como deseaba el personajes de la abuela del protagonista) en una  sociedad contaminada por la  banalidad, el cinismo y la hipocresía. La directora, sin duda, contribuyó a que el espectáculo soslayara estereotipos y evitara juicios que condicionarían al receptor, al tiempo que privilegió el íntimo contacto visual entre el actor y el público lo que intensificó la imagen de la profunda soledad del personaje.

 

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AÑO VI, n° 265

pzayaslima@gmail.com

 



[1] Según Cipriano  Argüello  Pitt, el actor es al mismo tiempo instrumento e instrumentista.