viernes, 16 de diciembre de 2022

MILENA E IRENE PERIODISTAS, DRAMA, HISTORIA Y FICCIÓN SEGÚN ARZOUMANIAN Y CARACCIOLO.

 

 A comienzos del siglo XV Christina de Pizán advertía que la historia “sudaba testosterona” y recordaba la necesidad de construir además de una “history una herstory”[1].

El espectáculo que hoy nos ocupa nos sumerge en una apasionante “herstory”. Tal como lo señalan sus autores, “Milena Jesenská murió en 1944 en el campo de concentración Ravensbrück, en Alemania.  Tenía 48 y había estado en cautiverio durante cinco años. Irene Polo se suicidó en 1942 en Buenos Aires.  Tenía 32 años y nunca pudo regresar a Barcelona.” Y enhebran las biografías singulares con los elementos contextuales más significativos: “la segunda guerra mundial, la guerra civil española, el periodismo, el amor, el sacrificio, las cuestiones de género y el suicidio”

El diseño sonoro de Mariano Abrate, la iluminación de Marcelo Cuervo, el vestuario de  María  Beatriz  Troia y la escenografía de Marcelo Valiente se focalizan en mostrar las similitudes que unen a estas  contestarías mujeres, interpretadas por las  actrices  Gabriela  González López y Luciana  Procaccini. El encuentro de ambas heroínas es ficcional, nunca se conocieron. Irene se enfrenta a fascismo, Milena, al nazismo. Sin embargo, es el “espacio atemporal” en el que se desenvuelven el que les otorga una tragicidad esencial, al actualizarse nuestro presente y nuestra historia.

El texto abre una serie de interrogantes que exceden el tema central: las coincidencias de las dos periodistas que se rebelaron contra el contexto sociopolítico de su tiempo.  Si bien de modo inmediato parece posible encuadrar la ora en las categorías “encuentro ficcional” y “problema de género”, recurrentes en nuestros escenarios en los últimos años, Ana Arzoumanian (autora) y Román Caracciolo (autor y director) y proyectan interrogantes a otros campos. Uno de ellos, la función del periodismo, ¿informar?, comunicar? (el periodista no puede  usar “palabras viejas” frente a hechos que son nuevo” -afirma el personaje de Irene), ¿funcionar como agente del cambio histórico? (o, como afirmaba un autor, cuyo nombre, desafortunadamente, no recuerdo, como “el borrador de la historia”).

Estas preguntas conducen a otras igualmente vigentes: cuál es el rol de la literatura y el teatro a partir del valor de las palabras, la relación de las palabras con la guerra y la muerte, cuál es el destino de los niños en las guerras organizadas por los adultos[2],  los problemas a la hora de traducir (para  Milena traducir es “velar las palabras y darles sepultura”).

El espectáculo, de acuerdo con la propuesta del texto, se focaliza en mostrar los vínculos entre las dos protagonistas. Un espacio rectangular, en cada extremo un hemiciclo; en dos gradas enfrentadas, los espectadores que son interpelados por los personajes; el vestuario (diseño y colores) que hermanan a las actrices que los encarnan, los dos prólogos en los que sus interrogantes y sus “visiones” coinciden y se complementan. Esto se refuerza en cada una de las secuencias que se suceden: para ambas “lo que se puede mostrar no se puede decir” (Segunda secuencia), sus reflexiones sobre  la guerra y el destino de los niños en ella (Tercera y  Cuarta secuencias), la utilización de metáforas para hablar  de la posibilidad del amor en ese contexto (Quinta secuencia).

En el epílogo, la conexión entre ambos personajes se consolida: ambas quedan “secas” como la YERMA lorquiana. Irene ya no tiene más palabras; Milena, de escribir, lo haría para la infinitud. (Proyección hacia atrás, la memoria; proyección hacia el futuro, la utopía). Ernest Bloch sostenía que  “el hambre se convierte  en fuerza productiva, en un siempre renovado estallido del combate de un mundo imperfecto”; podemos metafóricamente trasladar esta idea  a MILENA E IRENE:  los estragos de la guerra funcionan como fuerza productiva, cohesionan, otorgan fortaleza  y paradojalmente “lo que salva mata”.[3]

 El espectáculo dirigido por Román Caracciolo disuelve las fronteras de categorías como “teatro político, “teatro histórico”, “teatro social”, “teatro poético”, las vuelve porosas y las integra en un acontecimiento que coloca al hecho escénico en un lugar privilegiado para gozar del “placer del texto”.

 

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AÑO VI, n° 263

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[1] Laura Ventura, “El clamor feminista cambia la literatura”, LA NACIÓN REVISTA, del 4 al 10 de marzo de 2018, pp. 9-12

[2] Arzoumanian, autora de LA GUERRA ES UN VERBO, hace suya una frase armenia: “La muerte inconsciente es muerte. La muerte consciente, inmortalidad”

[3] Reportaje de Ignacio Hutin a Ana Arzoumanian , “La guerra es un  gran elemento de cohesión, un dador de sentido; la locura es total porque lo que salva, mata” (Infobae  15/08/22).

martes, 13 de diciembre de 2022

NUEVAS PROPUESTAS EN LA INVESTIGACIÓN SOBRE LAS ARTES DEL ESPECTÁCULO.

 El año 2022 se cierra con interesantes propuestas en el campo de la investigación en el área que corresponde a las artes del espectáculo, en variado formato: publicaciones, encuentros internacionales muestras de obras. Entre las seleccionadas se encuentran las referidas al sonido, al estudio del ritmo, y a la danza.

1.

Acaba de aparecer en versión digital el libro TEATROFONÍA. VOL. 1, LO SONORO COMO ARTE Y DISEÑO, de Mirko Mescia, quien reconoce que las 238 páginas y 76 imágenes que lo componen es producto de la colaboración de museos, galerías, compañías de teatro y diseñadores de los cinco continentes.  El cuidado con el diseño de la tapa y contratapa -acertada la elección del editor Daniel Wolkowicz, de la fotógrafa Alejandra López y la diseñadora Rebeca Ricosta-  revela las relaciones no siempre simétricas entre sonar y escuchar: “Sonar implica escuchar, pero escuchar, como imagen, no implica siempre sonar”, sostiene el autor. Dedicado a Mariana Elizalde, quien en su oportunidad lo había impulsado a la publicación de PUNTOS DE OÍDO: Entrevistas y conversaciones sobre música y sonidos con directores del teatro argentino (Bs. As., Corregidor, 2014, prólogo de J. J. Lemetre y R. Rudnitzky), incluye palabras introductorias de Marcelo Moncarz, que contribuyen a enriquecer este volumen y descubre la habilidad de  Mirko Mescia para   formular “muy buenas y bellas preguntas”  que invitan a que  cada uno formule las propias .

El libro busca generar en los receptores tres efectos principales:  cambiar la manera de escuchar, cómo prepararse (o no) para trabajar por encargo, y cómo tapar “los agujeros visuales con sonidos”. La organización del libro como totalidad es absolutamente diáfana y el contenido de los capítulos es conciso y pertinente. Desde el mismo título propone al lector considerar al Arte y el Diseño (al igual que a la Forma y Estructura, y a la Fantasía y Creatividad) como “dos caras de una misma moneda (…) Interesantes por separado. Poderosas cooperando”.  Con gran lucidez logra demostrar que “el silencio no existe y que los oídos están siempre abiertos”.

Como músico y director de teatro formado en la composición y los efectos sonoros en las distintas artes escénicas, en sus cursos investiga cómo el uso, no uso o abuso de los sonoro influye en dichas artes; y en conversaciones con heterogéneos receptores plantea interrogantes como ¿Escucho o me escucho? ¿Es posible modificar la tendencia que tenemos de leernos en lugar de “leer”?

Esta publicación, en la que la palabra y la imagen, los sonidos y los silencios se retroalimentan, revela una investigación sistemática, destreza a la hora de argumentar, coherencia en sus reflexiones, pero también “humor”, producto de la mirada del autor sobre los seres humanos/artistas, sobre su propia autoridad como creador, y el carácter de su imaginación poética.

2.

Desde hace más de una década el maestro y compositor Aníbal Zorrilla se ha consagrado a la investigación sobre el ritmo, publicando  el resultado de las mismas en publicaciones nacionales e internacionales, especialmente en  Francia. En 2020 publicó ESTÉTICA Y POLÍTICA DEL RITMO obra en la que reunía los trabajos presentados en la I CONFERENCIA INTERNACIONAL EL RITMO EN EL ARTE. Allí quedó comprobado que “el ritmo es un elemento central en la creación de sentido en el arte, y su configuración es tal que requiere un abordaje multi, inter y transdisciplinario”

Actualmente integra con el equipo que dirige el Comité Organizador de la II CONFERENCIA INTERNACIONAL EL RITMO EN EL ARTE en un intento de dar continuidad y   consolidar lo que él considera un campo de estudios emergente. La investigación sobre un tema que ofrece complejas   aristas puntos de acercamiento: “La diferencia de materiales, procedimientos y acontecimientos enmascara la semejanza de fenómenos rítmicos que son similares en distintas artes y ocultan su identidad o su homología.” La importancia de este encuentro a realizarse en la sede central de la Alianza Francesa de Buenos Aires el 11 y 12 de mayo de 2023 radica, ante todo, por su carácter presencial que implica un activo y eficaz intercambio interpersonal y todas las ideas que dan expuesta a una fructífera discusión. De hecho participan treinta colegas de lugares tan distintos como Francia, Portugal, India, Hawai, Estados Unidos, Inglaterra, Chile y de diversas universidades de la Argentina.

El Comité Científico integrado por calificados investigadores de Universidades Nacionales (UBA, UNA, Universidad Nacional de Córdoba, Universidad del Centro de la Provincia de Buenos Aires) y de la Universidad Nova de Lisboa garantizan el nivel de calidad de los trabajos. Quienes integran el Comité Organizador: Sylvia Edo, Belén Errendasoro, Salomé Lopes  Coehlo, Silvia  Pritz, María Concepción  Sudato, Susana Temperley y el citado  Aníbal  Zorrilla  proponen un amplio campo de análisis: ritmo y sentido, ritmo y lenguaje, ritmo y rítmica, ritmos y materialismo, ritmo y forma, ritmo y norma,  ritmo y sociedad,  ritmo e investigación basada en la práctica, ritmo y educación. Esto implica el desafío de instalar una agenda académica que incluya de modo permanente “múltiples configuraciones, entendimientos”, que trascienda, lo musical y artístico, y pueda enriquecerse con aquellas perspectivas científicas y filosóficas que surgieron a comienzos del siglo XX.


3.

Un Festival de Teatro, Música y Danza se suma a la celebración de los 30 años de la  Danza Integradora.

Con el apoyo de Iberescena entre el 25 de noviembre y el 4 de diciembre se está desarrollando de forma presencial y virtual en distintas sedes (Buenos Aires, Jalisco, México y Bogotá) el Festival internacional de Teatro y Tradiciones Nativo Americanas (FTTNA), en la que participan cuatro compañías internacionales invitadas y cinco compañías argentinas. Obras de teatro, montajes interdisciplinarios, espectáculos de narración, música y objetos, exposiciones de fotografía pintura y escultura integran este proyecto en el que las artes escénicas, las artes visual y músico-sonoras cuyo objetivo es- en palabras de sus organizadores “reforzar redes para ir desdibujando  barreras y así  contribuir al rescate, difusión y visibilización de parte del patrimonio  cultural intangible en  América Latina”,  lo que propicia “un reconocimiento de sí mismo a partir de la otredad y de la diversidad de la misma.

Un lugar especial lo ocupan espectáculos y debates sobre el tema de la negritud, que continúa siendo conflictivo en muchos lugares de América Latina, tanto en el campo socio-político como en el cultural y psicológico. NINI FARE AFRICA, RAÍZ DE ÉBANO Y MALAMBO, más allá de la calidad de sus coreografías y el talento de sus intérpretes ponen en evidencia que “no somos todos blancos” y no es posible seguir negando y/o silenciando la negritud. Los cuerpos de los intérpretes transmiten el mensaje identitario y revelan el cordón que fuertemente los conectan con sus orígenes africanos


La Asociación de Danza Integradora Argentina (ADIA) celebra con el Grupo Alma sus tres décadas de labor. El acto homenaje “Motorizando Utopias” y el espectáculo “El lugar donde Estamos”, respectivamente, muestran el camino a seguir en el que la teoría y la praxis, la pasión por arte y la responsabilidad de asumir compromiso conviven y se retroalimentan. Lo originariamente “utópico” se concreta en un tiempo y en un lugar en el espectáculo del Grupo Alma de Danza Integradora, primer grupo de danza inclusiva de argentina, formado por bailarines con y sin diversidad funcional fundado y dirigido por Susana González Gonzen 1997. A lo largo de   25 años este grupo de danza contemporánea pone en escena artistas en sillas de ruedas y otros sin limitaciones motrices. Logra así un doble efecto: por una parte, permite que unos superen y optimicen sus limitaciones, y por otra, desafía a creadores y receptores modifiquen sus percepciones originales sobre lo que implica ser un “cuerpo danzante”.


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AÑO VI, n° 262

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