¿Cómo comentar una experiencia estética profunda a
partir del análisis de un espectáculo?
Después de tantas críticas unánimes en lo laudatorio y
acertadas descripciones publicadas, creo que el sentido de estas líneas es
tratar de explicar y explicarme el porqué de un inmediato placer vivenciado
durante la representación y las reflexiones generadas de modo mediato. Tal vez
deban ser entendidas como otra forma del aplauso.
El diseño lumínico de Soledad Ianni resulta modélico
porque conforma una partitura cuyos patrones rítmicos subrayan el discurso
verbal, el corporal y el musical; no sólo ilumina espacios sino que los define
específicamente: externos, interiores, oníricos, citados, y resulta fundamental
a la hora de guiar la lectura de la trama y sus peripecia por parte del
espectador.
El vestuario de José Escobar, responsable también de la escenografía es fundamental no sólo
como diseño del espacio sino por su función narrativa. El sillón familiar,
espacio original de una abuela /tutora y en el que él reflexiona, el perchero
en el que va depositando las prendas de las que parcialmente se despoja, y que
lo definen y redefinen en distintas circunstancias, el micrófono que explicita
un espacio acústico nunca “neutro”, siempre “reverberante” (D. Deshays) y
ofrece distintos niveles de significado: la subjetividad del personaje, objeto que amplifica su canto y hasta, -tal como lo
señala Penelas en una entrevista con Diego
Jemio- remita a la radio de la policía.
Lisandro Penelas supera exitosamente el desafío de
cumplir la doble función de autor e intérprete. La acertada elección del título
conduce a una ambigüedad movilizadora (¿el tipo es un tipo típico? ¿Los rasgos
físicos, psicológicos y morales con los que dota a su personaje permiten que
los receptores lo asocien de modo inmediato a un policía? Creo que el diseño de
un personaje sólo en apariencia “plano” revela el oficio y el talento de buen
dramaturgo: la violencia que encarna
presenta matices que lo diferencian de quienes ejercen esa profesión y, al
mismo tiempo, le permite construir un tipo de policía absolutamente verosímil
(una coreografía que integra lo plástico de la danza con la violencia de las
artes marciales aporta una perfecta síntesis de la existencia de porosidades en
los límites) La foto del programa de mano (María Laura Tavacca fue la responsable de la
fotografía y el diseño gráfico) refuerza la idea de duplicidad.
Como autor
construye un unipersonal, en el que
presenta la historia de un
tipo no típico ( quién es, de dónde
proviene, qué fantasea, que hace para
lograr lo que desea y qué obstáculos supera) que precisamente por sus contradicciones obliga a empatizar con sus debilidades y
errores; pero también su texto trasciende la historia individual se adentra en temas universales en el que
afloran lo sociológico, lo filosófico y lo sicológico: la violencia, la
soledad, la carga de una sexualidad no
resuelta, la necesidad de deconstruir patrones fijos que afectan a ciertos términos como lo
femenino y lo masculino, los mandatos familiares como lugar de anclaje, el
peso de una institución como la policial
…
Brillante ejecutante de su instrumento [1], Penelas con su cuerpo en acción transita las sutilezas
y repliegues de las emociones, revela aquellas aristas de la violencia como
disfraz del miedo. Captura al espectador que durante 50 minutos se aferra con
la mirada, sus movimiento, sus palabras, sus gestos, su voz. Es el “cuerpo
dilatado” y “cuerpo decidido” (E.
Barba); el cuerpo “comparable a una obra de arte” (M. Ponty) un nudo de
significaciones vivientes que se resiste “al encarcelamiento de su significado”
(J. Sánchez). A la diversidad vocal se le suman repeticiones de frases y
movimientos, consciente del valor simbólico del número tres y del sentido y
efecto de la reiteración, como elemento que subraya, y al mismo tiempo
diferencia.
El músico y director ítalo-argentino, me hizo llegar
un texto de Oliviero Toscani escrito en el 2020 sobre la creatividad en el
mundo de hoy:
“…La creatividad es el excedente de energía,
inteligencia y sensibilidad; es esa posibilidad que se encuentra entre el
corazón y el cerebro (…) El que es creativo puede tocar hasta lo más obsceno,
incluso la tragedia y convertir en una obra de arte”
Pienso que es pertinente aplicarlo a los autores de
este espectáculo Lisandro Penelas y Ana Scannapieco, creadores de imágenes que
“tengan sentido” y sirvan (sean útiles, como deseaba el personajes de la abuela
del protagonista) en una sociedad
contaminada por la banalidad, el cinismo
y la hipocresía. La directora, sin duda, contribuyó a que el espectáculo
soslayara estereotipos y evitara juicios que condicionarían al receptor, al
tiempo que privilegió el íntimo contacto visual entre el actor y el público lo
que intensificó la imagen de la profunda soledad del personaje.
www.goenescena.blogspot.com.ar
AÑO VI, n° 265
pzayaslima@gmail.com
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