lunes, 13 de julio de 2020

EDIPO TRANSFIGURADO DE HERNÁN GENÉ. CUERPO, PALABRA Y ACCIÓN (II).

La otra obra de Gené que despertó mi interés fue EDIPO TRANSFIGURADO (UNA COMEDIA). Dicha transfiguración se verifica en distintos niveles. Ante todo, el título marca cambio de género (de tragedia a comedia); cambio en su estructura (en lugar de las unidades de tiempo y de lugar descriptas por Aristóteles, la obra transcurre en diferentes tiempos y espacios); el director a cargo de la representación no tiene que ajustarse a ningún código, ya que el autor, expresamente señala que prefiere dejarla “a discreción del director de escena” (acotación inicial); la caracteriza un marcado juego de intertextualidades, (ej. el corifeo citando algunas palabras de “El amenazado”, de Borges, o la presencia de la madre como fantasma que remite a las omnipresentes figuras en la filmografía de Woody Allen, de quien el autor toma su apellido para nombrar al sicoanalista); en un mismo plano que este personaje, la madre o Valerie, están Zeus, Tiresias y el Oráculo, quienes con otros personajes combinan distintos tipos de discursos, elevados, y coloquiales, médicos y poéticos. 

En nuestro teatro, el mito de Edipo ha tenido una especial resonancia[1], especialmente enfocado en el motivo del parricidio y a partir de los ´70 con la función de esclarecer aspectos conflictivos de nuestra historia o referirse a conflictos identitario; como cita legitimadora (UN ROSTRO ANTIGUO EN PAYCARABÍ, de Mario Alberto Podestá), como construcción paródica (EDIPO REY DE HUNGRÍA, de Juan Minujin y Marcelo Rodolfo Subioto), relación con acontecimientos de la historia argentina (PAISAJE DESPUÉS DE LA BATALLA, de Ariel Barchilón), la vinculación entre Sófocles y Kafka y entre mito y sicoanálisis (ZOOEDIPUS, de Ana Alvarado, Emilio García Whebi y Daniel Veronese). 

En Hernán Gené la función metamítica aparece asociada con lo lúdico, combina estilos, desestabiliza el canon se abandona la sacralidad propia del relato cultural, pero al mismo tiempo exhibe un alto grado de originalidad, pues su transfiguración de Edipo más que de una apropiación se trata más de lo que Barbara Cassin denomina “afloración”, “rozamiento”. Aquí no hay plaga, ni profecía, ni esfinge, ni asesinato de padre y casamiento con su madre. Y también se aparta de la difundida obra GREEK, de Steven Berkoff, cuyo título remitía al “estilo griego” y derivaba en una “love story[2]

Entre el Eddy del dramaturgo inglés y el Eddie Cleaver de Gené hay fundamentales diferencias. Y así se manifiesta en el apellido del protagonista. No tiene que lidiar con el poder y vive conforme con su módica fama como autor y resulta ser “inteligente” al escuchar a quienes lo aman, (su madre, Valerie) y a quienes saben (el sicoanalista, Tiresias). 

Del poema “El amenazado” que pertenece a EL ORO DE LOS TIGRES, Gené toma el siguiente fragmento: “Es el amor con sus mitologías, con sus pequeñas magias inútiles” y quien la pronuncia es el Corifeo al inicio de la obra. Pero también otras dos frases del poema contribuyen a entender al protagonista: la que lo inicia, “Es el amor. Tendré que ocultarme o que huir” (Eddie, desea refugiarse en una isla desierta), y la del final: “Me duele una mujer en todo el cuerpo” (como muestra del dolor que el protagonista enfrenta ante cada fracaso, la acotación marca “Sonido de corazón roto. Eddie muere una vez más”). 

Lo narrativo cumple un papel fundamental para entender que la causa de la desdicha radica en el mismo personaje (“él es su único enemigo” afirma el coro al comienzo de la obra), pero no por orgullo sino por su renuencia a ser feliz, y es el resto de los personajes –incluidos el coro y el corifeo- quienes contribuyen con sus palabras para que en el desenlace lo enmarañado se despliegue, se diluya y esclarezca. 

Hernán Gené, con gran generosidad, me describió el proceso de la obra (e-mail del 11 de julio de 2020): 

“Edipo transfigurado es el resultado de una propuesta editorial a varios autores contemporáneos de escribir una obra en base a alguna historia de la antigüedad clásica. Debía una obra corta, de unos 20 minutos de duración. Después de muchas vueltas, me volqué por Edipo Rey, pues es la que más conozco. Alrededor de 1993 o así, Horacio Roca, a quien sin duda debe conocer como actor, y yo nos propusimos escribir algo basado en la idea de Edipo Rey tomado como un policial en el que investiga el crimen es el mismo autor de él. La obra no llegó a concretarse, pero gracias a ese fallido intento de escribirá, estudiamos mucho la obra y sus recovecos. Fue una tarea sin duda enriquecedora que también fortaleció nuestra amistad. Después, como verá, me decanté por un obvio estilo wooodyallenesco para darle forma a EDIPO TRANSFIGURADO. Por desgracia, aquel libro nunca vio la luz, y mi Edipo quedó en un cajón hasta que el CELCIT lo publicó.” 
Es precisamente su profundo conocimiento de la obra clásica lo que le permite cruzar el texto fuente con la filmografía de Woody Allen, encontrando los puntos de contacto. Una obra que puede ser gozada por todo tipo de público porque más allá de su accesibilidad y aparente sencillez ofrece la posibilidad de descubrir otros estratos más profundos: las posibles respuestas del mito, el sicoanálisis, el mundo femenino, el dilema del hombre en las distintas etapas de su vida, la felicidad como destino, el sentido de la vida. 

Al final de su mensaje se refiere a su propia experiencia como autor y director: 

“Espero que sepa usted disculpar mis falencias como dramaturgo al uso (Lo llamo así a los dramaturgos que escriben obras separados del trabajo de los actores, el director, etc. y las entregan luego para su puesta en escena. Nunca hice esto, y esta es la primera vez. Siempre escribo porque necesito algo para montar, o porque alguien me lo pide, y el texto se construye a medida que los ensayos avanzan y no terminan de tener forma hasta que la obra se estrena." 

No hay falencias que señalar en su labor como “dramaturgo al uso”, sin duda porque su larga trayectoria como clown, actor, director y maestro de actores le permitió generar un texto de gran teatralidad que permite que potenciales actores y directores encuentren espacios posibles para su creatividad y tiene en cuenta, como los grandes dramaturgos, lo que Luis Puelles Romero denomina “el protagonismo productivo de la interpretación”.




www.goenescena.blogspot.com.ar

AÑO V, n° 228

pzayaslima@gmail.com




[1] Este tema lo desarrollé en EL UNIVERSO MÍTICO DE LOS ARGENTINOS EN ESCENA. Buenos Aires, Instituto Nacional de Teatro, 2010, Colección Estudios Teatrales. Tomo I.


[2] Pau Gilabert Barbero. En este punto resulta insoslayable la lectura del su artículo “Greek de Steven Berkoff (1980). La arriesgada conversión de Edipo Rey de Sófocles en una love story” (diposit.ub.edu/dsáce/bitstream/2445/63638/1/Berkoff%20cast.pdf) Este artículo ha sido también publicado en inglés y en catalán.

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