Este libro
reúne material inédito producido por
personalidades del quehacer artístico como Juan Carlos
Castagnino, Mané Bernardo, Germen Gelpi, MarioVanarelli y Antonio
Sassone, entre mucho otros, cuando eran estudiantes de la Escuela Superior de Bellas Artes
“Ernesto de la Cárcova”. Los artículos incluidos en esta compilación,
además de aportar reflexiones estimulantes, permiten una nueva aproximación al
conflictivo momento en el que fueron compuestos, al tiempo que completan la
mirada que la crítica realizara sobre los más variados productos artísticos y los posibles marcos teóricos
para encarar un análisis adecuado sobre ellos. Estas monografías son un claro
ejemplo de la “socialidad de los textos”, entendido esto en el sentido que le
otorga Régine Robin. En ellas quedan huellas de lo que entonces se pensaba sobre la función del arte, la relación entre arte
culto y arte popular o cómo se entendía la interrelación de las artes, o las
distintas respuestas acerca de la función del artista, y, en su conjunto,
revelan por dónde circulaba el discurso crítico, quiénes integraban el canon y
quiénes comenzaban a ser conocidos, cuáles eran los temas polémicos, y en
algunos escritos (por ejemplo, los
de Antonio Sassone) se verifica cómo, en
la mente de los artistas se había instalado el problema sobre la legitimidad de
una interrelación de las artes frente a la absoluta especificidad de cada una.
También en estas páginas se pueden encontrar la crítica impresionista
basada en la mirada individual de un
pintor que mira a otro (un ejemplo límite podría ser el extenso poema a Miguel Ángel compuesto por el citado Sassone el 28 de noviembre de 1935 y que puede
consultarse en el volumen correspondiente a dicho año); pero también una serie de reflexiones sobre la utilidad y
funciones de la crítica de arte, la
oposición entre humorismo y bufonada,
ironía y vulgaridad, la misión del artista y su vocación, el sentido del arte
moderno, y el peso de las “influencias”,
entre muchos otros temas.
Asimismo, estas monografías de presentación obligatoria
para la aprobación de la materia, reinstalan el debate sobre arte y moral a
partir de las ideas de Bergson y la
función social del arte polemizando con los textos de Croce, Smiles y Reinach. Se analiza a Kant, se discute
sobre la posibilidad de una crítica
objetiva o de la universalidad del arte y se comentan las ideas de Ortega y
Gasset. Abundan, asimismo, las reflexiones sobre el papel y la trascendencia
del cubismo; sobre la función de la línea, la forma, el color y la composición, basándose – para
estos temas- en textos franceses de autores como Francois Lehel y Jean de
Bosschere, entre otros. Los artistas coinciden, en general, en la fe en el
progreso, en la importancia del arte en la conformación de los pueblos y su
papel en el devenir de la historia y el progreso de las sociedades; resulta en
este sentido muy significativo la escritura con mayúscula de los vocablos Arte,
Cultura, Historia.
Los trabajos
seleccionados cubren ocho áreas: ARTISTAS NACIONALES, LA CRÍTICA. LAS EXPOSICIONES Y SALONES, ARTE NACIONAL, CINE Y TEATRO, ESCULTURA Y ARQUITECTURA,
PINTURA, OTROS TEMAS DE ESTÉTICA, y ARTE Y SOCIEDAD.
En el Capítulo I se tratan diversos temas
relacionados con la presencia y el valor de
los “artistas nacionales” y cuyos autores tendrán un significativo peso
en nuestro campo artístico. Tal es el caso de
Germen Gelpi para quién lo nacional debía constituir una instancia
insoslayable de reflexión. Resulta significativa la libertad que el profesor
Prins da a sus alumnos para que analicen y evalúen la producción de artistas
argentinos contemporáneos. En esos trabajos pueden leerse las opiniones sobre pintores,
escultores, orfebres como Figari, Fader, Fioravanti, Arce, Pellegrini, Pueyrredón, e Irurtia, entre otros.
El capítulo
II reúne distintas miradas sobre la crítica, desde las cualidades que debe
reunir quién la ejerce (Otero Lamas), el rol del artista como crítico (Sassone,
Bernardo), la sensibilidad, el buen sentido y el buen gusto (Bernardo,
Chizzolini D.) y la paradoja del artista que reniega de la crítica, pero él
mismo la ejerce sobre sus colegas (Chizzolini D); la crítica y su relación con la investigación y la mirada
histórica (Palomar). Debemos destacar
que en ese entonces, tema del gusto (el buen gusto, el gusto dominante, los árbitros del gusto) seguía vigente distintos campos
artísticos instalado como un tópico
habitual desde el siglo XVIII por el
ensayo XXII de Hume “Of the Standard of Taste”, y luego por el clásico texto de Shücking aparecido en Alemania en 1931
(posteriormente publicado en español en
1950 con el título El gusto literario).
La diversidad
de puntos de vista se pone de manifiesto, especialmente, en las monografías
reunidas en el Capítulo III. A lo largo
de la década del ´30 fue intensa, rica e indefinida la discusión acerca de la
nacionalidad y la concepción del ser nacional. La década del ´20, representada
por la afluencia inmigratoria, el movimiento demográfico interno y la puesta en
marcha de diversas instituciones orientadas a consolidar la historia (mitos
fundacionales) y los símbolos oficiales, no podía generar motivaciones
diferentes en la década posterior. El mundo del arte no iba a mantenerse al
margen de esta polémica.
De los extractos de la monografía
aquí mencionadas pueden reconocerse el interés en el binomio, a veces
presentados con una dinámica interior antagónica y otras veces como
complementaria, lo local y lo universal. Sin dudas, ponerse en contraste con el
otro es una buena estrategia para definirse uno, sin embargo en este capítulo
hemos visto diferentes posiciones. Nosotros, para los fines analíticos, hemos
definido tres posiciones conceptuales. Debemos aclarar que algunos artistas
pueden sostener más de una posición.
En una primera posición podemos
agrupar las aseveraciones de Tejeiro, Narbondo, La Rosa, Vidal, de la Plaza,
Fernández y Silva (1935). Estos artistas
sostienen, en términos generales, que lo nacional radica en el contenido de sus
obras, en presentar imágenes del mundo que rodea al artista, de las costumbres,
los ideales, sentimientos y pasiones de su pueblo, así como también las formas
y colores de su topografía. La historia de una nación se puede extraer
fácilmente de las obras de arte produce. Denuncia a los artistas que imitan las
obras del Viejo Continente de no permitir salirse de la academia y ver su
propia sociedad. Sin embargo, como ya mencionamos, sostienen que la técnica, en
gran medida producto de las escuelas y tendencias europeas, no alteran el
carácter nacional. El ser nacional, como la técnica, es concebido también como
una construcción entre la herencia europea y las experiencias en el terruño en
el encuentro entre diversas culturas (los autores usan el concepto de razas).
Sin embargo, dentro de este grupo de artistas se genera una polémica acerca de
los símbolos sobre los que se construye la nacionalidad. Unos consideran
artificial la construcción que se hace de la nacionalidad en torno la figura
del indio y el gaucho, mientras que otros consideran que estas figuras son las
que hay que recuperar del olvido, dado que éstas son las que representan lo
particularmente nuestro.
En una segunda
posición podemos agrupar las aseveraciones de Castagna, Gelpi, González y
Bruzzone, quienes sostienen, en términos generales, que el contenido de las
obras no define la nacionalidad y que es preciso desarrollar una técnica propia
para desarrollar un Arte Nacional. Naciones maduras han podido desarrollar un
Arte Nacional, mientras que las naciones jóvenes pretenden desarrollar una
técnica propia a la vez que no se animan a soltar la mano de Europa. Empero, no
desconocen la importancia de la producción local, sino que valoran como fundamentales
y con rasgos de particularidad (valor relevante para sobresalir dentro del
campo artístico estandarizado y monótono) a las obras producidas por los
artistas de este país, a la vez que celebran el florecimiento de espacio de
formación artística con docentes nacionales de gran prestigio internacional.
Las
aseveraciones de Silva (1932), Copello, Veroni, Palomar, Pastor coinciden en
negar la existencia de un Arte Nacional. Muchos de quienes adhieren a esta
tercera posición consideran que el arte nacional pudo haber existido en el
pasado, cuando los centros intelectuales y de producción artística eran más
reducidos y las comunicaciones e intercambios entre pueblos eran escasas. Hoy
la Argentina, como todas las naciones modernas, ha sufrido y sufre múltiples
contactos, asimilaciones e intercambios con otras culturas y han influido y se
ha dejado influir por diversas formas y manifestaciones estéticas. También hay
artistas que sostiene que el Arte Nacional no existe porque es Arte es
esencialmente Universal. El origen del artista, los motivos o el lenguaje de la
obra no definen la nacionalidad de la obra, sino su espíritu y éste es
universal. Es importante destacar que artista que sustentan esta tercera
posición parecieran desarrollar unas tempranas disquisiciones sobre la
globalización y sus efectos sobre las naciones cuando señalan que las fronteras
de lo nacional se diluyen frente a la expansión de una cultura y un arte
occidental, investido como Universal.
Para quienes
investigan hoy la interrelación de artes, los capítulos IV y V revisten
especial interés. El que se refiere al
cine y al teatro analiza el poder de las imágenes en los dibujos
animados (Veroni, Navarro Clark), la
importancia del ritmo en las producciones cinematográficas (Chiesa, Hidalgo),
las diferencias entre ambas artes y el papel de la escenografía (Vanarelli,
Gelpi) y el vestuario (Chiesa). En este
punto especial Mario vanarelli reflexiona sobre las relaciones conflictivas
pero enriquecedoras entre el teatro y ese séptimo arte que se impone
masivamente. En el V se relaciona escultura y arquitectura
/González Pondal), algunos trabajos plantean el camino de llegar por la forma a la idea (Sassone,
Narbondo), en otros se analizan obras
concretas (Gargiulo, Galloni), los monumentos y el espacio público
(Chizzolini), o se reflexiona sobre la
arquitectura en función de la vida
(Palomar, Alles Monasterio, Hidalgo, Arrigutti).
Uno de los
capítulos más extensos es el VI ya que un gran número de alumnos que se especializaron en Pintura optaron por
referirse, desde distintos ángulos, a esta manifestación artística: problemas
técnicos como el color, el dibujo los fenómenos ópticos y los motivos; temas
relacionados con la sicología del artista, en especial lo que implica ser un
pintor; y enfoques históricos que
analizan distintas corrientes y escuelas pictóricas, especialmente europeas.
Las
perspectivas de quienes pertenecen a la carrera de escenografía, de pintura y
de escultura confluyen en el Capítulo
VII para reflexionar sobre la relación entre el arte y la vida del pintor
(Gelpi, Chiesa), sobre la función del color y los fenómenos ópticos de interés pictórico
(Baldini,Bernardo, Labate), las principales corrientes pictóricas (Chizzolini D., Sassone, Castagna,
Martínez Ferrer, Baldini, Veroni), la
relación entre pintura escultura y
arquitectura (Bruzzone).
Las
monografías incluidas en el Capítulo VIII se
focalizan en distintos temas
relacionados con la estética: la esencia del arte ( Castagnino, Sassone,
Veroni), el papel de la técnica (Silva, Gelpi, Chiessa), la belleza y la forma
(Bernardo), la importancia del espíritu
en la producción de la obra de
arte (Martínez Ferrer) y en su
recepción (Bruzzone), la ética y la estética (Narbondo, Aschero), el artista
(Lammertyn, Pastor), el estilo (Ianantuoni). En casi ningún caso se plantea la
autonomía del ámbito estético y en tocos aparece o se alude, en mayor o menor
grado, a una descripción de la
experiencia del creador y/o del receptor, al tiempo que aparecen ecos de
interpretaciones filosóficas canónicas: el arte como mímesis el arte como
expresión o el arte como revelación metafísica. En muchos de estos trabajos se
abordan cuestiones que fueron caras a Platón como los límites entre el arte
y la experiencia, el arte y la ciencia y el arte y la naturaleza, como así
también el concepto de “regla”, que desde el Renacimiento adquiere otras dimensiones, varias problemáticas que siguen vigentes en
la investigación estética actual.
En esta década que estudiamos observamos la vigencia del
precepto del carácter de inutilidad, moral y práctica, del arte, dejando como
su única finalidad el goce y el deleite. El hecho artístico se mantiene
autónomo del hecho social o, al menos, accesorio y decorativo de la producción
social: los objetos pueden ser bellos, pero su utilidad radica únicamente en el
objeto, no es su carácter estético.No obstante, observamos que en simultáneo se desarrollan
con fuerza ideas que sostiene que existe una interrelación entre el arte y la
sociedad. Algunos de estos artistas sostienen que el arte se sirve de las
cuestiones materiales e inmateriales que pueden ser percibidas en el mundo que
lo rodea. Cada expresión artística es un discurso estetizado sobre el mundo, de
un tiempo y espacio específico. Sin embargo imagen del mundo capturada por el
artista es producto de una construcción colectiva, social, de la realidad. A la
vez, el arte permite una comprensión del mundo desde una sensibilidad única,
permitiéndonos también la posibilidad de transformarlo.
Sin embargo, mientras algunos señalan el valor pedagógico
del arte, otros se muestran preocupados por los ejercicios de manipulación
política que sufre ésta. A la vez, así como el arte puede ser concebido como la
expresión del pueblo canalizado en la producción del artista, también puede ser
herramienta política para adoctrinamiento de las masas. Los artistas que
sostienen esta última posición hacen un llamado de atención sobre como la
modernidad produce obras de arte y artistas en masa, de forma seriada,
produciendo el deterioro de la estilización y la potencia creativa.Estas
son ideas de gran importancia para la época y siguen, aún hoy, estando en el
centro de las discusiones sobre el arte, la estética y la comunicación social.
Consideramos
que esos trabajos son especialmente útiles a quienes desde el punto de vista
histórico desean comprender y analizar lo producido en la década del treinta en
el campo del arte y, puntualmente, de la escenografía. Por ello el libro
incluye una enumeración completa de los temas
que aparecen desarrollados en la totalidad de los volúmenes.
*Se pueden retirar, gratuitamente, ejemplares con carácter institucional. Escribir a la casilla santiago_zl@yahoo.com.ar